La tercera maravilla de Biles
La estadounidense logra el oro en salto, con su Biles II, y se cuelga el tercer oro en Par¨ªs tras el del concurso completo y por equipos.
Suena Neil Diamond y su ¡®Sweet Caroline¡¯ en el Bercy Arena de Par¨ªs. Y bien podr¨ªa cambiar a su dulce Carolina por ¡®Sweet Simone Biles¡¯. ¡®Los buenos tiempos nunca parecieron tan buenos, me inclin¨¦ a pensar que nunca lo ser¨ªan¡¯, canta el viejo Diamond para la nueva Biles. La que ha regresado del infierno que la atrap¨® en Tokio, donde los escrutadores ojos de todo el mundo que la se?alaban como invencible acabaron tumb¨¢ndola y haci¨¦ndola huir con ¡®s¨®lo¡¯ una plata (equipo) y un bronce (barra de equilibrios).
Biles consum¨® en el Bercy Arena la tercera maravilla de su paso por Par¨ªs. Tras el oro en la final por equipos y el del concurso individual, sumo el tercero en la final de salto (15.300), por delante de la maravillosa brasile?a Rebeca Andrade (14.966) y su compatriota Jade Carey (14.466). Ya tiene siete medallas de oro, una plata y dos bronces.
La gimnasta nacida en Ohio pero criada en Texas por sus abuelos porque su madre, alcoh¨®lica, no era capaz de cuidar de ella, ya no es la ni?a asustada que vivi¨® desde dentro el episodio de abusos sexuales del m¨¦dico-monstruo Larry Nassar en el Team USA. Ni la deportista con problemas mentales de Tokio, aunque cada ma?ana haga terapia porque las cicatrices est¨¢n ah¨ª. Es una mujer de 27 a?os, casada y feliz tras tomarse dos a?os sab¨¢ticos tras Tokio. Sonr¨ªe ella y sonr¨ªe el planeta.
La peque?a bomba (1,42 metros) sac¨® otra vez de su chistera el famoso Biles II: carrera, rondada impuls¨¢ndose en el trampol¨ªn para entrar al potro de espaldas y vuelo a dos metros del suelo recogiendo sus piernas para afrontar un doble mortal (dos giros) carpado. Esta vez, con un aterrizaje casi perfecto. Porque perfecto es pr¨¢cticamente imposible debido a la velocidad a la que gira. El delirio vali¨® 15.700. Su entrenador, Laurent Landi, abr¨ªa los brazos con un gesto de asombro. Y lleg¨® un segundo salto (un Cheng) de 14.900.
Rebeca Andrade, con siete hermanos y una madre soltera, llegaba dispuesta a darle guerra con su desparpajo y su nivelazo. Pero Biles es de otro planeta. La brasile?a estuvo magn¨ªfica (15.100 y 14.833), pero no bast¨® ante una Biles que vestida esta vez de rojo y con los miles de cristales de Swarovski reluciendo en su maillot, cegaba la vista. Y a¨²n le quedan el lunes las finales de barra (12:38) y suelo (14:23). El acabose.