La contrataci¨®n de Djalma Feitosa Dias (Santos, S?o Paulo, 9 de diciembre de 1970) por el club gallego se oficializ¨® el 11 de julio de 1997. En aquella ¨¦poca, el equipo de Riazor ya se hab¨ªa convertido en uno de los m¨¢s importantes del balompi¨¦ espa?ol gracias a su triunfo en la Copa del Rey de 1995 y a una excelente temporada 1993-1994 en la que solo el famoso penalti de Djukic le alej¨® del t¨ªtulo liguero. Su fichaje, el m¨¢s caro hasta el momento de la historia del cuadro coru?¨¦s, se cerr¨® por diez millones de d¨®lares (al cambio, alrededor de 1.490 millones de pesetas, que en la actualidad ser¨ªan 9 millones de euros). Ese mismo verano, su compatriota Ronaldo Nazario dej¨® el FC Barcelona para recalar en el Inter de Mil¨¢n por 4.000 millones de pesetas (unos 24 millones de euros).

Antes de llegar al Deportivo con 26 a?os, la carrera de Djalminha -que recib¨ªa este sobrenombre para diferenciarlo de su padre, el m¨ªtico central brasile?o de los a?os 60 y excompa?ero de Pel¨¦, Djalma Dias- se hab¨ªa desarrollado en su pa¨ªs natal, aunque tuvo un breve paso de 11 partidos en la liga japonesa. Empez¨® a despuntar en el Flamengo, antes de poner rumbo al Guaran¨ª, donde se convirti¨® en la principal estrella del equipo junto a Luiz?o, con quien m¨¢s tarde compartir¨ªa zona de ataque en el Palmeiras y en el propio Deportivo. En el conjunto paulista fue parte de una de las plantillas m¨¢s recordadas de la historia del f¨²tbol sudamericano, con compa?eros de la talla de Caf¨², Rivaldo y Concei?ao, entre otros.

Dejando al margen los desaf¨ªos inimaginables para la mente de cualquiera que no sea un aut¨¦ntico artista, el paso por la caseta de vestuarios se llev¨® al Djalminha h¨¦roe y devolvi¨® a un villano que tan solo tard¨® unos segundos en ser expulsado por una agresi¨®n a Nelson Abeij¨®n. Varios de sus rivales a lo largo de su carrera destacan ese temperamento como el mayor defecto que ten¨ªa sobre el terreno de juego. ¡°Era un jugador con magia, pero imprevisible en sus actos. Muchas veces sal¨ªa muy r¨¢pido del partido, era un jugador que no aguantaba la provocaci¨®n y, en ciertas ocasiones o lances del juego, creo que con el VAR habr¨ªa terminado muchas veces m¨¢s fuera del campo que dentro¡±, cuenta Jos¨¦ Mar¨ªa Movilla, con quien Djalma comparti¨® tres intensos duelos en su carrera.

Tras dos partidos de sanci¨®n y tres de inoperancia (incluida una pena m¨¢xima errada y la destituci¨®n de Carlos Alberto Silva) en los que el Deportivo no fue capaz de ganar, nuevamente la calidad de nuestro protagonista volvi¨® a salir a escena. Con una vaselina desde el pico del ¨¢rea -similar a la que a?os m¨¢s tarde realiz¨® Leo Messi en el Benito Villamar¨ªn- y una asistencia para Fran en el minuto 90, el cuadro coru?¨¦s se llev¨® los tres puntos de La Romareda. ¡°Djalminha es uno de los jugadores m¨¢s especiales contra los que me he enfrentado¡±, reconoce a este diario Marcos Vales, que por aquel entonces militaba en el Real Zaragoza y ahora desempe?a su actividad profesional como abogado en una consultor¨ªa familiar. No muchos saben que la principal inspiraci¨®n de Djalminha era Jason ¡®Chocolate blanco¡¯ Williams, uno de los bases m¨¢s prodigiosos en el manejo de la pelota que se han visto en la historia del baloncesto mundial.

La temporada se desarroll¨® bastante por debajo de las expectativas esperadas en la zona noble de Riazor. El Deportivo termin¨® la liga en el puesto duod¨¦cimo, m¨¢s cerca del descenso que de los puestos europeos. Djalminha, por su parte, anot¨® ocho goles en 26 y fue expulsado en dos ocasiones. Sus n¨²meros fueron casi calcados a los del a?o siguiente, en los que marc¨® los mismos goles y, siendo capaz de evitar sus desconexiones, consigui¨® no ver ninguna tarjeta roja.

