Un Real Valladolid castigado por los ¡®momentos¡¯... y por algo m¨¢s
El Pucela sucumbi¨® ante el Athletic al ser incapaz de neutralizar a los Williams, principalmente a I?aki, que castig¨® la mala defensa de su banda.
El Real Valladolid volvi¨® a desangrarse, en esta ocasi¨®n, en su propia casa, donde cuaj¨® ante el Athletic una actuaci¨®n endeble, con problemas recurrentes no resueltos, ya fuera por la inspiraci¨®n de los atacantes rojiblancos, que existi¨®, o por sus propios errores, que, como frente al Celta, los cometi¨® de manera reiterada, mostr¨¢ndose incapaz de cerrar aquellas v¨ªas de agua por las que los Williams, principalmente I?aki, le castigaron.
Pulsos ofensivos
Por momentos, el Real Valladolid presion¨® alto y bien. Lo hizo al inicio de las dos mitades, en las que consigui¨® dar con hombres avanzados en ventaja en algunas ocasiones. En los primeros diez minutos, Escudero activ¨® en vertical a Larin, primero, y a ?scar Plano, despu¨¦s, para que fuera este quien centrara hacia Larin. Gracias a ello, se generaron dos acciones amenazantes; la primera, anulada por un presunto fuera de juego. Fueron, sin embargo, un bagaje un tanto escaso.
En el segundo tiempo, en el minuto 48, Monchu habilit¨® a Plata, por primera vez, en aparente situaci¨®n de peligro, con metros por delante. El extremo ecuatoriano hizo su habitual fuera-dentro para buscar posici¨®n de disparo, pero ??igo Mart¨ªnez fue al suelo y achic¨® bien. No estuvieron los leones tan precisos en la acci¨®n del gol, en la que Dani Garc¨ªa se resbal¨® despu¨¦s de que el Pucela fortaleciera su lado izquierdo con el refresco de Olaza, con mayor presencia f¨ªsica, y con la chispa de Pozo, cuyo debut result¨® prometedor, aunque fuera r¨¢pidamente aplacado.
Zonas casi inexploradas
Plata, sin brillar, complet¨® cuatro regates. Larin, sin poder hacerlo tampoco, marc¨® un gol y tuvo las dos intentonas antes descritas. Al equipo le falt¨® capacidad para activar a sus dos referencias pr¨¢cticamente durante todo el partido, con solo seis env¨ªos atinados hacia el ¨¢rea, bien a trav¨¦s de centros o mediante pases. El mapa denota otras dificultades, como la que tuvo el equipo para encontrar combinaciones y posiciones de mediapunta y profundidad por la izquierda.
?scar Plano e Iv¨¢n S¨¢nchez, los llamados en primer t¨¦rmino a intervenir en esas zonas, fueron, despu¨¦s de Larin, los dos titulares con menor participaci¨®n en el partido. El madrile?o se vio obligado a tener una mayor presencia defensiva (en volumen; en acierto no fue tal) y el jienense no encontr¨® su sitio en ning¨²n momento, perdido entre las tres piezas tan din¨¢micas que aline¨® Ernesto Valverde enfrente.
Duelos perdidos por jugadores clave
En lo que va de curso, el Real Valladolid ha ganado m¨¢s duelos que el Athletic. Los blanquivioletas promedian m¨¢s en volumen y porcentaje, habiendo ganado hasta la fecha 53 por partido (50,.5%), por los 47 de su rival (48,2%). Parte de este ¨¦xito viene de las disputas terrestres, donde los 40,3 (53,3%) de los de Pacheta est¨¢n por encima de los 33,7 de los de Valverde. ?nicamente en los a¨¦reos es superior el cuadro bilba¨ªno, con una media de 13,2 (50,4%) disputas por encuentro, por las 12,7 /(43,3%) de aquel a quien venci¨® en Zorrilla.
Esto marc¨® la diferencia, puesto que fueron 27 las pugnas a¨¦reas que ganaron los rojiblancos por las 18 de los vallisoletanos, que se impusieron en las otras por 41-37. Esto pas¨®, adem¨¢s, con figuras clave como los mediocentros, inferiores en todo momento, as¨ª como los laterales. Monchu gan¨® dos duelos de diez, Kike P¨¦rez cuatro de once, los mismos que Fresneda... Solo Escudero super¨® el 50% de ganancia, con un seis de nueve. El problema, no obstante, no fueron las pugnas en s¨ª, sino tambi¨¦n, especialmente, todo lo que pasaba a partir de ellas.
Padecimiento ante los Williams
Pese al dato anterior, m¨¢s que un partido, para Escudero lo sufrido fue una penitencia. Una y otra vez, desde el inicio, se vio desbordado, si no en posici¨®n, s¨ª en el entorno; esto es, cuando I?aki Williams no le ganaba en carrera, se ve¨ªa, como poco, en un uno para uno frente a ¨¦l, cuando no en inferioridad. Y no era d¨ªa para no igualar fuerzas por ah¨ª, puesto que De Marcos es el m¨¢ximo asistente rojiblanco y el futbolista que m¨¢s centros sirve de todo su equipo. El 0-2 fue su punto ¨¢lgido, aunque ah¨ª encontr¨® Valverde la mayor debilidad pucelana.
