Tres desastres: l¨ªder, Mu?iz y VAR

Fue un d¨ªa espantoso para todos, menos para el Espanyol, que se gan¨® su felicidad. El Madrid jug¨® mal, el ¨¢rbitro estuvo peor y se rompi¨® R¨¹diger, el ¨²ltimo muro blanco que se manten¨ªa en pie. No era noche para esperar f¨²tbol champ¨¢n, pero tampoco para quemar tantos minutos de modo intrascendente, a paso de procesi¨®n. Nada pareci¨® indicar, durante mucho tiempo, que el Atl¨¦tico hab¨ªa ganado tres cuartos de hora antes y que el Bar?a juega este domingo. Solo en el ¨²ltimo cuarto de hora se solt¨® el pelo el l¨ªder y ah¨ª top¨® con Joan Garc¨ªa, portero de cuatro manos, y con un gol inesperado de Romero, al que Mu?iz le hab¨ªa perdonado incre¨ªblemente la expulsi¨®n por haber cazado a Mbapp¨¦ minutos antes. La resaca ser¨¢ larga.

No es tiempo de rotaciones en el Madrid. Casi nunca lo es con Ancelotti. Quiz¨¢ el mi¨¦rcoles, en la Copa, tercer escal¨®n en la lista de prioridades y con un derbi y la madre de todos los dieciseisavos de Champions en el horno. As¨ª que en Cornell¨¤ no se dej¨® nada en el armario. Empezando por sus cuatro magn¨ªficos, el frente de ataque m¨¢s lujoso del f¨²tbol mundial. Juntar a Bellingham, Rodrygo, Mbapp¨¦ y Vinicius deja la lectura de que si no se puede defender mejor (y no se puede por exceso de bajas, la de R¨¹diger la ¨²ltima, y defecto de refuerzos) habr¨¢ que arreglarlo a base de goles. Tras la artiller¨ªa Ancelotti volvi¨® a hacerle hueco en la retaguardia a Tchouameni, por si la perseverancia consigue mejorarle o al menos despertarle la vocaci¨®n. Es un imposible. Asencio fue un gran factor de correcci¨®n cuando relev¨® al lesionado R¨¹diger. A la izquierda qued¨® Fran Garc¨ªa, el lateral de los d¨ªas donde hay demasiados enemigos de los que preocuparse. Para adversarios encastados ya est¨¢ Mendy.

El Espanyol tiene lo que sue?a todo modesto, un portero y un goleador, pero lo que hay entre uno y otro, entre Joan Garc¨ªa y Puado, jugadores providenciales, no le hab¨ªa dado hasta ahora para salir de zona de descenso. De ah¨ª que Manolo Gonz¨¢lez apostara por los dos fichajes invernales, Urko y Roberto Fern¨¢ndez, en su equipo inicial. El primero, en compa?¨ªa de Kral, estuvo excelente.

El partido tuvo un comienzo equ¨ªvoco, una invasi¨®n en toda regla del Espanyol del campo del Madrid. Primero, con la pelota. Despu¨¦s, sin ella, cargando la mano en una presi¨®n imposible de aguantar durante mucho tiempo. Pasado el brev¨ªsimo chaparr¨®n, el Madrid acapar¨® la iniciativa, con m¨¢s toque que progresi¨®n, eso s¨ª. En definitiva, un gasto energ¨¦tico enorme en los dos bandos sin apenas efectos pr¨¢cticos hasta que se rompi¨® R¨¹diger, el ¨²ltimo defensa titular en pie. Demasiada carga en sus piernas. La baja m¨¢s sensible en el peor momento.

Marca Vinicius, lo anula Mu?iz

El partido no cambi¨®. El Espanyol sigui¨® encogido, con alguna buena salida (la mejor, un tiro raso de Jofre Carreras que salv¨® Courtois), y el Madrid buscando un hueco por donde colar alg¨²n bal¨®n el ¨¢rea. Lo logr¨® Vinicius, que marc¨® tras un buen quiebro, pero lo anul¨® Mu?iz Ruiz por falta previa de Mbapp¨¦. Una de esas jugadas en las que no se sabe si fue antes el huevo o la gallina. Pol Lozano intentaba un matale¨®n sobre el franc¨¦s y este le respondi¨® con un empuj¨®n m¨¢s visible. Se obvi¨® el abrazo, se sancion¨® el rechazo. Antes el Madrid hab¨ªa reclamado con un punto de raz¨®n una mano de Carreras.

El ¨¢rbitro quedaba superado por el partido, especialmente en el plano disciplinario. Le perdon¨® una amarilla a Cabrera por meterle el codo en la nuez a Mbapp¨¦ y otra a Vinicius, por zambullirse en el ¨¢rea despu¨¦s de hacer el mejor regate en muchas ligas. El piscinazo afe¨® una maniobra de efectos especiales.

El Madrid se fue al descanso sin buenas sensaciones. Excesivamente fall¨®n Mbapp¨¦, desaparecido Vinicius, nublado Bellingham. Solo Rodrygo estaba a su nivel. El atrac¨®n de pelota (75% de posesi¨®n) no le dio nada ante un Espanyol bien protegido, solidario, c¨®modo ante un asedio blando. Al ritmo que jugaba, el equipo de Ancelotti no es mejor que nadie.

Un superportero

Y decidi¨® cambiarlo en la segunda parte despu¨¦s de tragarse una gran ocasi¨®n de Romero, que tir¨® alto agotado por su galopada. A partir de ah¨ª el Madrid comenz¨® a apretar de verdad. Joan Garc¨ªa rechaz¨® un disparo de Bellingham y el segundo intento, de Mbapp¨¦, se march¨® al palo derecho.

Fue antes de que Romero le hiciera una entrada al franc¨¦s que traspas¨® todas las fronteras de la legalidad: tacos por delante, desde atr¨¢s, sin posibilidad de jugar el bal¨®n y con riesgo grave de lesi¨®n. Tarjeta granate que el desafortunado Mu?iz Ruiz dej¨® en amarilla. A Iglesias Villanueva, en el VAR, debi¨® de pillarle el lance en el ba?o. La conmoci¨®n por el error interrumpi¨® lo que ya era un amago de alud naranja. El Espanyol segu¨ªa defendiendo excelentemente, pero cada vez m¨¢s cerca de Joan Garc¨ªa. Los cambios de Manolo Gonz¨¢lez apuntaban a una resistencia a toda costa.

Rodrygo, que esas alturas era la mejor baza del Madrid, incluso desde la derecha, roz¨® el gol en un tiro raso que le sac¨® Joan Garc¨ªa. Despu¨¦s repiti¨® ante Mbapp¨¦. Un equipo ordenado hab¨ªa derivado en un portero heroico. Era una embestida en toda regla, en la que ya era imposible tapar todas las v¨ªas de agua. Y de pronto, en una contra que empez¨® en la derecha, Romero marc¨® en la izquierda y castig¨® al Madrid y a Mu?iz, porque fue el tanto de quien ya no deb¨ªa estar ah¨ª. Gasolina para cualquier teor¨ªa de la conspiraci¨®n.

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