De hecho, Movilla ¨Cque tras haber dejado la direcci¨®n deportiva del Rayo Majadahonda y del Salamanca CF sigue vinculado al balompi¨¦ gracias a la Asociaci¨®n de Futbolistas Espa?oles (AFE), donde desempe?a las labores de director Deportivo y director de Relaciones Institucionales- recuerda c¨®mo su t¨¦cnico en aquel M¨¢laga, Joaqu¨ªn Peir¨®, planteaba de forma especial durante la semana los enfrentamientos contra futbolistas de la talla de Djalma. ¡°Seg¨²n a qu¨¦ equipo o rival entrenaba con diez jugadores durante la semana para ensayar el esquema. Al jugar en inferioridad eso hac¨ªa que hubiera muchos m¨¢s apoyos defensivos en la franja central para marcar a futbolistas con mucho talento que se mov¨ªan en ciertas zonas. Llegado el domingo, as¨ª ten¨ªamos esa visi¨®n para seg¨²n contra qu¨¦ jugadores, salir mucho m¨¢s a las ayudas, a los apoyos e impedir que recibieran con libertad¡±, explica.

Qui¨¦n sabe si llevando a la pr¨¢ctica la t¨¦cnica del malogrado entrenador madrile?o, los rivales fueron capaces de neutralizar con el paso de las jornadas al canalizador del juego ofensivo del Deportivo. Tras marcarle al Sevilla a finales de noviembre de 1999, Djalminha no volvi¨® a ver porter¨ªa hasta once fechas m¨¢s tarde en febrero del a?o siguiente. ?El rival? Uno de sus favoritos: el Real Madrid que, a la postre, terminar¨ªa ganando la Champions meses m¨¢s tarde. Contra los de Vicente del Bosque, el internacional brasile?o dej¨® una muestra de todo su repertorio. Marc¨® un gol de falta directa, complic¨® sobremanera el partido de aut¨¦nticos mitos del f¨²tbol como Hierro o Roberto Carlos y culmin¨® su obra con una bella y pl¨¢stica ¡®lambretta¡¯ que a¨²n perdura en el imaginario colectivo de los aficionados al f¨²tbol. Adem¨¢s, el Deportivo se impuso 5-2 en lo que fue entendido como un serio mensaje al resto de favoritos al t¨ªtulo liguero. "Es un jugador soberbio que sabe asumir su responsabilidad y pide el bal¨®n en todo momento, y que sabe moverse por el campo de manera inteligente. Se trata de un jugador muy imaginativo, claro en su visi¨®n del f¨²tbol y que, pese a su fama de pol¨¦mico, es al que buscan siempre sus compa?eros en el campo. ?l solo provoc¨® el 90% del peligro del Deportivo¡±, lo¨® el por aquel entonces director general madridista, Jorger Valdano.

Cap¨ªtulo aparte en la trayectoria de Djalminha merecen sus enfrentamientos contra el Celta de Vigo. Durante seis a?os en La Coru?a, el brasile?o ¨²nicamente disput¨® cinco derbis: tres en Riazor y dos en Bala¨ªdos. Esos duelos, con los dos equipos en el mejor momento de sus respectivas historias, estaban siempre dotados con una tensi¨®n superior a la habitual. Y era precisamente en ese tipo de ambientes donde Djalma se mov¨ªa como pez en el agua. Medirse al Real Madrid, al Barcelona o al Celta motivaba incluso por encima de lo aconsejable al genio brasile?o.

La temporada en la que el Deportivo gan¨® la liga se produjo uno de los derbis m¨¢s tensos que se recuerdan. Djalminha y la estrella de aquel ¡®EuroCelta¡¯, Aleksandr Mostovoi, se pasaron todo el partido increp¨¢ndose mutuamente. Se escucharon loas a Chechenia -que estaba en aquel momento en guerra contra Rusia-, insultos racistas o incluso agresiones f¨ªsicas, como la colleja que el deportivista le propin¨® a su adversario. ¡°No me arrepiento. Fue tan bonita... ?C¨®mo voy a arrepentirme!¡±, coment¨® el centrocampista sobre una provocaci¨®n que no fue advertida por el ¨¢rbitro. ¡°El partido estaba muy caliente. Ganar al Celta no era f¨¢cil y lo calentamos un poquito para cambiar el juego¡±, agreg¨®. Se lleg¨® a tal l¨ªmite que, para sorpresa de pocos, Djalminha fue expulsado en los instantes finales por ponerse a dar toques al bal¨®n antes de sacar de banda.