A los once segundos, el lateral percuti¨® por primera vez y puso el primer servicio, que se convirti¨® en un saque de esquina tras el despeje de El Yamiq. Contando el gol mencionado, salen al menos ocho ocasiones en las que alguien apura l¨ªnea de fondo por ese costado para servir atr¨¢s a lo largo de los m¨¢s de 90 minutos, un claro debe que no pertenece solo al lateral de Santovenia, sino que tiene tambi¨¦n relaci¨®n con las ayudas y la intensidad en estas.
Por ejemplo, alrededor de la media hora hay dos situaciones de este tipo, en las que el conjunto blanquivioleta no est¨¢ preciso para frenar los avances del lateral. ?scar Plano replegaba, pero en est¨¢tico a menudo, y cuando no, era uno de los dos medios el que se encontraba pr¨®ximo a la acci¨®n, pero no encima de ella. As¨ª, en el 34¡ä, De Marcos llega para centrar con Williams ganando ¨¢rea y sin que nadie le frene y, en el 38¡ä, hay un dos para dos aparente, con Escudero emparejado con I?aki, pero la ayuda, lejos, en ese momento, de ?scar Plano por dentro, y no en situaci¨®n de neutralizar la llegada de su te¨®rico par, algo que vuelve a suceder en el 45¡ä, en una jugada que acaba en un c¨®rner.
En el segundo periodo esta situaci¨®n se repite en hasta tres ocasiones antes del 0-2: en esas tres, o no existe cobertura al lateral, en clara inferioridad f¨ªsica, o esta est¨¢ demasiado alejada o templada como para amenazar al centro. El tanto de Guruzeta, no en vano, llega en la quinta posibilidad semejante, solo que Javi S¨¢nchez y Joaqu¨ªn desbarataron las dos primeras del delantero y Sancet y Vesga no atinaron en el remate de las otras dos.
Concluyendo con la repetida problem¨¢tica anterior, hay un repliegue ilustrativo de Cyle Larin, en el que persigue a De Marcos para evitar el dos para uno, algo que llega a conseguir, pero, cuando sucede el cambio, con Plano recogiendo su posici¨®n, se genera un tres para dos y un nuevo desajuste: I?aki Williams se mantiene abierto, con Escudero perfilado para ir a por ¨¦l, y con De Marcos y Vesga teniendo que ser vigilados por Plano, sin ning¨²n medio cerca.
Por si todo esto fuera poco, en el lado contrario el menor de los Williams tambi¨¦n fue un incordio, completando su mejor partido de la temporada en cuanto a desborde: ejecut¨® con ¨¦xito seis de los ocho regates que prob¨®, uno m¨¢s que contra el Barcelona, cuando estableci¨® su mayor marca. De esta manera, multiplic¨® por tres su media del curso, de 1,9 conseguidos, y por dos los intentados, cuatro por partido. Lo sufri¨® especialmente Fresneda, que fue regateado dos veces y tampoco estuvo preciso en los duelos, precisamente, uno de sus fuertes.
Reacci¨®n fallida
Que Fresneda tuvo un mejor acompa?amiento que Escudero lo evidencia el hecho de que Plata completase diez recuperaciones, m¨¢s que ning¨²n otro jugador de campo del Real Valladolid. Con Olaza la sensaci¨®n fue distinta, pero probablemente porque el contexto tambi¨¦n lo era. No obstante, los seis balones que Pozo recuper¨® sirvieron como mayor apoyo para el charr¨²a que el que hab¨ªa tenido el de Santovenia. Entre los dos, adem¨¢s, parecieron voltear la sensaci¨®n de que el suyo era el lado d¨¦bil para convertirlo en el fuerte, por el que llegaron dos situaciones de peligro.
Sucedi¨® entonces que lleg¨® el 1-3, en el fat¨ªdico penalti por mano de Joaqu¨ªn, que convirti¨® la reacci¨®n en fallida, y no solo en tard¨ªa, puesto que la repetici¨®n de determinadas situaciones parec¨ªa invitar a tomar decisiones, eso s¨ª, dif¨ªciles, en tanto en cuanto el equipo se march¨® al descanso por debajo en el marcador. Con las sanciones de Roque Mesa y Hongla, los jugadores m¨¢s posicionales, una alternativa de velocidad podr¨ªa haber sido la entrada de Lucas Rosa, algo que Pacheta debi¨® valorar, puesto que lleg¨® a calentar. A la postre, dir¨ªa el entrenador, los ¡°momentos¡± le castigaron: el 0-2 lleg¨® cuando estaban los dos primeros cambios preparados y el 1-3 justo cuando el equipo m¨¢s apretaba.