RAYO-REAL MADRID | SERGIO CUNNINGHAM
Sergio Cunningham: ¡°Mi padre recibi¨® una bala por jugar con Inglaterra¡±
Por las venas de Sergio corre la sangre del tr¨¢gicamente fallecido Laurie Cunningham, icono de Real Madrid y Rayo y pionero en derribar las barreras raciales en el f¨²tbol.
A las 6:40 horas del 15 de julio de 1989 el Seat Ibiza de Laurence Laurie Paul Cunningham se estrell¨® contra un poste en el kil¨®metro 6 de la carretera de La Coru?a. Ten¨ªa s¨®lo 33 a?os y hab¨ªa sido, para muchos, el mayor talento que hab¨ªa emergido en Inglaterra desde George Best. Falleci¨® el Laurie hombre, naci¨® el mito. El que ha explorado recientemente el periodista brit¨¢nico Dermot Kavanagh en su libro Different Class y en el que queremos ahondar con su hijo, Sergio, en v¨ªsperas de que se enfrenten dos de los clubes que m¨¢s marcaron a su padre, Real Madrid y Rayo Vallecano. Tanto es as¨ª que el propio Sergio vive, hoy en d¨ªa, a apenas doscientos metros del Estadio de Vallecas.
El barrio sigue teniendo fresca en su memoria colectiva a Laurie. En 2016, en un partido contra el Eibar, el fondo del estadio rayista despleg¨® un gran tifo antirracista con la imagen de Cunningham y Hugo Maradona. ¡°Gente joven me reconoce muchas veces por el apellido¡±, dice Sergio, del que su madre dice que es ¡°igualito, hasta en los gestos¡± que Laurie. ¡°Es un orgullo que se sigan acordando tanto de ¨¦l¡±. No s¨®lo es recordado en Vallecas. Hay una estatua de Laurie en el campo del Leyton Orient y otra en el del West Bromwich, en la Birminghan de Jude Bellingham.
¡°Laurie fue una gran persona que siempre tuvo muy mala suerte¡±. Esas palabras de Felines, por entonces entrenador del Rayo, en el mismo tanatorio donde se velaba a Cunningham, siguen funcionando muy bien como epitafio. La familia a¨²n recuerda un gran gesto: aunque Laurie hab¨ªa terminado su contrato con el Rayo, la entidad se hizo cargo del coste de repatriar el cad¨¢ver a Londres. Aquel Cunningham rayista y crepuscular s¨®lo fue posible por las lesiones, que apagaron su estatus de estrella en Chamart¨ªn. ¡°Mi padre siempre dijo que perdi¨® dos a?os de carrera en el Madrid¡±, rememora Sergio. ¡°Bizcocho, el defensa del Betis, le destroz¨® de un pisot¨®n el dedo gordo del pie. Cuando despert¨® de la anestesia... ?descubri¨® que tambi¨¦n le hab¨ªan operado el menisco de la pierna contraria! Al doctor del Madrid, L¨®pez Quiles, le llamaban El Carnicero...¡±.
Desde ese momento Laurie, un portento f¨ªsico cuando hab¨ªa m¨¢s barrigas cerveceras que tabletas abdominales en los vestuarios profesionales, perdi¨® su ritmo, una fusi¨®n de sus habilidades como bailar¨ªn, sus ra¨ªces jamaicanas y las noches de soul en Londres. ¡°Si ves los v¨ªdeos, jugaba como pisando con la puntita de los pies, ligero, despu¨¦s de aquella operaci¨®n perdi¨® la chispa, nunca volvi¨® a ser el mismo¡±.
AS fue quien avanz¨® el primicia el fichaje de Laurie por el Madrid, en 1979. Fue una confidencia de Sir Bobby Charlton y se pag¨® al West Bromwich Albion casi un mill¨®n de libras esterlinas, el traspaso m¨¢s caro de la historia madridista en aquel momento. Su sueldo en el Madrid, tambi¨¦n gal¨¢ctico: 14.600.000 pesetas por temporada. Pero aquella lesi¨®n cercen¨® el f¨²tbol de Laurie. El Rayo (con el que ascendi¨® a Primera un mes antes de su muerte) fue su ¨²ltima parada tras pasar con altibajos por Sporting, Manchester United, Marsella, Leicester, Charleroi y Wimbledon. Su ¨²ltimo gol fue, no pod¨ªa ser otro escenario, en el Bernab¨¦u, en un 0-2 rayista al Castilla.
