Coubertin, el controvertido y verdadero ¡®se?or de los anillos¡¯
Es el padre de los Juegos modernos, que llegan a Par¨ªs por tercera vez. El ide¨®logo es una figura con aristas del que Par¨ªs 2024 no saca excesivo pecho.
Una placa en el n¨²mero 20 de la Rue Oudinot de Par¨ªs recuerda el lugar de residencia en su infancia y juventud, que se convirti¨® en 1894 en la primera sede permanente del COI, del Bar¨®n Pierre de Coubertin (Par¨ªs 1863-Ginebra 1937). El padre del olimpismo moderno, un visionario y controvertido personaje al que su pa¨ªs no ha dado un papel relevante en unos Juegos que aterrizan por tercera en la capital francesa. M¨¢s bien todo lo contrario. ?La raz¨®n? Fue una figura inspiradora, pero con ideas muy cuestionables como su creencia en la necesidad de regeneraci¨®n de la raza francesa mediante la reeducaci¨®n f¨ªsica y moral de las futuras ¨¦lites del pa¨ªs (una idea muy similar al pensamiento ario de los nazis con frases como ¡°la raza blanca es en esencia superior y las otras le deben lealtad¡±) y un profundo desprecio por la figura de la mujer (¡°?qu¨¦ inter¨¦s tendr¨ªa una peque?a olimpiada femenina al lado de la gran olimpiada masculina? Nada pr¨¢ctica, sin inter¨¦s, nada est¨¦tica y a¨²n m¨¢s: incorrecta... En nuestra concepci¨®n, debemos seguir buscando la exaltaci¨®n solemne y peri¨®dica del atletismo masculino... con el aplauso femenino como premio¡±).
¡°Con el paso del tiempo, Coubertin ha pasado de ser un h¨¦roe para Francia a ser un personaje algo denostado¡±, asegura a AS Marie, voluntaria en los Juegos y trabajadora estatal en su d¨ªa a d¨ªa. El impulsor de los Juegos Ol¨ªmpicos proced¨ªa de una familia noble y se educ¨® en la escuela jesuita de la calle Madrid, en Par¨ªs, antes de seguir una carrera militar en la academia de Saint Cyr, fundada por Napole¨®n Bonaparte. Se interes¨® por el deporte dedic¨® largos a?os al estudio, concentr¨¢ndose en pedagog¨ªa y la historia adem¨¢s de cursar la licenciatura de Derecho y Asuntos P¨²blicos en el Instituto de Estudios Pol¨ªticos de la capital francesa. Fue precisamente en aquellas aulas de contenido jur¨ªdico donde encontr¨® una pasi¨®n que le acompa?ar¨ªa toda la vida, dotar al deporte de un sustento legal y un programa propio de ense?anza. As¨ª, impuls¨® la creaci¨®n de sociedades atl¨¦ticas en los institutos de Francia, fund¨® la revista Revue Athl¨¦tique y negoci¨® con el Estado para que el deporte formara parte de las prioridades nacionales en materia de educaci¨®n.
Coubertin es clave en el deporte actual y suya tambi¨¦n es la creaci¨®n, en 1913, de uno de los s¨ªmbolos m¨¢s ic¨®nicos y reconocibles de la historia, como ¨¦l mismo se?al¨® al presentarlo: ¡°Cinco anillos entrelazados regularmente cuyos colores diferentes (azul, amarillo, negro, verde y rojo destacan sobre el fondo blanco del papel). Adem¨¢s, los seis colores as¨ª combinados reproducen los de todas las naciones sin excepci¨®n: azul y amarillo de Suecia; azul y blanco de griegos, franceses, ingleses, americanos, alemanes, belgas, italianos, h¨²ngaros; amarillos y rojos de Espa?a coexisten con las innovaciones brasile?as o australianas, con el viejo Jap¨®n y la joven China¡±. El ¡®Se?or de los anillos¡¯, esa especie de analog¨ªa con Gollum y Smeagolo, el Dr. Jekill & Hide en ideas contrapuestas, muri¨® arruinado por los gastos de su representaci¨®n ol¨ªmpica y por las graves enfermedades de sus dos hijos, cuando paseaba por un parque de Ginebra, el 2 de septiembre de 1937.
¡°Lo importante no es ganar, sino participar¡±, es una famos¨ªsima frase que se le atribuye... aunque realmente la tom¨® prestada de un obispo anglicano de Pensilvania. Tampoco le pertenece la autor¨ªa del: ¡®Citius, altius, fortius¡¯ (m¨¢s r¨¢pido, m¨¢s alto, m¨¢s fuerte). Coubertin lo pronunci¨® en la inauguraci¨®n de los primeros Juegos de Atenas 1896, pero fue creaci¨®n del dominico franc¨¦s Henri Didon. Par¨ªs, la ciudad que le vio nacer, acoge sus terceros Juegos Ol¨ªmpicos 87 a?os despu¨¦s del fallecimiento de este personaje parad¨®jico que dej¨® un sorprendente testamento: pidi¨® que su cuerpo fuera enterrado en Lausana (Suiza), pero que su coraz¨®n fuera llevado a Olimpia para reposar en el sitio de los Juegos de la Antig¨¹edad.
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