REAL SOCIEDAD | EN SU LIBRO 'SUBCAMPE?N'
¡®Subcampe¨®n¡¯: ca¨ªda y remontada de un futbolista al que la presi¨®n llev¨® al l¨ªmite
Gurrutxaga cuenta en su libro el trastorno que padeci¨® en la Real: pide perd¨®n por desear no ganar la Liga y a Xabi Alonso por insultarle cuando le tir¨® una camiseta por temer que estuviera ¡°llena de bacterias¡±.
Cuando la Real Sociedad se jugaba el t¨ªtulo de Liga en el pen¨²ltimo partido de la campa?a 2002-2003, uno de sus jugadores, Zuhaitz Gurrutxaga, deseaba la derrota del equipo de sus sue?os. El exfutbolista lo desvela en el libro Subcampe¨®n, en el que cuenta c¨®mo la presi¨®n y una enfermedad mental no diagnosticada lo llevaron al l¨ªmite. Es una revelaci¨®n a bocajarro, en las primeras l¨ªneas del libro que ha llegado ya a las librer¨ªas y que el exdeportista guipuzcoano ha coescrito junto al periodista donostiarra Ander Izagirre. Hace unos d¨ªas, en declaraciones a El Diario Vasco, desgranaba su sentimiento: ¡°No quer¨ªa ganar la Liga; me daba p¨¢nico que fuera feliz todo el mundo menos yo¡±.
A partir de ah¨ª, y a lo largo de las 360 p¨¢ginas de Subcampe¨®n, Gurrutxaga (Elgoibar, 1980) relata la historia de su vida. La incorporaci¨®n al equipo infantil de la Real Sociedad, con 13 a?os, fue el comienzo de una curva que lo alz¨® a la Primera Divisi¨®n para iniciar luego la ca¨ªda hacia equipos cada vez de menor categor¨ªa mientras los episodios depresivos y de ansiedad iban abri¨¦ndose camino.
Finalmente, le diagnosticaron un trastorno obsesivo compulsivo (TOC) que ¡°a¨²n colea¡± y que se manifest¨® en casi todas sus formas; cerraba y abr¨ªa la puerta de su casa varias veces, colocaba su calzado en simetr¨ªa perfecta, se lavaba continuamente las manos, empleaba medio bote de gel en una sola ducha y rehu¨ªa el contacto f¨ªsico con otras personas por miedo a que le pasaran todos los virus posibles.
El humor como contrapeso
Pero hasta ¡°en los perores momentos¡± mantuvo el sentido del humor y esa fue una gran ayuda. A?os despu¨¦s, acab¨® subi¨¦ndose a un escenario como monologuista contando su experiencia en la Real Sociedad, recorriendo campos de f¨²tbol donde lo primero que aprendi¨® es que los insultos se oyen ¡°con absoluta nitidez¡±.
¡°Es incre¨ªble que un se?or est¨¦ a diez metros llamando de todo al ¨¢rbitro, al futbolista, al rival, de todo. Un se?or o una se?ora que saldr¨¢n fuera y ser¨¢n t¨ªmidos, pero ah¨ª dentro como que vale todo¡±, comenta Zuhaitz Gurratxaga.
Junto a ¨¦l se encuentra Ander Izagirre, autor de m¨¢s de una decena de libros y ganador de numerosos premios. Explica que cuando Gurrutxaga le propuso el proyecto y le habl¨® de su vida durante tres horas en un bar de San Sebasti¨¢n, lleg¨® a su casa ¡°convencid¨ªsimo de que era un histori¨®n¡± al que iba a dar prioridad.
Izagirre reescribi¨® los textos del exfutbolista y lo hizo en el "tono desenfadado" con el que el exdefensa de la Real se expresa, algo que para el periodista donostiarra era "clave" porque el libro est¨¢ narrado en primera persona.
