Vini-Courtois, en modo Wembley

Si el plan era encerar el equipo, el ensayo de Ancelotti fue un ¨¦xito, aunque conviene relativizarlo todo: el Alav¨¦s, que ha probado que se puede sobrevivir en Primera con poco dinero y poco bal¨®n, no fue el equipo fiero que durante el a?o pele¨® por la salvaci¨®n y compareci¨® con menos titulares de los esperados. En cualquier caso, el Madrid prob¨® que se puede jugar bien sin jugarse nada y sac¨® algunas conclusiones reconfortantes: Vinicius llega a Wembley en m¨¢ximos, Bellingham se ha recompuesto, los automatismos no han dejado de funcionar, G¨¹ler sigue a tiro limpio, Militao pinta mejor, no hubo que lamentar heridos (parece leve el rasponazo de Carvajal por entrada de Duarte) y, lo mejor, Courtois hizo diez paradas y esta vez le exigieron de verdad. Y as¨ª, feliz y esperando una final, el Madrid cabalga sin oposici¨®n hacia los 99 puntos, casi el techo hist¨®rico del campeonato.

Madrid y Alav¨¦s viven de las rentas, algo que conforta, pero no emociona. As¨ª que el p¨²blico busc¨® entretenimientos alternativos. Le ech¨® un vistazo a Rafa Mar¨ªn, el canterano que viene; recomend¨®, por sentimentalismo y por convicci¨®n, la renovaci¨®n de Nacho y Kroos y el Bal¨®n de Oro para Vinicius, celebr¨® las paradas de Courtois y curiose¨® a Hagi hijo. A los siete minutos intent¨® un gol desde el centro del campo. Se qued¨® muy lejos del ¨¦xito que tuvo su padre hace 22 a?os en un partido ante Osasuna desde la misma distancia. Gica no le ha dejado a Ianis su zurda en herencia.

En el Madrid, en ese proceso de intermitencia calculada, Ancelotti puso esta vez a los titulares. Coincidi¨® con la ofrenda de la Liga al Bernab¨¦u y eso dio lustre a la cita, pero el once no estaba pensado para ello. Todo en el Madrid, incluidas algunas renovaciones, gira en torno a Wembley. Solo hay un plan: que el equipo llegue a la cita en su punto exacto de cocci¨®n, ni crudo ni pasado, y si es posible, con Courtois y Militao, de nuevo titulares. Lunin y Nacho, los aspirantes, ser¨¢n condecorados por sus haza?as, pero Ancelotti no se bajar¨¢ nunca de sus leales.

El partido, pues, sirvi¨® para avivar a los titulares y poco m¨¢s. Estos encuentros son toreo de sal¨®n. Londres depara otro rival, otra presi¨®n y otro premio. Valen como diagnosis, pero deciden poco: el once de la final est¨¢ escrito en piedra.

Bellingham, sin querer

Una buena salida del Alav¨¦s, resumida en el disparo a la aventura de Hagi y en otro remate sin ¨¢ngulo de Samu, nueve con cuerpo de campe¨®n mundial de los pesados, se vio interrumpida por esa propensi¨®n del Madrid de marcar antes de preguntar. El gol retrat¨® bien la temporada: Kroos meti¨® un bal¨®n en alm¨ªbar al segundo palo y, en acrobacia a¨¦rea, Bellingham lo bombe¨® a la red junto al poste contrario. La intenci¨®n, probablemente, era regalarle el gol a Carvajal, que acud¨ªa con la puntilla, pero el ingl¨¦s vive un a?o en que acaba dentro hasta lo que no intenta.

A partir de ah¨ª el Madrid entr¨® en modo campe¨®n. Se qued¨® la pelota (no es el Alav¨¦s muy de discutirla), la movi¨® con gracia ante un adversario amable en las marcas y, a ratos, dio rienda suelta a la imaginaci¨®n, especialmente por parte de Vinicius, que no sabe descansar. De hecho, parece incapaz de distinguir el tama?o de los partidos, todos le parecen de m¨¢ximo inter¨¦s. Divirtieron sus arrancadas desde la izquierda, pero su primer gol lleg¨® en el ¨¢rea peque?a, en cesi¨®n perfecta de Camavinga, otro que se ve en Wembley. Fue un remate a un toque, de oportunidad, gan¨¢ndole un metro al defensa retras¨¢ndose en el momento del env¨ªo. Un gol robado a Joselu, en definitiva.

El Alav¨¦s, conseguido el notable en la Liga, ven¨ªa a disfrutar, pero se ve¨ªa sometido al tormento de la precisi¨®n de Kroos, la constante actividad de Camavinga y Valverde, la velocidad de Rodrygo y Vinicius y el todocampismo de Bellingham, que ya se huele que la pr¨®xima campa?a su sitio estar¨¢ m¨¢s atr¨¢s. Vino para eso, pero las urgencias han retrasado un a?o la asunci¨®n del papel de interior. Result¨® una excepci¨®n en ese manto blanco que cubr¨ªa el partido otro remate de Hagi, este mejor orientado, detenido por Courtois. Poco m¨¢s tarde y desde m¨¢s cerca, estuvo m¨¢s certero Valverde para ca?onear sin mucho ¨¢ngulo a Owono por su palo, siempre un agravante para el portero.

G¨¹ler repite

El 3-0 invitaba a una segunda mitad de ba?o y masaje, pero amaneci¨® con dos entradas feas, de Duarte y Vinicius. Ese exceso de combatividad era un peligro a evitar por el Madrid. Pero pronto llegaron mejores noticias: Courtois detuvo dos remates con p¨®lvora de Samu y Hagi. Especialmente meritorio el segundo, buscando el contrapi¨¦ y a ras de suelo. Ah¨ª radica una de las grandes virtudes del belga: la rapidez en tomar tierra desde casi dos metros de altura.

El Madrid jugaba casi para la galer¨ªa. Y lo celebraba el Bernab¨¦u: cant¨® como un gol un regate de Bellingham en una cuartilla al que Carvajal no dio buen fin. Luego repiti¨® tanto Vinicius, tambi¨¦n en maniobra de nueve, que qui¨¦n sabe por d¨®nde vendr¨¢ el futuro. Para completar el cat¨¢logo, Ancelotti le dio media hora a Arda G¨¹ler, al que pretende instruir como centrocampista puro porque por ah¨ª tiene m¨¢s posibilidades, pero de momento ¨¦l se reivindica como francotirador: marc¨® por tercer partido consecutivo. Es el ¨²ltimo confeti de esta fiesta.

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