T¨² a Champions, yo a Riad

El Metropolitano fue salom¨®nico: al final todos ganaron aunque el marcador dijera otra cosa. La Real porque es de Champions. El Atleti porque jugar¨¢ la Supercopa y a¨²n puede ser segundo. Un Atleti que asom¨® con sorpresa en la tarde, con una titularidad, la de Reguil¨®n, por primera vez y casi ¨²ltima, y la falta de un 9 puro. Morata volv¨ªa, como Savic, pero solo al banquillo. La pelota fue de la Real desde el mismo sorteo y la tocaba con parsimonia, desde el pie de Remiro que iniciaba para que los txuri-urdin se dedicaran a bailar por todo el campo, moviendo el bal¨®n sin prisa pero tes¨®n, de lado a lado, buscando un resquicio. Porque la tocaban con los pies, sino hubiera podido llamarse balonmano. El Atleti, mientras, observaba como un nini.

Ni especialmente intensos, ni especialmente l¨²cidos saltaron los rojiblancos. Los porteros exist¨ªan pero como si no, dos puntitos min¨²sculos a lo lejos. Tardar¨ªa veinte minutos el equipo del Cholo en hilar una jugada que le llevara ante Remiro. Pase de Koke a Reguil¨®n y bal¨®n atr¨¢s del defensa para que Carrasco buscara red desde la frontal. Despej¨® Ahien. Pero ah¨ª quedaba la bandera: esa v¨ªa estaba abierta. En seguida Remiro volvi¨® a tener el ¨¢rea llena de rojiblancos mientras el aguacero en Madrid se colaba por la cubierta del Metropolitano en cortinas de lluvia. El bal¨®n r¨¢pido, el bal¨®n ideal para un hombre siempre a la carrera como es Nahuel. Su centro tenso y perfecto lo intercept¨® Zubeldia cuando la bota de Reguil¨®n ya salivaba esperando. La Real, mientras, segu¨ªa sin lograr encontrar ese resquicio: el Atleti fund¨ªa todos los intentos de hacerle llegar el bal¨®n a Illarra, Zubimendi o Merino. Y, claro, si ellos no ol¨ªan el cuero, la Real bailaba y bailaba bajo la lluvia, pero con los ojos vendados.

Bien abiertos los llevaba De Paul, con el pelo te?ido de blanco, cuando recuper¨® ese bal¨®n que enseguida supo a qui¨¦n y d¨®nde enviarlo: al desmarque de aquel con su mismo pelo aunque salpicado por destellos rosas. Grizi le puso su nombre, lo acun¨® y lo llev¨® al ¨¢rea grande desde donde lo envi¨® a la red con un disparo zurdo, cruzado y con ayuda: para despistar a Remiro, Sa¨²l hizo pantalla. El franc¨¦s, por cierto, no celebr¨®. Nunca lo ha hecho. En ninguno de sus siete goles a la Real, ese lugar del que se fue en 2014 pero que siempre ser¨¢ casa. Al Atleti le hab¨ªa costado pero ya ten¨ªa el marcador y el bal¨®n. El descanso lleg¨® con la posesi¨®n rojiblanca (52,5%) y Kubo in¨¦dito. Pero Oyarzabal a¨²n m¨¢s.

El gol de S?rloth y los nervios

La segunda parte comenz¨® con S?rloth soltando todas las bridas con las que los hombres del Cholo ten¨ªan atados los espacios y col¨¢ndose como una exhalaci¨®n en el ¨¢rea chica de Grbic. Pero cuando lleg¨® a los pies del portero, decidi¨® pararse a pensar y eso siempre es error: en el ¨¢rea no se piensa, en el ¨¢rea se mata. Tanto se demor¨® que hasta a Witsel, un diesel al que se le notan los 34 a?os, le dio tiempo a llegar y desbaratar. Mientras Grizi segu¨ªa llenando el v¨ªdeobook que le acreditar¨¢ como MVP de esta Liga, con esa omnipresencia que mejora todo, a Imanol la radio le tra¨ªa sonrisas: ¡°Gol del Rayo al Villarreal¡±. Les hac¨ªa de Champions, matem¨¢tico, aunque perdieran. E Isi agrandar¨ªa all¨ª la herida mientras Grbic aqu¨ª le deten¨ªa un potente chut a Barrenetxea.

Simeone le sumaba el talento de Correa al de Grizi e Imanol llenaba la hierba de p¨®lvora, como si no lloviera. Una lluvia en la que se deslizaba el Atleti, con Correa girando y dejando correr el bal¨®n a lo Fred Astaire. Dos minutos m¨¢s tarde, Nahuel le encontr¨®, Angelito fint¨® y cedi¨® a Grizi quien devolvi¨® a Nahuel para que ¨¦ste marcara con un ligero toque de Zubeldia. S?rloth acort¨® la distancia para que las piernas de los rojiblancos temblaran al final, con el recuerdo del 0-3 que el Espanyol empat¨® fresco. Pero los del Cholo resistieron y color¨ªn colorado, este partido se acab¨®. Y la temporada tambi¨¦n. T¨² a Champions, yo a Riad. Y todos comiendo perdices.