Taquicardia en Montilivi

Una taquicardia es la ¡°frecuencia excesiva del ritmo de las contracciones card¨ªacas¡± y es una definici¨®n bastante exacta de lo que vivieron todos en Montilivi. Primero los jugadores de ambos equipos, con un despliegue f¨ªsico y futbol¨ªstico magn¨ªfico, que aumentaron sus pulsaciones m¨¢s de la cuenta. Despu¨¦s el p¨²blico, que vio un partido tan espl¨¦ndido como entretenido, entre dos estilos opuestos pero igual de efectivos, en una tarde en la que presenciaron cuatro tantos locales y tres golazos del Legan¨¦s. Hasta el pitido final la incertidumbre fue m¨¢xima, pues nunca se pudo dar por hecha ninguna ventaja. Nadie tuvo ni un minuto para rebajar las pulsaciones.

El partido arranc¨® como hubiera previsto cualquier que conozca a Girona y Legan¨¦s. Los locales amasaron mucho bal¨®n sin ser excesivamente verticales, una de las obsesiones de M¨ªchel, algo que exigi¨®, pero no incomod¨®, al Legan¨¦s. Con muchos hombres por detr¨¢s del bal¨®n, muy ordenados, y perfectamente preparados para correr tras cada recuperaci¨®n.

Las bajas en el Girona obligaron a M¨ªchel a improvisar con Miguel de extremo, pero la realidad es que da igual donde juegue Miguel: es un fen¨®meno. En este caso fue Arnau quien ejerci¨® de interior olvid¨¢ndose de la banda derecha mientras que el ex del Real Madrid fue quien ocup¨® el costado izquierdo del ataque gerundense. Y fue quien m¨¢s problemas gener¨® a la defensa pepinera. Un resbal¨®n de David L¨®pez por poco le cuesta un disgusto a los catalanes, pero fue precisamente Miguel quien abri¨® la lata. En un remate a bote pronto, en el segundo palo, tras un rechace de la defensa del Legan¨¦s.

Pero poco le dur¨® la alegr¨ªa al Girona que muy r¨¢pido encaj¨® el empate. Fue mediante un disparo quir¨²rgico, desde la frontal, de Renato Tapia. Medio gol, sin embargo, habr¨ªa que anotarlo a Brasanac, que le dej¨® de cara un bal¨®n perfecto. Fue seguramente la primera jugada trenzada del Legan¨¦s, que creci¨® con el gol. Juan Cruz avis¨® con un disparo desde fuera del ¨¢rea pero volvi¨® a ser el Girona quien se llev¨® el gato al agua. Esta vez Miguel no marc¨®, s¨ª asisti¨®, para que Arnau enviara un cabezazo al fondo de la red. Yangel, en el 34¡ä tuvo cerca el 3-1.

El Girona apuesta siempre por salir jugando y eso lo saben los rivales. El Legan¨¦s les apret¨® con peligro en alguna ocasi¨®n de la primera parte pero fue en el 41¡ä cuando, tras una p¨¦rdida de Blind, Juan Cruz volvi¨® a empatar el partido. Su golpeo fue excepcional, pero la acci¨®n de Miguel de la Fuente dejando pasar el bal¨®n fue tambi¨¦n soberbia.

El fren¨¦tico ritmo goleador ces¨® en el inicio de la segunda parte, pese a que ninguno de los dos equipos dej¨® de intentar ir a por el partido. Notabil¨ªsimo partido de Franquesa frenando a Bryan Gil por la izquierda, y muy buen partido de Miovski incordiando y fijando a los centrales por dentro. Bail¨® con Nastasic y, en el 59¡ä, el central del Legan¨¦s lleg¨® tarde. Pisot¨®n dentro del ¨¢rea, lesi¨®n (como no) y penalti. Y entre la duda de quien tiraba la pena m¨¢xima (cogieron el bal¨®n Miguel, Arnau y Bryan Gil) M¨ªchel prepar¨® un cambio a toda velocidad: Entr¨® Stuani. Y, evidentemente, el penalti lo tir¨® Stuani. El uruguayo, todo un especialista, marc¨® en el primer bal¨®n que toc¨®. Llegar y besar el santo.

Y el partido, como en la primera parte, volvi¨® a acelerarse. En el 73¡ä Sergio Gonz¨¢lez se meti¨® en propia el 4-2 en un tanto que parec¨ªa sentenciar el partido, pero nada m¨¢s lejos de la realidad. Fue un ¡®remate¡¯ a puerta tras un centro lateral, con Stuani amenaz¨¢ndole por la espalda, todo antes del 4-3 de Munir. Un disparo potente, desde fuera del ¨¢rea, que agit¨® el encuentro.

El partido, l¨®gicamente, se rompi¨® en los ¨²ltimos minutos. Sin nada que perder el Legan¨¦s dio un paso adelante (Tapia especialmente) rondando la porter¨ªa de Gazzaniga en ataques vertiginosos. De la Fuente, otro de los que firm¨® un partidazo, fue un problema para los gerundenses. Pero a¨²n faltaban los ocho minutos de descuento. Stuani tuvo una clara para cerrar el partido y el Legan¨¦s pidi¨® dos penaltis, pero el marcador ya no se movi¨®. Una bendita locura.

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