La tragedia siempre rode¨®, de un modo u otro, a Cunningham. Uno de los episodios m¨¢s conocidos de la vida extrafutbol¨ªstica de Laurie, cuando fue vista en una discoteca durante una lesi¨®n con el Madrid, tiene tambi¨¦n un trasfondo tr¨¢gico. ¡°La gente no sabe lo que pas¨®¡±, se arranca Sergio. ¡°Mi t¨ªo, el hermano de mi padre,ten¨ªa un negocio con un socio, y en una ocasi¨®n que mi t¨ªo vino a Espa?a, su socio, que estaba enamorado de mi t¨ªa, entr¨® en su casa y la asesin¨®¡±. No fue el final de un incidente horrible. ¡°Mis dos primas, de 5 y 8 a?os, se despertaron, y tambi¨¦n las mat¨® en la ba?era. Qued¨® como un crimen sin resolver hasta que un periodista, en 2017, logr¨® que se reabriera el caso y con el ADN condenaron a ese individuo a tres cadenas perpetuas¡±. Sergio explica el porqu¨¦ de ese contexto necesario. ¡°De esto viene la famosa historia de mi padre en muletas en la discoteca Pach¨¢. Al poco tiempo, mi t¨ªo, f¨ªjate lo que hab¨ªa vivido, estuvo en Madrid de paso antes de volar a Jamaica. Le dijo a mi padre que se acercase a Pach¨¢ donde esta tomando algo para estar juntos, porque iban a pasar muchos meses sin poder verse. Mi padre no quer¨ªa ir, porque estaba con la escayola y de baja, pero al final cedi¨® porque quer¨ªa ver a su hermano... y le cazaron. Se mont¨® el esc¨¢ndalo y aquello le afect¨® mucho psicol¨®gicamente¡±.
Sergio despliega con cari?o recuerdos de su padre, como las caps (gorras conmemorativas que reciben los internacionales ingleses), el galard¨®n a mejor jugador de un Trofeo Bernab¨¦u o incluso un par de ajadas botas Puma ¡°que a¨²n tienen el c¨¦sped y el barro del Bernab¨¦u entre los tacos¡±. Laurie fue pionero en derribar la barrera racial en el f¨²tbol ingl¨¦s.¡°En Londres, en los setenta, a¨²n hab¨ªa carteles en algunos locales que pon¨ªan ¡®Prohibido irlandeses, prohibido negros y prohibido perros¡¯...¡±. Cuando Laurie fue citado por los Three Lions, hubo quien se lo tom¨® como un insulto: ¡°Mi padre recibi¨® por correo una bala, como amenaza, por ser el primer futbolista negro en jugar con Inglaterra¡±.
El propio Sergio lo sufri¨® cuando hizo sus pinitos como futbolista, en las canteras del Real Madrid y del Atl¨¦tico. Extremo, como pap¨¢ Laurie. ¡°Hubo aficionados que me insultaban de manera racista y alguno hasta me grit¨® que era tan malo como mi padre, imagina decirle eso a un chaval...¡±. Por eso, como rayista le doli¨® ver los insultos a En-Nesyri en el Rayo-Sevilla (¡°Lo digo muy claro, Vallecas no es racista¡±), como madridista est¨¢ enamorado de Bellingham (¡°Ha ca¨ªdo de pie en el Madrid, yo pensaba que era un box to box a lo Valverde, pero es mucho m¨¢s¡±) y por ese conflicto interno entre colores futbol¨ªsticos hoy espera un empate. ¡°As¨ª me quedo tranquilo¡±, resopla.
De Vinicius a Bellingham, de Path¨¦ Ciss a Mumin o Nteka, todos portan una antorcha que encendi¨®, hace justo medio siglo, Laurie Cunningham.