Un tramo final con garantías
Sin lesiones graves, con todos los titulares disponibles y en una dinámica positiva, el Espanyol encara las últimas jornadas siendo mucho más optimista que en los descensos anteriores

El Espanyol ha vuelto hoy al trabajo tras el descanso del fin de semana y lo hace con las ilusiones intactas y el objetivo claro: lograr la permanencia. El grupo sabe que no será fácil, que tendrán que luchar más que nunca, pero también que tienen en su mano lograrlo. El Espanyol es decimoquinto, un punto por encima del descenso pero con un partido menos y está metido en una pelea de por lo menos cinco equipos. Con diez jornadas para finalizar el campeonato (once en el caso del Espanyol) ahora empieza el tramo definitivo.
La suerte del Espanyol es que, a diferencia de los últimos dos descensos, llega con muchísimas garantías a los últimos partidos. Primero en lo anímico. La dinámica es buena, de hecho es la mejor de los equipos de la parte baja, y la última derrota en Mallorca no ha hecho sino unir más al espanyolismo. Canalizar la frustración por la derrota en Son Moix, patrocinada por Del Cerro Grande, es el primero de los objetivos de Manolo, que tiene a todo el grupo ‘enchufado’. Esa es otra de las grandes ventajas que tiene el conjunto blanquiazul: el vestuario es una pi?a. Jugadores y cuerpo técnico creen a muerte en la idea de juego y en el planteamiento de Manolo, sabedores de que les ha dado resultados.
En lo estrictamente deportivo también son todo buenas noticias. El Espanyol tiene un once inicial definido, claro, y que sabe a lo que juega. No hay jugadores sancionados y no hay lesiones importantes. Gragera debería regresar en las próximas semanas, Pablo Ramón ya ha debutado e irá incorporándose al grupo y Pacheco, si todo va normal, no jugará ya que Joan es indiscutible. Es decir, ningún jugador clave está fuera del equipo y los que sí lo están volverán en breve. El único pero son las amarillas. Aquí sí hay dos futbolistas importantes a una tarjeta de la suspensión: Puado y Omar. En el caso del delantero quizás pueda trampear los once partidos que quedan y no perderse ninguno mientras que con Omar es evidente que en alguno verá la amarilla. Un mal menor.
Todo esto contrasta sobremanera con los dos últimos descensos, en la temporada 19-20 y la 22-23. En el primero el equipo estaba ya desahuciado, con unas posibilidades mínimas de permanencia, a seis puntos de la salvación y con 20 en su haber. Acabaron con 25. En la 22-23 fue justo a estas alturas cuando Luis García se hizo cargo del equipo y mantuvo las opciones hasta la penúltima jornada, pero la dinámica del equipo era infinitamente peor que ahora. Perdió el Espanyol seis partidos de forma consecutiva, mientras que en esta temporada, para contar seis derrotas (evidentemente no consecutivas) hay que irse hasta el 3 de noviembre. Nada que ver.
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