Vinicius, un ej¨¦rcito de uno

Una cosa es que el Madrid entre en trance en cuanto suenan los acordes de la Champions y otra que olvide todo lo dem¨¢s. Y es que estuvo a punto de saltarse la escala en El Sadar antes de pisar Anfield. Osasuna, durante muchos minutos, le birl¨® la letra del himno, fue todo nervio y coraz¨®n. Tambi¨¦n organizaci¨®n y conocimiento del juego. Un equipo trabajad¨ªsimo que no se gan¨® un punto por Vinicius, un ej¨¦rcito de uno, que perdi¨® la batalla del gol con Sergio Herrera, h¨¦roe pamplon¨¦s, pero gan¨® la guerra del partido con una asistencia a Valverde que hizo dormir al Madrid a cinco puntos del Bar?a. Presi¨®n preventiva, se llama. Tambi¨¦n qued¨® un aparici¨®n asombrosa, la de ?lvaro Rodr¨ªguez, que en cinco minutos dej¨® dos asistencias, una v¨¢lida y otra no. Un nueve est¨¢ a punto de salir del cascar¨®n.

Como el Madrid a¨²n no ha decidido a qu¨¦ palo quedarse, Ancelotti opt¨® por un modelo h¨ªbrido en Pamplona. El plan es echar el resto en lo probable sin dejar de lado lo posible. As¨ª que se guard¨® en Madrid a Kroos, Tchouameni y Benzema, en el banquillo a Carvajal y puso todo lo dem¨¢s (que no es demasiado si se tiene en cuenta al cuarteto de descatalogados habitual), incluido Valverde en la derecha. Partidos norte?os, donde el Madrid nunca es bienvenido, exigen sus pulmones. A los nueve minutos estaba neg¨¢ndole un remate a Abde. Es imprescindible para el t¨¦cnico porque sabe estar en las dos ¨¢reas.

Al otro lado de la red, Jagoba Arrasate toc¨® m¨¢s de lo previsto, empezando por el portero. Una sorpresa, porque Aitor Fern¨¢ndez presentaba un ratio estupendo de goles encajados. Pero a Sergio Herrera le va el Madrid. En temporada y media le ha parado tres penaltis a Benzema. Tambi¨¦n le gan¨® el primer pulso a Vinicius, que se plant¨® ante ¨¦l tras limpiarle una pelota a Moncayola, que no es centinela de banda. Alguien ten¨ªa que comerse el marr¨®n de Vinicius con los dos laterales derechos del equipo lesionados y le toc¨® a ¨¦l.

Vinicius y Moi G¨®mez, buenos y peleones

Osasuna tiene una valent¨ªa impropia de su presupuesto. Presiona arriba, adelanta la defensa, mira poco a su espalda. Le gusta a El Sadar, con el que se mimetiza, y a Arrasate. As¨ª que qued¨® un partido a campo abierto, de vaivenes. En un pesta?eo Budimir le quitaba, por intromisi¨®n indebida, un gol seguro a Torr¨®, Courtois salvaba un remate de Manu S¨¢nchez y Valverde mandaba una volea cerca de puerta.

El Madrid es ecl¨¦ctico por vocaci¨®n y no por necesidad. As¨ª que ante ese hostigamiento pamplon¨¦s tir¨® de bal¨®n largo a Vinicius y Rodrygo. No le obsesiona quedarse con la pelota sino con el partido. Estuvo a punto de salirle en un pase que caz¨® Vinicius de espuela. El segundo toque, largu¨ªsimo, le conden¨®. Osasuna aplic¨® un sistema de ayudas para mitigar el culebreo del brasile?o. Una vigilancia severa pero limpia, salvo una fricci¨®n con Moi G¨®mez que les cost¨® una amarilla a ambos y que llev¨® a Ancelotti a pedir, sin demasiados motivos, audiencia a Munuera. Aun as¨ª, el Madrid qued¨® reducido a las buenas ocurrencias de su estrella y a la constante presencia de Camavinga, un jugador todav¨ªa con defectos pero con una virtud casi in¨¦dita a su edad: la personalidad. Nada le arruga. Hasta ahora ha demostrado ser menos impresionable que Tchouameni, al que el Madrid se le ha venido encima.

Camavinga y Vinicius al margen, el Madrid inicial tuvo poca gracia. Los centrales de Osasuna enterraron a Rodrygo, Valverde estuvo m¨¢s para cerrar que para abrir y ni Modric ni Ceballos rompieron l¨ªneas. El equipo navarro fue lo que su entrenador define como su ideal de equipo: ¡°T¨¢ctica y rigor y que luego cada jugador saque su lado salvaje para desnivelar¡±. Sus futbolistas estuvieron mejor en lo primero, lo f¨¢cil, que en lo segundo, lo complicado, aunque antes del descanso Budimir tuvo su ocasi¨®n. Ech¨® por tierra con un mal remate la recuperaci¨®n por insistencia de sus compa?eros.

Final blanco

En el vestuario, el Madrid ech¨® un vistazo a la clasificaci¨®n y subi¨® una marcha. El equipo cogi¨® tracci¨®n por la reaparici¨®n de Modric, una progresi¨®n m¨¢s ambiciosa de Alaba por su banda y una participaci¨®n mayor de Rodrygo en las operaciones. Dos roscas suyas pudieron acabar en gol. Tambi¨¦n dos soberbias maniobras de Vinicius en las que le caz¨® Sergio Herrera. Una vuelta a aquellos tiempos en que echaba a perder un gran partido por una mala definici¨®n. Minutos antes le hab¨ªan anulado un gol por fuera de juego claro en un lance en el que evapor¨® al portero con un minisombrero. Nada ocurr¨ªa cerca del ¨¢rea de Osasuna en lo que no participara ¨¦l. Moncayola se tragaba a duras penas ese sapo hasta que Arrasate le liber¨®, adelant¨® su posici¨®n y cambi¨® la vigilancia con el canterano Diego Moreno.

Algo parecido suced¨ªa en el bando rojillo. Un soberbio Moi G¨®mez lo dirig¨ªa todo. Un remate raso suyo golpe¨® en el palo. Otro, de Moncayola, lo roz¨®. Osasuna hab¨ªa recuperado el tono y las piernas, pese al tremendo esfuerzo previo, pero ah¨ª segu¨ªa Vinicius, repitiendo una y otra vez, hasta que, al fin, le sali¨® una. Entr¨® por su banda, esper¨® a que el acorralaran tres en el ¨¢rea y meti¨® el pase a Valverde, que remat¨® sin oposici¨®n. Exhausto, con los gemelos al vapor, el brasile?o pudo rematar despu¨¦s la faena a pase de ?lvaro Rodr¨ªguez, que debutaba en la competici¨®n. Se lo anularon por un fuera de juego, pero instantes despu¨¦s, Asensio, tambi¨¦n a pase del canterano, baj¨® la persiana. Ahora toca la Champions, esa casa encantada en la que a casi todos se les aparece el Madrid.