Espa?a naufraga ante Croacia
La Selecci¨®n, que llegaba a cuartos de final con un pleno de victorias, y que hab¨ªa estado en las semifinales de todos los grandes torneos desde 2018, sufre la derrota m¨¢s dura de esta generaci¨®n.

La tarde en que la afici¨®n espa?ola invad¨ªa La D¨¦fense Arena, situando sus banderas donde durante una semana L¨¦on Marchand hab¨ªa maravillado al mundo, la Selecci¨®n masculina de waterpolo sufri¨® la derrota m¨¢s dura de esta generaci¨®n. Ante Croacia, la campeona del mundo en febrero, pero a la que Espa?a hab¨ªa derrotado en su casa en la final del Europeo, un mes antes. El invicto equipo de David Mart¨ªn, presente en las semifinales de todos los grandes torneos ininterrumpidamente desde 2018, se perder¨¢ unas por primera vez. Y nada menos que los Juegos Ol¨ªmpicos. El ¨²nico que en esta era se le resiste, y donde quer¨ªa vengar el cuarto puesto de Tokio 2020. En el que pretend¨ªa deshacer la maldici¨®n de los deportes de equipo desde aquel oro en el agua de Atlanta 1996. Dolor, tremendo dolor, mucho m¨¢s profundo que el de la piscina de La D¨¦fense.
Se llevaba la pelota Felipe Perrone, resoplando, al cierre de un primer cuarto que hab¨ªa arrancado con la arenga al resto del equipo por parte del cinco veces ol¨ªmpico y con una exclusi¨®n suya que aprovechaba Maro Jokovic para establecer, muy pronto, el 1-0. Fallaba ?lvaro Granados pero no as¨ª Jokovic para meter el segundo, cuando Espa?a no sab¨ªa a¨²n si estaba jugando en La D¨¦fense Arena o continuaba haci¨¦ndolo en el Centro Acu¨¢tico, sede de la primera fase.
Sin ideas, con una circulaci¨®n lenta y sin esa pizca de suerte siempre necesaria, lo mejor para la Selecci¨®n estaban siendo las paradas de Unai Aguirre a Loren Fatovic y Luka Bukic. Claro que, al otro lado, emerg¨ªa un tal Marko Bijac para hacerle la vida imposible a Miguel de Toro, Sergi Cabanas y todo el que se interpusiera en su camino. Hasta que, transcurridos ya casi 11 minutos de partido, desde lejos Granados vio al portero ligeramente escorado a su izquierda y al fin estren¨® el casillero espa?ol. Un 2-1 fugaz, ef¨ªmero, tanto como que en la jugada siguiente Konstantin Kharkov, que ya tardaba en intentarlo, fusilaba a Aguirre.

Parec¨ªa que se hab¨ªa descorchado la botella de los goles. Un trallazo de Bernat Sanahuja lo replicaba Marko Zuvela, en una diana que entr¨® tan justita que requiri¨® revisi¨®n en v¨ªdeo, y se a?adi¨® a la fiesta croata el hijo de Loren Fatovic, entrenador de un Barceloneta donde juega Aguirre, a quien endos¨® el quinto. Y el sexto era cosa de Ante Vukicevic. En realidad, la ¨²nica botella descorchada era la de los tantos croatas, porque la de Espa?a la manten¨ªa taponada, precintada y embalada un Bijac que lo deten¨ªa todo.
Tal era la magnitud de la tragedia que David Mart¨ªn ni siquiera se esper¨® a la media parte, cuando solo le quedaba un minuto, para pedir tiempo muerto. Para recomponer la situaci¨®n. Y lo vehiculaba dentro del agua Perrone, con un 6-3 que celebraba con l¨®gica rabia, pero que continuaba siendo espinoso a m¨¢s no poder.
Aparentemente decidido, menos paralizado y con Edu Lorrio en lugar de Aguirre en la meta, entr¨® el combinado espa?ol en el tercer periodo, iniciado con el gol de Granados, que de hecho convirti¨® con ese pel¨ªn de fortuna que se le hab¨ªa estado negando al equipo. Otro triste espejismo.
Fatovic aprovechaba una superioridad para situar de nuevo la distancia en tres goles. Se acercaba el punto de no retorno, como en los aviones, y ah¨ª hac¨ªa acto de presencia Alberto Mun¨¢rriz, uno de los mejores en la primera fase, para anotar el 7-5. Pero, en desventaja, es imposible remontar cuando cada uno de tus tiros se estrellan ante la pesadilla Bijac, mientras tu rival s¨ª va aprovechando sus ataques, como hizo Josip Vric.

Y, aun as¨ª, el milagro era posible. Porque esta Selecci¨®n, incluso en el m¨¢s funesto de los d¨ªas, nunca se rinde. Tres goles por abajo llegaba al ¨²ltimo cuarto, s¨ª. Pero recordando el escenario del Europeo de enero, en Zagreb, donde remont¨® un 8-10 adverso en ese definitivo parcial con aquel gol m¨¢gico de Granados. Esta vez era un 8-5 para Croacia. Y apareci¨® Mun¨¢rriz. 8-6. Tambi¨¦n Lorrio para frenar a Bukic. Granados, para estampar el bal¨®n en el poste. Y Sanahuja, materializando el 8-7.
¡°?S¨ª, se puede!¡±, gritaba La D¨¦fense Arena, convertida en una suerte de Palau Sant Jordi o Palacio de los Deportes. Y parec¨ªa que s¨ª, que se pod¨ªa. Porque, aunque Rino Buric volv¨ªa a congelar los ¨¢nimos, respond¨ªa r¨¢pidamente De Toro acortando de nuevo distancias. No hab¨ªa tiempo que perder. As¨ª lo vio Lorrio, que se la par¨® a Bukic. Pero nada pudo hacer, desde lejos, ante Kharkov, ese goleador incansable que acaso pon¨ªa la puntilla, con el 10-8 a falta de tres minutos seguido de un ataque ineficaz que acab¨® en robo de Bijac, uno de esos nombres perversos que permanecer¨¢n para siempre en el museo de los horrores de una Espa?a triste. Que lo hab¨ªa ganado todo. Pero que perdi¨® justo el d¨ªa en que por nada del mundo se lo pod¨ªa permitir.