Un bronce de fe
Sara Sorribes y Cristina Bucsa derrotan a las checas Muchova y Noskova para colgarse la medalla. La quinta para un dobles femenino espa?ol en la historia.
Duras como el bronce. Sara Sorribes y Cristina Bucsa derrotaron a las checas Karolina Muchova y Linda Noskova por 6-2 y 6-2 en 1:14 para dar a Espa?a otra medalla y seguir con la tradici¨®n del dobles femenino, que ha aportado cinco a lo largo de la historia con Conchita Mart¨ªnez, Arantxa S¨¢nchez Vicario, Vivi Ruano y Anabel Medina como protagonistas. La decimoquinta para el tenis espa?ol en unos Juegos. El triunfo de la fe. De dos currantes. De dos tenistas que supieron borrar de su cabeza la decepci¨®n de una derrota clara en semifinales y siguieron creyendo en s¨ª mismas. Que entonaron el ¡®S¨ª se puede¡¯.
La castellonense (71? en singles y 27 a?os) y la c¨¢ntabra (60? y de 26) se plantaron ante dos buenas jugadoras de individuales. Muchova (30? y 27 a?os), finalista en Roland Garros 2023, y Linda Noskova (27? y 19), de vuelta en junio tras una operaci¨®n de mu?eca que la tuvo nueve meses parada, y que hac¨ªan su debut como d¨²o en los Juegos.
Tampoco ten¨ªan mucha experiencia previa juntas Sorribes y Bucsa. Pero la ¨²nica vez que se juntaron, en Madrid en mayo de este a?o, salieron campeonas. Un ¨¦xito que fue una carambola, pues se inscribieron 15 minutos antes del cierre ante la baja de la pareja habitual de Sara, la checa Marie Bouzkova. All¨ª descubrieron que hab¨ªa qu¨ªmica entre ellas.
Sara Sorribes, la tenista incansable, hab¨ªa hecho una apuesta generosa en Par¨ªs. Apuntada a los tres cuadros, se march¨® del individual en primera ronda entre l¨¢grimas despu¨¦s de haber tenido contra las cuerdas a Barbora Krejcikova, la campeona de Wimbledon. Sent¨ªa que hab¨ªa defraudado a los suyos, que hab¨ªan reservado hotel en Par¨ªs para venir a verla. En el mixto, con Marcel Granollers, tambi¨¦n se despidi¨® a la primera. Quedaba luchar en el dobles. Y ah¨ª no iba a fallar.
Activad¨ªsima, la castellonense, con mirada depredadora en la red, no dejaba de apretar el pu?o. Y Bucsa, como le hab¨ªa dicho la capitana Medina el d¨ªa anterior, llevaba listo un arsenal de globos para echar atr¨¢s a las checas y mantenerlas alejadas de la red. Un break en el primer juego sobre saque de Noskova anunci¨® el hambre de las espa?olas, que siguieron cargando sobre la m¨¢s joven, dispuestas a minarla. Pero Muchova tambi¨¦n fall¨®, y con una doble falta entreg¨® el 5-2. Ni una sola bola de break ofrecieron las espa?olas, enfocadas en el metal.
¡®S¨ª, s¨ª, s¨ª¡¯, se repet¨ªa Sorribes mientras asent¨ªa con la cabeza y segu¨ªa apretando los pu?os. No quer¨ªa m¨¢s decepciones. Quer¨ªa su medalla. Y la charanga de Roland Garros se arrancaba con el ¡®Bella ciao¡¯ contagiada por el esp¨ªritu guerrero de Sara, con una Bucsa a su lado m¨¢s pausada que no se sal¨ªa del guion: m¨¢s y m¨¢s globos. Lleg¨® el 3-0, pero tambi¨¦n una rotura sobre saque de Bucsa que supieron solucionar con otro para 5-3. Hasta la c¨¢ntabra hab¨ªa sacado el genio para enviar una bola al cuerpo de Muchova, devolvi¨¦ndole as¨ª un pelotazo previo. Quedaba que a Bucsa no le temblara el brazo con los saques m¨¢s importantes de su vida. Y lo logr¨® mientras Sara se echaba a llorar, por fin un gran d¨ªa. Su fe tiene una recompensa de bronce.