Chris Ramos, la gacela que aprendi¨® a cazar

Cuentan las malas lenguas que a Chris Ramos (San Fernando, 1997) los rectores del Real Valladolid lo incluyeron a ¨²ltima hora en la operaci¨®n de cesi¨®n de El Hacen de la temporada 2020-2021 al Lugo como una salida de urgencia para el extremo. El jugador hab¨ªa pasado de ser una de las mayores promesas j¨®venes del panorama nacional a un habitual de las cesiones pucelanas. As¨ª pas¨® por el Sevilla Atl¨¦tico y el Badajoz, y as¨ª parec¨ªa que pasar¨ªa por el Anxo Carro. Pero algo tuvieron las aguas del Mi?o que obraron el cambio en ese extremo alto y desgarbado. Tan bien le sentaron que al terminar el contrato con los blanquivioletas decidi¨® quedarse en Lugo. El tiempo ha demostrado que no se equivoc¨®.

Y es que los n¨²meros est¨¢n ah¨ª. Si en su primera temporada como albivermello marc¨® dos goles y dos asistencias, siendo utilizado como revulsivo habitual, fue la pasada campa?a la que le hizo explotar. De la mano de Alb¨¦s se hizo indiscutible firmando los mejores guarismos de su carrera: 40 partidos, 3021 minutos, siete goles y cinco asistencias. El t¨¦cnico vigu¨¦s lleg¨® a decir de ¨¦l que ¡°si sigue trabajando as¨ª llegar¨¢ a d¨®nde ¨¦l mismo quiera llegar¡±. Parece que CR16, como empiezan a llamarle en la parroquia albivermella, tom¨® buena nota.

Porque lo ocurrido en La Romareda esta ¨²ltima jornada no es fruto de la casualidad, sino m¨¢s bien al contrario. Es la evoluci¨®n mediante el trabajo de un jugador que lleg¨® a Lugo exhibiendo a partes iguales velocidad e ingenuidad, como si a sus acciones les faltase un punto de pausa. Ahora ya no es as¨ª. Frente al Zaragoza exhibi¨® sus caracter¨ªsticas innatas (velocidad, verticalidad) pero tambi¨¦n otras, fruto de la evoluci¨®n de su juego. Ya no es solo un extremo, sino que tambi¨¦n se sabe el oficio de nueve para estar en el lugar correcto, como en el primer gol, y tambi¨¦n se faja en la presi¨®n aunque sea el ¨²ltimo minuto y haya que correr una pelota en desventaja, como en el segundo. Dos goles que valen tres puntos que son oro para un Lugo necesitado de un killer. A lo mejor resulta que tras tanto buscar lo encuentra en casa. La gacela ya es tan peligrosa como un le¨®n. Ha aprendido a cazar.