El exjugador del Celta, que se est¨¢ recuperando de una rotura en el tend¨®n de Aquiles que le alej¨® de los banquillos, compara incluso la acci¨®n con los t¨ªpicos goles de Messi. ¡°Sab¨ªas que desde fuera se iba a meter hacia dentro, pero lo ejecuta con tanta velocidad y t¨¦cnica que lo hace igualmente. Sabes que lo va a hacer y no lo detectas. Lo hizo perfecto alejando el bal¨®n de mi pierna y ejecutando fenomenal¡±. A pesar de la rivalidad y de que solo coincidieron una vez en el campo, a Yago no le cuesta ni un ¨¢pice elogiar las virtudes de Djalminha. ¡°Era el m¨¢s an¨¢rquico. No iba al ritmo del equipo y pod¨ªa estarse en un espacio bastante tiempo sin aparecer, como desconectado. Pero en el momento que recib¨ªa la pelota se sab¨ªa que algo se coc¨ªa. Te hac¨ªa cualquier genialidad, porque era tan bueno t¨¦cnicamente que marcaba la diferencia. Creo que no ha habido un jugador tan an¨¢rquico con esa visi¨®n de juego y esa complexi¨®n f¨ªsica¡±.

El resto de la competici¨®n dio para presenciar el que quiz¨¢ fue el ¨²ltimo gran recital de Djalminha. En plena persecuci¨®n a un Real Madrid que hab¨ªa alcanzado la velocidad de crucero tras un dubitativo primer tercio de temporada, el Deportivo visit¨® al Barcelona de Guardiola, de Boer, Kluivert y su compatriota Rivaldo. Juguet¨®n, como casi siempre en las grandes citas, Djalminha apenas tard¨® cinco minutos en poner por delante a los suyos. El Bar?a consigui¨® remontar, pero el brasile?o, lejos de esconderse, persisti¨® como un martillo pil¨®n hasta que habilit¨® a V¨ªctor para que hiciese el empate. En el ¨²ltimo minuto el delantero madrile?o culmin¨® la faena para darle al D¨¦por uno de los triunfos m¨¢s ¨¦picos de la instituci¨®n en ¡®Can Bar?a¡¯.

El Deportivo se hab¨ªa asentado entre los mejores equipos de Espa?a e, incluso, cada vez llegaba m¨¢s lejos en la m¨¢xima competici¨®n europea: la Champions League. ¡°Djalminha era la referencia en el juego ofensivo de un D¨¦por que pasaba por una etapa gloriosa y duradera en el tiempo. Seguramente a los deportivistas les pareciera cortas, pero para un club que se hace grande fueron varios a?os incre¨ªbles¡±, resume Contreras. Parec¨ªa que su carrera estaba en la cresta de la ola y que lo mejor estaba por llegar. Sin embargo, de un a?o para otro, el castillo de naipes se le vino encima.

Aunque su actuaci¨®n no tuvo repercusi¨®n inmediata en el seno interno del club, s¨ª la tuvo en el medio plazo. La agresi¨®n -adem¨¢s de que su rendimiento hab¨ªa sido eclipsado por un Juan Carlos Valer¨®n cada vez m¨¢s determinante- le supuso tener que hacer las maletas para dejar el Deportivo. Desafortunadamente para sus intereses la cuesti¨®n no qued¨® ah¨ª, ya que las im¨¢genes r¨¢pidamente dieron la vuelta al mundo y terminaron llegando hasta Brasil, desde donde Luiz Felipe Scolari, seleccionador de la ¡®Canarinha¡¯, no aprob¨® la agresi¨®n y dej¨® a Djalminha fuera de la lista para el Mundial de Corea y Jap¨®n.

Su carrera termin¨® sin pena ni gloria en el Am¨¦rica de M¨¦xico, donde solo disput¨® cinco partidos tras abandonar Espa?a. La motivaci¨®n se hab¨ªa terminado y Djalma ya no era ese futbolista por el que merec¨ªa la pena comprar una entrada. Aun as¨ª, su carisma, sus trucos y su magia le permitieron robar los corazones del p¨²blico coru?¨¦s, una ciudad donde dej¨® muchos amigos y a la que vuelve cada vez que puede. Su ¨²ltima visita fue en el mes de octubre para grabar un episodio de ¡®Informe Plus+¡¯ basado en su figura casualmente el d¨ªa en el que ¡®su¡¯ Deportivo se enfrentaba al filial de su eterno rival, el Celta Fortuna.

Riazor abri¨® sus puertas y se visti¨® de gala para recibir a uno de los suyos. 25.672 espectadores rindieron homenaje a uno de los grandes responsables del anhelado f¨²tbol de sal¨®n que hace ya a?os que desapareci¨® del estadio herculino. Djalminha, visiblemente emocionado y acompa?ado de su hijo peque?o, se dirigi¨® hacia el c¨ªrculo central para dar gracias por todo el cari?o de una grada que no dejaba de cantarle. Onde¨® su camiseta desenfrenado mientras que, desde el fondo de Marathon, la grada de animaci¨®n del Deportivo expuso una pancarta cuyo mensaje bien podr¨ªa ser un reconocimiento del planeta f¨²tbol por toda su trayectoria: ¡®Gracias por hacernos so?ar en cada jugada¡¯.