Insultos a Xabi Alonso y miedos irracionales
¡°En el mon¨®logo solo hablo de los a?os que jugu¨¦ en la Real. Aqu¨ª ya nos vamos hasta la infancia y al despu¨¦s. Ten¨ªa ganas de contar algunas cosas, pero necesitaba un peque?o empuj¨®n y estoy supercontento de que Ander me animara¡±, se?ala el exfutbolista, que relata en el libro c¨®mo su enfermedad le condicion¨® en muchos aspectos de su vida, incluidas sus relaciones sexuales.
Nunca hab¨ªa contado tampoco de qu¨¦ manera sus ¡°miedos irracionales¡± le llevaron a desear que su equipo no ganara la Liga cuando la ten¨ªa al alcance de la mano, despu¨¦s de una campa?a de victorias en la que cada triunfo aumentaba su ¡°sufrimiento¡±.
En Subcampe¨®n pide perd¨®n a los seguidores realistas. ¡°Cualquier aficionado que lea esto dir¨¢ ?y no quer¨ªas ganar con lo que cobrabas? Casi en el segundo p¨¢rrafo soltamos eso y ten¨ªa que disculparme cuatro veces¡±, remarca.
Para Izagirre, "cualquier persona con un m¨ªnimo de empat¨ªa" entender¨¢ lo que le suced¨ªa. "Precisamente esas peticiones de disculpas deber¨ªan hacer pensar sobre la presi¨®n, la desmesura que se ejerce sobre los futbolistas, sobre la seriedad que le damos a un juego como el f¨²tbol. Esas disculpas deber¨ªan tener un efecto boomerang", destaca.
Zuhaitz Gurrutxaga pide perd¨®n a muchas otras personas, entre ellas a Xabi Alonso, al que insult¨® cuando, en broma, le arroj¨® una camiseta en los vestuarios porque le aterraba que estuviera poblada de bacterias. Y de una manera especial lo hace por su silencio p¨²blico, del que se averg¨¹enza, cuando ETA mat¨® en Azpeitia al suegro de su hermana, el empresario Inaxio Uria.
"Es uno de los temas m¨¢s sensibles y Ander me ha apoyado para contarlo, sobre todo por mi familia. Nunca me han pedido ni exigido nada porque saben y sab¨ªan que mi apoyo privado lo ten¨ªan. Pero me he quitado un peso de encima y estoy muy contento", afirma.
En paz con el f¨²tbol
El exjugador de la Real Sociedad, que milit¨® en el Algeciras, el Rayo Vallecano, el Lemona, el Zamora, el Real Uni¨®n de Irun y, por ¨²ltimo, el Beasain, donde su sueldo era de 500 euros, ha sido presentador de televisi¨®n en ETB, ha hecho teatro y ha encontrado en el p¨²blico que acude a escuchar sus mon¨®logos la tranquilidad que no le daban las gradas a rebosar.
De unos clubes sali¨® mejor parado que de otros. A algunas de esas ciudades o barrios, como el caso del madrile?o de Vallecas, tiene pensado viajar para presentar Subcampe¨®n, un libro tan divertido como dram¨¢tico en el que el humor ¡°es una cosa muy seria¡±, advierte Izagirre.
Su protagonista, que pas¨® de amar el f¨²tbol a odiarlo, ahora est¨¢ ya ¡°en paz¡± y, aunque no lo sigue, puede ver ¡°un partido bueno cuando antes lo evitaba¡±. Cuenta adem¨¢s con el apoyo de la Real Sociedad y est¨¢ en conversaciones con su fundaci¨®n para preparar ¡°algo para chavales¡±. Podr¨ªa ser la adaptaci¨®n de un mon¨®logo.
¡°Los j¨®venes lo tienen cada vez m¨¢s dif¨ªcil. Si nosotros ten¨ªamos presi¨®n, ahora con las redes sociales, uf, me asusta solo pensar en c¨®mo lo pueden llevar. Necesitar¨¢n apoyo, incluso m¨¢s que antes¡±, advierte.
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