Sobre h谷roes y rondos
La previa. Un derbi siempre es distinto. Un derbi es uno de esos partidos en los que el escudo se acaricia antes de ponerse la rojiblanca con liturgia y todos los deseos en la punta de los dedos. El derbi est芍 en los aleda?os del Metropolitano mucho antes de que los equipos lleguen. Derbi en rojo bengala, de reencuentros (Mar赤a y Marcos de Los Y谷benes, emoticono de coraz車n), que hace m芍s de un mes que sobre la hierba del campo rojiblanco no corre la pelota en un partido. Era 14 de agosto. Era a迆n verano. En el Atleti tambi谷n. El oto?o lleg車 tras el par車n. En Mestalla, en Roma con aquel portero que cabece車 como hac赤a God赤n, con alma de 9.
La vida con Koke. Un derbi siempre es distinto, pero si es con Koke siempre mejor. Koke. Su nombre recorre los alrededores del Metropolitano cuando el cielo comienza a desgajarse en uno de esos atardeceres de nubes rosadas que a menudo regala Madrid. Koke. Capit芍n y capital, titular. Un regreso para taponar la herida de bajas en el medio. Koke como abrigo que cura del fr赤o. Koke para dar equilibrio. Koke de vuelta. Koke con Llorente y Sa迆l. Y un lema del Cholo a morir los m赤os mueren.
Va de maestros. Un derbi siempre es distinto. Y la noche de domingo ya llena la c迆pula cuando en el fondo sur se desplega ese tifo para alentar con una frase del maestro Sabina. ※Nos sobran los motivos§. Porque un derbi siempre es distinto. Una bandera de dos metros con la cara de un indio se estrena en uno de sus salientes sobre esa grada que nunca se sientancomo pu?o al aire de Los 迆ltimos rom芍nticos. Un derbi siempre es distinto. Y el Atleti tambi谷n. Antes de que el partido comience hay un minuto de silencio por quien nunca se ir芍 del todo, porque aqu赤 siempre quedar芍 su voz, Pepe Domingo Casta?o. El de la emoci車n, el espect芍culo, 迆nico e inigualable. Y tan a?orad赤simo ya en cada casco al o赤do.
El ni?o del Calder車n. Un derbi siempre es distinto y si alguien lo sabe es ese ni?o que creci車 en el Calder車n y pas車 por el Madrid antes de regresar a su origen. A la rojiblanca, a la vida con Koke. Se llama ?lvaro Morata para colarse por la espalda de Alaba, meter la cabeza en este derbi y golpear una pelota con el tiento con el que se mesan los escudos. Bajo un rugido ensordecedor. Es el Metropolitano que celebra. El gol del Atleti y a ese brasile?o que se llama Samuel Lino, reencarnaci車n de Ronaldinho. La pelota a Morata sali車 de su pie. Lucas V芍zquez le frena como quien intenta tapar el sol con un dedo. En la banda contraria lo mismo con Nahuel y Fran Garc赤a. El Madrid tiene la posesi車n est谷ril y se abre en canal en cada contra rojiblanca. Cada centro lateral sobrevuela la cabeza de Kepa con silbido de bomba. La siguiente la cabecea Griezmann dejando la red llena de p車lvora y el rugido del Metropolitano como esa bandera del indio. Pu?o al viento rojiblanco.
69082. Un derbi siempre es distinto pero este ya es hist車rico al descanso. 69.082 espectadores que llenan casi todos los asientos, esos que ya estaban y los que crecieron en verano para llegar a los 70.460. 69.082 personas que enmudecen cuando Kross marca antes del reposo. Muchas no est芍n a迆n en su sitio cuando el ni?o del Calder車n salta, nada m芍s volver, sin que Alaba y Camavinga le intuyan, y volver a mandar el bal車n a la red. Celebra con esa grada que grit車 ※Nos sobran los motivos§ en letras azul como aquellas de las pupilas del poema de B谷cquer. Poes赤a eres t迆. Y la ovaci車n que recibe cuando le cambian mientras cimbrea su hormig車n como solo lo hac赤a el Calder車n en los derbis. Rugiendo tan alto y rojiblanco tras un 迆ltimo rondo que despide al Madrid.