De la porter¨ªa de Brasil a desatar la locura perica ante el Barcelona

Minuto 95. La fr¨ªa y h¨²meda temperatura de Sant Adri¨¤, Ciudad Deportiva Dani Jarque, se neutraliza con el calor de la grada, con el hervor de las urgencias. Y, en un Espanyol en inferioridad num¨¦rica por la lesi¨®n de Pol Garc¨ªa ya con los cambios agotados, irrumpe en el ataque nada menos que el guardameta blanquiazul, el factor inesperado, para colgar desde el v¨¦rtice izquierdo del ¨¢rea un bal¨®n que sale del pie, pero que pudo haber partido del guante por la trayectoria milim¨¦trica que sigue. Y Carlos S¨¢nchez lo aprovecha para marcar. Para desatar la locura entre los pericos. Jugadores, cuerpo t¨¦cnico liderado por Javi Chica, espectadores y televidentes.

Con toda esa ¨¦pica arranc¨® el Juvenil A del Espanyol, este pasado domingo, un valios¨ªsimo empate a dos goles sobre la bocina en Divisi¨®n de Honor. Que no es un punto m¨¢s. Primero, porque se dio ante el Barcelona, el eterno rival. Pero, sobre todo, porque permite al Espanyol mantenerse l¨ªder, el ¨²nico equipo invicto despu¨¦s de 14 jornadas (ocho victorias y seis empates), y clasificarse para la Copa del Rey, ese torneo que tanto le gusta. Por ello se festej¨® como un aut¨¦ntico t¨ªtulo. Y por eso conviene detenerse en el nombre de ese guardameta que impuls¨® la gesta.

Se trata de Lloren? Serred, quien cumple su octava temporada en la cantera blanquiazul, a donde lleg¨® en 2016 procedente del J¨¤bac Terrassa, un cl¨¢sico del f¨²tbol base catal¨¢n, junto a sus compa?eros Iker Rodr¨ªguez y Simo Keddari, quien este verano firm¨® un sorprendente traspaso al Al Arabi de Qatar a cambio de unos cinco millones de euros. Como el central, tiene el cancerbero 18 a?os, y no ha contado con una experiencia tan ex¨®tica a miles de kil¨®metros, pero s¨ª con una de primer¨ªsimo nivel internacional sin necesidad de salir de casa.

Qui¨¦n se lo iba a decir a ¨¦l, cuando el Manchester City conquist¨® la Liga de Campeones el pasado 10 de junio ante el Inter de Mil¨¢n (1-0), que ese t¨ªtulo continental le iba a beneficiar s¨®lo dos d¨ªas m¨¢s tarde, con el aterrizaje en Barcelona de la selecci¨®n brasile?a para preparar, durante la semana, la disputa de un amistoso ante Guinea para combatir el racismo, en Cornell¨¤-El Prat. Con el Espanyol como anfitri¨®n, y la Dani Jarque convertida en una suerte de Granja Comary, Serred fue llamado a filas por Brasil.

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La ausencia los tres primeros d¨ªas de Ederson Moraes, inmerso a inicios de esa semana en las celebraciones de los ¡®citizens¡¯, llev¨® al seleccionador de porteros, el m¨ªtico Cl¨¢udio Taffarel ¨Ctitular en la ¡®verdeamarela¡¯ campeona del Mundo en Estados Unidos-94¨C, a reclutar a un portero que pudiera complementar, en los ejercicios y los partidillos, a otros gigantes como Alisson Becker, del Liverpool, y Weverton Pereira (Palmeiras). El elegido fue Serred, integrante entonces de un Juvenil B del Espanyol que se entrenaba a¨²n en esas fechas en que la temporada ha concluido para la mayor¨ªa de equipos.

Sin gozar de ra¨ªces brasile?as de ning¨²n tipo, disfrut¨® el ahora h¨¦roe del Juvenil A blanquiazul de unas jornadas inolvidables, enfrent¨¢ndose a los madridistas Vinicius J¨²nior y Rodrygo Goes, charlando con Carlos Henrique Casemiro, recibiendo los continuos consejos del propio Taffarel, y compartiendo paradas con esos colosos de la porter¨ªa, incluso cuando Ederson se incorpor¨® a la concentraci¨®n. Qui¨¦n sabe si aquel m¨¢ster acelerado entre los mejores del mundo ayud¨® al cancerbero perico a templar los nervios, en el mismo campo 1 de esos d¨ªas, al iniciar la jugada crucial del domingo. El origen de la locura colectiva.

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