Una marea multicolor
¡°La cifra exacta de asistentes es lo de menos. LibertadVCF habla de 15.000, la polic¨ªa de 5000. A¨²n en el baremo m¨¢s bajo, la cifra es superior a la de la mayor¨ªa de las muestras de las encuestas que devoran los pol¨ªticos¡±.
A las seis menos cinco de la tarde se rondaban los 30 grados en Valencia. Las calles estaban de s¨¢bado por la tarde de mitad de junio, es decir, tranquilas y semivac¨ªas. Sin embargo, de camino hacia el centro se ve¨ªan a grupos de padres e hijos vestidos como si fueran a Mestalla. Pero ni jugaba el Valencia ni se dirig¨ªan en direcci¨®n al estadio. Hab¨ªa partido, pero no de f¨²tbol. El valencianismo, por miles, volvi¨® a salir a la calle para protestar por la gesti¨®n de Peter Lim y tratar de involucrar en su lucha a los actores que, seg¨²n los organizadores, tendr¨ªan algo que decir y aportar: Generalitat, Ayuntamiento y CaixaBank.
La cifra exacta de asistentes es lo de menos. LibertadVCF habla de 15.000, la polic¨ªa de 5000. A¨²n en el baremo m¨¢s bajo, la cifra es superior a la de la mayor¨ªa de las muestras de las encuestas que devoran los pol¨ªticos. La imagen por lo tanto tiene su impacto. Tanto es as¨ª que Carlos Maz¨®n, futuro presidente de la Generalitat, no tard¨® ni una hora en dejarse ver por Twitter dirigi¨¦ndose a las aficiones del Valencia y del H¨¦rcules mostr¨¢ndoles su ¡°apoyo y solidaridad¡±.
Est¨¢ claro que hoy nada cambiar¨¢. Tampoco ma?ana. Ni durante el verano. Lim repite que no tiene intenci¨®n de irse y para que lo hiciera o se lo planteara, lo primero que hace falta es lo que no tienen los que se manifestaron: dinero. Eso lo saben todos los que fueron y los que no pudieron acudir. Tambi¨¦n los que ni se plantearon estar y quiz¨¢s de ah¨ª su absentismo. Pero Lim y sus ejecutivos en Valencia tambi¨¦n son conscientes -o deber¨ªan serlo- que la relaci¨®n con la afici¨®n es una batalla que ellos, no los jugadores ni Rub¨¦n Baraja, tienen ya muy p¨¦rdida.
El valencianismo es como la marea que se vio por el centro de la ciudad: multicolor. Los hab¨ªa con camisetas blancas, con la Senyera, de naranja, azul, granate o negro. As¨ª es el pueblo de Mestalla desde Montes y Cubells. Unos de Arturo Tuz¨®n, otros de Paco Roig, algunos de los dos; muchos le silbaron a Jaume Ort¨ª y encumbraron a Amadeo Salvo; otros le vendieron sus acciones a Juan Soler y criticaron a Manuel Llorente; miles recibieron a Lim con alfombra roja y ahora le piden que se vaya con cartulinas amarillas. En el valencianismo solo hay un amor incondicional y es por el escudo. De hecho, a muchos aficionados tambi¨¦n les da rechazo Marea Valencianista, les resulta casposo De Torino a Mestalla o recelan de LibertadVCF. Pero a todos les une su sentimiento de pertenencia y hoy tienen un enemigo com¨²n: la gesti¨®n de Lim.
Esa hartura y cansancio hacia la forma de proceder de la propiedad, con dinero o sin dinero para poder pujar por sus acciones, continuar¨¢ latente en Mestalla partido tras partido. Lo har¨¢ porque Lim, que s¨ª tiene dinero, perdi¨® inter¨¦s por remediarlo. Sus aportaciones de los ¨²ltimos a?os fueron solo para tapar los estropicios econ¨®micos de la propia gesti¨®n del club, pero no para reforzar el equipo como debiera. Lo dijo Miguel ?ngel Corona en AS: ¡°Tenemos que hacer un equipo sostenible con nuestros recursos¡±. Y eso que se viene de pelear hasta la ¨²ltima jornada por no descender a Segunda. As¨ª que a Baraja nadie le podr¨¢ pedir Europa, pero a Lim s¨ª que se le puede y debe reprochar que el Valencia lleve cuatro a?os lejos, muy lejos, del lugar d¨®nde deber¨ªa estar y al que cuesta imaginar cu¨¢ndo volver¨¢.