El Zaragoza y su c¨ªrculo vicioso
Las cosas se le han puesto muy pronto muy dif¨ªciles al equipo de Carcedo, Torrecilla y Sanlleh¨ª. Y en el f¨²tbol nada es casualidad. El club vive en un extrav¨ªo deportivo permanente.
Un gol. Dos puntos. Y ya en posici¨®n de descenso. Las cosas se le han puesto muy pronto muy dif¨ªciles al Real Zaragoza. Y en el f¨²tbol nada es casualidad. Hay, claro, un componente de azar como en todo juego, pero de una planificaci¨®n deficiente, con repetici¨®n de errores, no se pueden esperar milagros. Este club vive en un extrav¨ªo deportivo permanente, en un peligros¨ªsimo c¨ªrculo vicioso que no han sabido solucionar, pese a sus 25 millones de inversi¨®n, los nuevos propietarios, por aquello de la responsabilidad en cascada, ni los ejecutivos que ahora rigen el d¨ªa a d¨ªa de una entidad que no deja de jugar con fuego y cuyas crisis futbol¨ªsticas son cada vez m¨¢s previsibles. Por eso, a nadie puede extra?ar que el Zaragoza s¨®lo haya marcado un gol en un mes, que no le gane a nadie y que cada vez juegue peor. No hay ninguna sorpresa.
Juan Carlos Carcedo, una elecci¨®n direct¨ªsima del director general Ra¨²l Sanlleh¨ª, al que conoc¨ªa de su etapa como ayudante de Emery en el Arsenal londinense, es un gran te¨®rico, un acad¨¦mico cautivado por las nuevas tecnolog¨ªas aplicadas al f¨²tbol que concede a la pizarra un enorme valor, un m¨ªster de los llamados intervencionistas. Es decir, que le gusta jugar a entrenador y que se note. Pero hasta ahora le han faltado intuici¨®n y lectura de los partidos, dos aspectos esenciales. Ya apunt¨® cierta desorientaci¨®n en Cartagena, pero ante el Lugo perdi¨® por completo los papeles con su apuesta por los tres centrales o con la salida a ¨²ltima hora de Larraz¨¢bal o de Petrovic. El desconcierto fue total.
Tampoco en la sala de prensa mejor¨® sus prestaciones. No ofreci¨® ninguna autocr¨ªtica y lo explic¨® casi todo desde la falta de paciencia de sus futbolistas o de sus ganas de ganar. Y tambi¨¦n la experiencia como primer entrenador, algo que le falta a Carcedo, sirve para saber lidiar en p¨²blico con las derrotas dolorosas, donde la soledad del t¨¦cnico se muestra en toda su extensi¨®n en el momento de salir a dar la cara. Tambi¨¦n ah¨ª hay que convencer.
Si el Zaragoza no remonta pronto el vuelo, lo que no parece, precisamente, sencillo, Carcedo ser¨¢ el primero en pagar el pato, como les sucede a todos los entrenadores, pero no es el ¨²nico responsable/culpable de que el equipo haya ca¨ªdo al descenso a las primeras de cambio. Sanlleh¨ª y Torrecilla le han puesto en sus manos una plantilla hu¨¦rfana de talento y de calidad, tanto f¨ªsica como t¨¦cnica, y hasta de piller¨ªa, lo que no deber¨ªa ser un asunto menor hasta para un entusiasta de los Big Data. Han llegado siete fichajes, pero no se ha mejorado un ¨¢pice al equipo. Y se ha vendido a Chavarr¨ªa, que le daba velocidad y filo a la banda izquierda. Faltan creatividad e intenci¨®n en un centro del campo repleto de futbolistas diesel, donde Manu Molina, fichaje de autor de Carcedo, no deja de ofrecerse en la circulaci¨®n de la pelota, pero su juego es siempre horizontal -Ay, qui¨¦n tuviera ahora a Eguaras-. Y falta sorpresa en ataque, donde no hay un solo jugador con desborde o regate. A la espera de la reaparici¨®n de Iv¨¢n Az¨®n, el mejor goleador de estos m¨¢s de dos a?os sin gol, y de que veamos lo que de verdad da de s¨ª el gigante Gueye, s¨®lo asusta un poco Giuliano. Y lo hace a base de entusiasmo. En resumen, el f¨²tbol del Zaragoza no hace da?o. Es previsible y no tiene colmillo.
En el ¨²ltimo mercado, y ya llueve sobre mojado, tampoco se ha elegido bien. Se impon¨ªa una revoluci¨®n casi absoluta, con un licenciamiento general de la plantilla, pero se ha apostado por la continuidad. Y todo porque Torrecilla es la ant¨ªtesis de Rosendo Hern¨¢ndez, Avelino Chaves, Pedro Herrera o Miguel Pardeza, arquitectos con buen gusto y mejor ojo de los grandes periodos de la historia del club. Fichaban sin dinero, o con muy poco dinero, porque al Zaragoza nunca le han sobrado ni las pesetas ni los euros, pero firmaban con un olfato diferencial en el f¨²tbol espa?ol. ¡°Titulares, s¨®lo titulares¡±, esa fue siempre su divisa, una divisa que hace m¨¢s de una d¨¦cada que nadie respeta en este club. Rosendo, Chaves, Herrera y Pardeza tambi¨¦n tuvieron apuestas fallidas, claro que s¨ª, porque no eran infalibles, pero su exitoso balance no hay quien lo discuta desde el conocimiento.
A Torrecilla se le vieron las hechuras casi desde el principio. Y no s¨®lo por su pasado gris en otros clubes o por su condici¨®n de ¡®paracaidista¡¯ deportivo en Zaragoza, sino porque la inmensa mayor¨ªa de sus elecciones, desde ?lex Alegr¨ªa a Sabin Merino, resultaron un fiasco. Pero a¨²n as¨ª, y con el zaragocismo reclamando su inmediata salida tras la venta de la sociedad an¨®nima deportiva, Sanlleh¨ª le renov¨® el contrato y le mantuvo al frente de la direcci¨®n deportiva. As¨ª que el director general no puede quedarse al margen de este c¨ªrculo vicioso. Tambi¨¦n ¨¦l es responsable/culpable de que el equipo est¨¦ ya en descenso y de que la decepci¨®n se est¨¦ extendiendo entre una afici¨®n que pensaba que con el cambio de propiedad todo cambiar¨ªa a mejor en el Real Zaragoza.