Otro palo cantar¨ªa

Piedras, maletas, cholas, monta?as de arena, cubos de basura, pullovers, farolas, cambios de colores en la pared, conos de obra, ¨¢rboles, bases de canastas¡­ Todo vale para convertirlos en separadores que creen el espacio necesario que divide sin degradados el brillo en los ojos de los ce?os fruncidos. La porter¨ªa. En singular o plural. Dependiendo del n¨²mero de jugadores. Partido o rebumbio.

En el profesionalismo antes cuadrados y ahora circulares, son los que marcan un hueco de casi 18 metros cuadrados. Una cocina/comedor/sala de estar en Suecia, un arco¨ªris para el delantero que desayuna junto a las musas, un ventanuco cuando la inspiraci¨®n del que lanza est¨¢ distra¨ªda mirando el m¨®vil.

Cuando suenan son uno de los sonidos m¨¢s puros del f¨²tbol, por el silencio que lo antecede, por la crudeza de su trueno y por las reacciones que provocan. Similares en las dos aficiones en las que solo los colores de las vestimentas permiten averiguar si hay m¨¢s alivio o m¨¢s frustraci¨®n. Porque para ambos bandos, hay un poco de alivio y un poco de frustraci¨®n. Alivio por evitar el gol y frustraci¨®n por lo cerca que se estuvo de encajar para unos. Alivio porque se est¨¢ cerca del gol, frustraci¨®n porque no fue suficiente para otros.

Sin embargo, a pesar de la belleza inherente a esa acci¨®n, la resaca que deja en el lanzador puede ser lacerante si no suma de tres. Dando espacio, l¨®gicamente, a los ¡°...y si¡±. Porque es lo m¨¢s pr¨®ximo que se est¨¢ del gol de forma certificada y neutral. Un regusto que conoce Las Palmas de forma reiterada esta temporada.

Hasta en veintid¨®s ocasiones los amarillos se han estrellado contra ellos a lo largo de la temporada. El que m¨¢s del f¨²tbol profesional en Espa?a. No en vano promedia 0,55 por partido. Y por cada gol que anota estrella 0,49 en la madera. Sumando goles y palos, los grancanarios acumulan 67, los que m¨¢s de la categor¨ªa. A estas cifras generales hay que sumarle las particulares, Viera, Moleiro, Jim¨¦nez y Peji?o se encuentran entre los jugadores con m¨¢s lanzamientos de Segunda.

El juego del ¡°...y si¡± lleva a mirar que estos postes pasaron hasta en diecisiete partidos diferentes. Y el recuerdo lacerante recobra vigencia cuando se descubre que ocurrieron en siete partidos que acabaron en empates y en dos derrotas. Como el de la de la noche del pasado domingo ante el Villarreal B.

Podr¨ªa uno pensar en el karma. Que lo que le dan le quitan, uno de los mantras futboleros en cuanto las decisiones arbitrales. Sin embargo en cuestiones de ebanister¨ªa balomp¨¦dica, lo servido no siempre viene compensado por lo comido. Los amarillos tiene un d¨¦ficit en la diferencia de palos recibidos y palos dados de doce. Once m¨¢s que el promedio de sus compa?eros de vag¨®n en Segunda.

Todo esto en una temporada en la que el ascenso directo puede decidirse, literalmente,  por el golaveraje general. Un final, que de darse, provocar¨¢ que los ¡°...y si¡± retumben durante todo un verano en la orilla en la que la moneda caiga cruz, m¨¢s que cualquiera de los palos contra los que se ha topado Las Palmas.