Merci beaucoup, Rafa
Djokovic elimina a Nadal en su 60? duelo, que fue desigual y quiz¨¢ el ¨²ltimo individual del espa?ol en Par¨ªs, que sac¨® su orgullo en el segundo set. Sigue vivo en el dobles.

Fue un Nadal-Djokovic en el que Djokovic fue Djokovic y Nadal no fue tan Nadal. Fue Roland Garros pero no era el Roland Garros en el que se encumbr¨® con 14 t¨ªtulos el espa?ol, que tiene una estatua frente a la puerta 1 donde la afici¨®n hace reverencias, porque aqu¨ª es Dios. Fue un Nadal-Djokovic que, probablemente, clausur¨® una ¨¦poca, que es posible que no se pueda ver m¨¢s y que finaliz¨® en 1h:43, con un 6-1 y 6-4 para el campe¨®n de 24 Grand Slams frente a otro que acumula 22. Un pulso desigual porque sus realidades son disparejas. Seguramente el ¨²ltimo individual que dispute el balear en su santuario.
Djokovic, que anim¨® a Rafa a comparecer ante Martin Fucsovics para danzar ¡°un ¨²ltimo baile¡± juntos, se apropi¨® de la pista para marcarse un concierto al viol¨ªn, Stradivarius en mano, como cuando hace el gui?o hacia su hija Tara celebrando las victorias. La Chatrier recibi¨® a su campe¨®n con v¨ªtores, con el rugido que s¨®lo ¨¦l provoca. Pero el serbio se encarg¨® de enfriar la caldera. Con Rafa vendado en su pierna derecha por problemas en el aductor, apuntado tambi¨¦n al cuadro de dobles cosa que no hizo Nole, el lobo balc¨¢nico sab¨ªa que deb¨ªa moverle. Pim, pam, pim, pam. Rev¨¦s cruzado. Voleas. Break para 2-0, juego en blanco inapelable, break para 4-0, otro en blanco. Y primer juego de Nadal, celebrado como un gol, con la esperanza de que desatara la revoluci¨®n y evitando un doloroso 6-0 que no hab¨ªa recibido nunca contra el serbio. Fue un 6-1 en 21 minutos.

Sobre la arcilla se ventilaba el duelo 60 entre ambos, el m¨¢s repetido de la historia (31-29 ahora para el serbio). Diez veces se hab¨ªan visto en Roland Garros, con ventaja de 8-2 para Nadal. Nole se presentaba como el ¨²nico tenista que le hab¨ªa ganado dos veces, de los cuatro partidos que hab¨ªa cedido el espa?ol (los otros ante Zverev el pasado mayo y Soderling en 2009). Ya lo hab¨ªa advertido Nadal: ¡°No s¨¦ al nivel al que podr¨¦ estar¡±. Y la tozuda realidad recordaba que ¨¦l ven¨ªa de perder la final de un ATP 250 contra el modesto Nuno Borges y Djokovic la de Wimbledon frente a Carlos Alcaraz. Una balanza desequilibrada.
Aun con eso, Nadal, sabiendo lo que se le pod¨ªa venir encima, no eludi¨® el reto y se present¨® generoso para intentar dar pelea. Y logr¨® en el segundo set, en un ejercicio de orgullo en el que sac¨® golpes marca de la casa. Alg¨²n drive paralelo que evoc¨® otros tiempos. Un aroma conocido. La tensi¨®n de hacer creer en la remontada porque tras ponerse 2-0 Djokovic, no se rindi¨® en un d¨ªa soleado y con 30?. Sus condiciones. Se vio 4-0 abajo y fue capaz de igualarlo. Tras hora y cuarto, se procur¨® la primera bola de break y el serbio se lo entreg¨® con una doble falta (4-2). Y volvi¨® a lograrlo para 4-4 tras un horrible remate de Nole, que vio que se met¨ªa en un l¨ªo y apret¨® el acelerador. Consigui¨® la rotura, sac¨® para ganar y no perdon¨®. El regusto, que iba a ser muy amargo, se qued¨® en agridulce.
Nadal se despide del cuadro individual de los Juegos. Pero no de Roland Garros, donde seguir¨¢ luchando por una medalla en dobles con Alcaraz mientras el serbio persigue el ¡®Career Golden Slam¡¯ que ¨¦l ya tiene (los cuatro grandes y el oro ol¨ªmpico). Un d¨ªa duro. Previsible pero al que no volvi¨® la cara el balear. Por eso, siempre, merci beaucoup, Rafa.