De cabeza a por Mbapp¨¦

Va por Quincoces, Zarra, Arconada, Quini, Camacho, Zubizarreta, Butrague?o, Joaqu¨ªn, Busquets... Por ellos y por todos aquellos que en su d¨ªa buscaron ganar al anfitri¨®n de un Mundial o una Eurocopa y no lo consiguieron. Prueba superada. Espa?a tumb¨® a Alemania en Stuttgart en un partido que se complic¨® sobremanera con un gol de Wirtz en el 89¡ä y se gan¨® con uno de Merino en el 119¡ä. Infartos as¨ª se agradecen sea viernes o festivo. Espa?a est¨¢ en semifinales, donde aguarda la Francia de Mbapp¨¦. Una batalla que ya provoca agujetas.

Un minuto da para mucho, incluso el primero de un partido. En un minuto puede surgir la primera ocasi¨®n de gol y el primer rifirrafe. Un pase al centro del ¨¢rea fue controlado por Morata, quien cedi¨® a la frontal para que Pedri probara por primera vez a Neuer. Remate flojito, necesita mejorar, como dec¨ªan a los estudiantes hace unos a?os. El roce lo protagonizaron Cucurella (quien recibi¨®) y San¨¦ (quien propin¨®), sin m¨¢s saldo que el ¡°jueguen¡± que orden¨® el ¨¢rbitro.

Un colegiado que pronto se iba a dejar notar, en el minuto 3 sin ir m¨¢s lejos: falta clara de Kroos a Pedri que mereci¨® la amarilla. Anthony Taylor decidi¨® no sancionar. ?Resultado de ese arbitraje brit¨¢nico mal entendido? Pues que en el minuto 7 Pedri tuvo que ser sustituido por lesi¨®n, incapaz de dar dos pasos sin cojear. Fue Olmo su relevo, un gui?o envenenado al debate en el que transcurrieron las horas previas al cuarto de final. Taylor, mientras, tampoco sancionaba un pisot¨®n a Lamine, aunque s¨ª otra entrada de R¨¹diger a Olmo (13¡ä) que, esta vez s¨ª, llev¨® consigo la cartulina. El partido, dicho llanamente, ven¨ªa de nalgas.

Alemania reacciona

El primer cuarto de hora apenas tuvo un respiro. Espa?a llegaba al ¨¢rea rival y lo hac¨ªa no solo con Lamine y Nico sino con la segunda l¨ªnea, encabezada por Fabi¨¢n y Olmo. Pero de repente, todo ese oleaje baj¨®. Kroos cambiaba de lado, de su querida izquierda a la derecha, para buscar bal¨®n mientras Alemania se volcaba por la banda de ese lateral ficticio llamado Kimmich. Era el momento de apretar los dientes, ya que el due?o de la pelota vest¨ªa de blanco. Lo hizo La Roja, que de nuevo tuvo un ataque de inspiraci¨®n, a¨²n sin fruto, antes de llegar al descanso con el 0-0 y la sensaci¨®n de partido duro, cerebral, de ahorro de riesgos como si fuera una hipoteca.

Nagelsmann rebobin¨® y volvi¨® a su once tipo con la entrada de Andrich y Wirtz por Can y San¨¦. Nacho, mientras, supl¨ªa a Le Normand, que ten¨ªa amarilla. Pero el truco de magia no le dio resultado a la Mannschaft, que fue v¨ªctima de su despiste cr¨®nico a la hora de defender la frontal del ¨¢rea. En el 51¡ä, ataque central de La Roja en el que Morata abre a la derecha para que Lamine haga lo que pocos con 16 a?os saben hacer: controlar, templar y levantar la cabeza. Su pase atr¨¢s fue sutilmente rematado a la red por Olmo, que sumaba de ese modo su d¨¦cimo gol con Espa?a.

Fue un gol pero mucho m¨¢s que eso, porque el del Leipzig se ech¨® al equipo sobre sus hombros, tocando cuando correspond¨ªa hacerlo, viendo huecos que nadie ve, forzando incluso la amarilla a Kroos cuando Alemania viv¨ªa de las urgencias (minuto 68). Y de Olmo se contagiaron todos, con Rodrigo y Fabi¨¢n en la tarea de dormir el partido, Carvajal taponando un peligroso remate de Havertz, Unai despejando un disparo lejano de Andrich. De nuevo tocaba apretar los dientes ante una Alemania que jugaba como siempre lo hizo Alemania, recurriendo al bal¨®n al ¨¢rea y el remate del nueve, que en esos momentos era F¨¹llkrug.

Pero Alemania no se rinde nunca y trat¨® de aprovechar las oportunidades que ella creaba y las que le regalaba La Roja, una especialmente clara en la que Unai err¨® al sacar de puerta. Afortunadamente, Havertz, que recibi¨® el bal¨®n, elev¨® demasiado su vaselina con el portero del Athletic vendido. Era el minuto 82, con la orilla a la vista, que no era otra cosa que las semifinales de M¨²nich. Pero la l¨¢stima es que la orilla se qued¨® all¨ª, tan solo a la vista, porque Wirtz nos neg¨® llegar a ella de un plumazo, un gol de esos que duelen como una otitis: en el minuto 89. Ese tanto era la llave de una pr¨®rroga en la que tocaba calibrar el estado an¨ªmico de la Selecci¨®n, que se desplom¨® en el tramo final de los 90 minutos en gran parte por la decisi¨®n de De la Fuente de retirar a Lamine y Nico.

No se puede negar que Espa?a tir¨® de car¨¢cter en la prolongaci¨®n, aunque las bandas ya no ten¨ªan colmillo y arriba parec¨ªa faltar lucidez. Entr¨® Joselu, Alemania pag¨® el esfuerzo y La Roja busc¨® la grandeza subiendo l¨ªneas y buscando el 2-1. Y lleg¨®. De nuevo con Olmo como protagonista, con un centro medido para que Merino cabeceara a gol. Un tanto que llevaba a Espa?a a la gloria y certificaba el adi¨®s de Kroos al f¨²tbol (?Danke sch?n, Toni!). Por fin, la orilla estaba ah¨ª, la toc¨¢bamos con las manos. Mbapp¨¦ y Francia esperan a La Roja, que por fin sabe lo que es ganar cuando se enfrenta al due?o de la casa.

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