S¨ªntomas de apat¨ªa liguera
La primera jornada de LaLiga ha terminado con el Celta col¨ªder, lo que para los aficionados celti?as se siente casi como una elaborada estafa de phishing online: hemos recibido el mensaje de un premio que nunca vamos a poder recoger. La tabla de clasificaci¨®n no tardar¨¢ en reordenarse siguiendo la l¨®gica habitual y tomando el rumbo previsto. De hecho, la temporada pasada se pareci¨® a una de esas atracciones de feria para ni?os en las que navegas a trav¨¦s de un estrecho carril de agua: calma, monoton¨ªa, sopor, estancamiento. No hubo giros dram¨¢ticos ni intriga, ni siquiera un sobresalto desestabilizador, solo algo de ruido de fondo.
La pretemporada ha continuado con esa tendencia tediosa, anestesiada tambi¨¦n informativamente por los fastos de la Eurocopa y los Juegos Ol¨ªmpicos -salvo alg¨²n fichaje puntual, Mbapp¨¦ aparte-. Estamos en tal punto de nader¨ªa en el que casi que hasta celebramos con ilusi¨®n cada nueva inscripci¨®n de un jugador de nuestro equipo. A falta de fichajes (los ha hecho todos el Chelsea probablemente), buenas son las inscripciones.
Pero lo cierto es que hace a?os hab¨ªa un grupo importante de clubes en concurso de acreedores que no pod¨ªan ni permitirse pagar las n¨®minas a sus jugadores. Nos acostumbramos a una fantas¨ªa pomposa, a un decorado de pladur. Y tambi¨¦n es cierto que, a cambio de la estrechez econ¨®mica, las canteras de bastantes equipos est¨¢n en plena ebullici¨®n, ofreciendo oportunidades a jugadores que antes nunca llegaban.
Que se capitalice el talento de las canteras es una buen¨ªsima noticia para cualquier liga, el problema es que todos sabemos d¨®nde terminan normalmente esos canteranos pasadas un par de temporadas: rumbo al aeropuerto de Gatwick o incluso ya rumbo al aeropuerto Internacional Rey Khalid. ?Vamos camino de convertirnos en una liga vendedora, m¨¢s que vencedora? ?O simplemente estamos en un momento de necesaria, aunque prolongada, transici¨®n?