El Atl¨¦tico de las dos caras

La lecci¨®n que la hierba le deja al Atleti siempre es la misma como para no haberla aprendido ya. Concentrado es letal, sin tensi¨®n resulta vulgar. Logr¨® su victoria 19 seguida en el Metropolitano, recort¨® con los de encima en la tabla en la Liga, pero volvi¨® a ser un Atleti con, peligrosamente, dos caras. La primera, llena de efectividad y goles bals¨¢micos, dur¨® 25 minutos. Despu¨¦s se desconect¨® para protagonizar un esperpento con la segunda. Fueron sus peores minutos esta temporada, llenos de errores en la salida de bal¨®n y entregas groseras. Ni Mestalla. Gan¨®, pero sufri¨® lo indecible.

Se presentaba el Almer¨ªa en su casa pidiendo compasi¨®n, tantas heridas en Liga (colista, cuatro puntos en quince jornadas) y en Copa (eliminado por un 2? RFEF). Garitano, que asediado por las bajas colocaba a Pozo de extremo y a Chumi en el lateral por detr¨¢s, sal¨ªa abrigado con defensa de cuatro. El Atleti, con cuatro cambios y todos los que al descanso hab¨ªan cambiado la cara al equipo en Montju?c de inicio (Azpilicueta, Lino y Correa) enseguida le desnud¨®. Cada llegada al ¨¢rea era una ocasi¨®n. El VAR anul¨® un gol acrob¨¢tico de Griezmann a los cinco minutos y la madera se interpuso entre la red y la bota de Correa antes de que el primer tanto llegara. Fue una liberaci¨®n. Y no para el Atleti cuyo dominio era tan absoluto que parec¨ªa que los dos equipos jugasen deportes distintos. O que el Almer¨ªa fuese un asustado ratoncillo que correteaba por la hierba del Metropolitano y con el que el Atl¨¦tico jugaba antes de darle un bocado. Los rojiblancos robaban y superaban l¨ªneas de presi¨®n, Griezmann bailaba en su jard¨ªn. Todo pasaba por su pie, como esa pelota robada que sirvi¨® para que Morata marcara cinco partidos despu¨¦s. Y se liberara del come-come en su cabeza por los ¨²ltimos cuatro partidos que no.

Fue un golazo, adem¨¢s, como si el esp¨ªritu de Ronaldo Nazario hubiera llenado su cuerpo. Hubo recorte, regate a Maximiano y disparo casi sin ¨¢ngulo. Cinco minutos despu¨¦s, el que se liberaba era Correa, para soplarle el polvo a sus diez encuentros sin goles. 2-0. El duelo parec¨ªa visto para sentencia. El Almer¨ªa, fragil¨ªsimo sin bal¨®n, era invisible con ¨¦l. El Atleti hab¨ªa finiquitado en veinticinco minutos. Pero despu¨¦s de que Maximiano sacara con la u?a una falta lanzada por De Paul, los rojiblancos se desconectaron y el Almer¨ªa se col¨® en el partido de nuevo c¨®rner a c¨®rner. Lanz¨® seis seguidos y se instal¨® en ¨¢rea de Oblak para gritarle: ¡°Calienta que sales¡± que hizo rutina en la segunda parte.

Del dominio a los nervios

Cuando el juego regres¨®, el Atleti lo hizo de cuerpo pero no de cabeza. Desconectado, sin tensi¨®n, se convirti¨® en su peor enemigo mientras Simeone iba perdiendo la voz en la banda y el Metropolitano empezaba a pitar las p¨¦rdidas groseras. Los rojiblancos comparec¨ªan dormidos, quiz¨¢ por la hora, tan acostumbrados siempre a jugar por la noche. Hab¨ªan llenado el est¨®mago pronto y ahora tocaba la siesta. Incapaces de dar ni tres pases seguidos. Con Savic en un preocupante estado de forma de liga saud¨ª, Azpilicueta lent¨ªsimo, Lino mal y un centro del campo espes¨ªsimo que solo sab¨ªa dar zurriagazos al cuero. El Almer¨ªa, mientras, ah¨ª segu¨ªa, c¨®rner a c¨®rner. Oblak evit¨® el 2-1 tras una jugada de Arribas que remat¨® Embarba en plancha. Tras su inicio desastroso, los de Garitano hab¨ªan dejado de ser un equipo sin alma que solo corr¨ªa porque le metieran los menos goles posibles. Y tanto fue el c¨¢ntaro a la fuente que termin¨® por aguar a Oblak: dispar¨® primero Pozo y salv¨® como pudo el portero, pero el rechace le cay¨® a Baptistao, que empuj¨® a la red. El dominio primigenio se hizo pesadilla. Los nervios atenazaban mientras el Almer¨ªa segu¨ªa lanzando c¨®rners como en una barra libre. Oblak evitaba el empate ante Arribas. Simeone levantaba el castigo a los tres de Montju?c para que jugaran buenos minutos, no como Sa¨²l y Memphis, sus dos primeros cambios, ambos desastre. Solo Oblak estaba de cabeza y guantes, adem¨¢s de Llorente. Nadie m¨¢s. Y Pozo era un pu?al en la derecha, Baptistao tiraba con p¨®lvora mientras Arribas daba una sesi¨®n de f¨²tbol sal¨®n.

Acab¨® el Almer¨ªa ululando en un ¨²ltimo c¨®rner y 56.000 personas exhalando a la vez cuando el ¨¢rbitro pitaba el final y el Atleti escapaba a la peor de sus versiones. Con victoria.

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