Remiro estropea la mejor¨ªa

Hay pinchazos que no merecen disculpas. Si acaso, el reproche menor por la falta de templanza en el momento de la verdad. El Madrid jug¨® a lo grande, para ganar, mucho mejor de lo que lo ha hecho en la mayor¨ªa de sus victorias de esta temporada, empeque?eci¨® a la Real, puso nervio, velocidad a la circulaci¨®n y precisi¨®n en el pase. No fue suficiente ante un portero acertad¨ªsimo, Remiro, que le sac¨® tres mano a mano a Vinicius. Partidos as¨ª se marchan sin m¨¢s explicaci¨®n que el acierto ajeno, que no es consuelo cuando el Bar?a, jugando peor, anda ya a cinco puntos. El equipo de Imanol, aun inferior, tambi¨¦n tuvo respuesta (especialmente de Kubo, que dej¨® el mensaje de que quiere volver). La tiene en todos los campos y en todas las circunstancias, algunas adversas, y eso le hace candidato a todo.

Media Real Sociedad sigue siendo mucho equipo. Incluso cuando un parte de bajas (nueve) se asemeja a un parte de guerra queda un grupo estupendo, capaz de sostenerle la mirada al campe¨®n de Liga y de Europa. Vale tambi¨¦n para Imanol Alguacil, que lleg¨® a ingeniero desde bombero. A veces el f¨²tbol ense?a que es mejor conocer la casa que conocer el mundo. El Madrid tuvo pronto noticias de que enfrente hab¨ªa un rival de gran tama?o, capaz de discutirle la segunda plaza y lo que surja. A los 6¡ä, Sorloth, un falso torpe, uno de esos delanteros que por grande no parece cre¨ªble, estuvo a punto de cazar un centro asesino de Aihen Mu?oz cuando el cuadro de Ancelotti cre¨ªa tener el partido en un pu?o.

Las dos caras de Vinicius

La Real es un equipo de respuestas. Junt¨® a sus tres centrocampistas con Kubo, un japon¨¦s con vocaci¨®n de brasile?o, y dej¨® a dos puntas arriba para dar que pensar a un Madrid advertido por el derbi que entr¨® al partido bajo los efectos de la bronca del descanso del jueves. Tuvo una salida vigorosa. Especialmente Vinicius, que hab¨ªa pasado en los ¨²ltimos tiempos del desenfado al enfado. Antes del primer cuarto de hora centelle¨® en ¨¢rea guipuzcoana, le tir¨® un ca?o a Zubeldia y remat¨® a un palmo del palo. Se adivinaba una noche de baile y no de bronca. Tambi¨¦n Benzema estaba en esa onda. Llevaba 105 d¨ªas sin marcar en el Bernab¨¦u y, ya se sabe, a los goleadores se les nota mucho cuando tartamudean en el ¨¢rea. La porter¨ªa ha acabado siendo su arco del triunfo, porque su otra vida, la de mediapunta disfrazado, no le gener¨® tanto aprecio. Caminando sobre las brasas fue abriendo un claro en el ¨¢rea que no encontr¨® luego rematador. Tampoco la Real andaba quieta en un partido entre gigantes. Un disparo cruzado de Illarramendi tuvo en vilo al Bernab¨¦u.

Ancelotti hab¨ªa dejado en el banquillo a Modric tras los 120 minutos extenuantes de la Copa. Ya no le cuesta tanto desprenderse de ¨¦l. Ha redescubierto a Ceballos, al que ha llegado m¨¢s por eliminaci¨®n que por convencimiento, pero la cosa funciona por la calidad del futbolista y porque se ha sacudido ese vicio de la conducci¨®n excesiva, incluso temeraria. Asociado con Kroos y Valverde, fue comi¨¦ndole terreno a la Real.

Cerca del descanso el partido ya era del Madrid, de lejos y de cerca. Lo mismo tiraban de artiller¨ªa Kroos, Valverde o Ceballos, sin suerte, que Rodrygo, Benzema y Vinicius agitaban el ¨¢rea guipuzcoana con ese juego en corto que es arte mayor. No cuaj¨® nada porque la Real tambi¨¦n sabe actuar en defensa propia (es el equipo que m¨¢s faltas comete en la Liga) y porque tiene un portero solvente, Remiro, siempre bien colocado, que le gan¨® por la mano a Vinicius un cara a cara. El Madrid no se llev¨® nada a la boca en la primera parte pero dej¨® una imagen de equipo recuperado del KO en la Supercopa.

Courtois tambi¨¦n existe

Al grupo de Ancelotti a¨²n le quedaba un cambio de marcha y lo meti¨® en la segunda mitad. En cinco minutos bombarde¨® el ¨¢rea realista. Ante aquel pelot¨®n se vio Remiro, que con las manos par¨® un tiro de Ceballos y con el pie, otro de Vinicius. Luego le adivin¨® un remate picado al brasile?o. En agua se quedaron otros dos misiles, de Rodrygo y Valverde. El Bernab¨¦u andaba ya enamorado de Ceballos, que tocaba todos los palos: el quiebro, el pase en largo, el toque en corto, el remate. Era el jefe del partido.

Imanol cambi¨® veteranos por reclutas. Salieron Brais y Oyarzabal y llegaron Robert Navarro y Pablo Mar¨ªn para protegerse de la tormenta. La Real andaba guarecida en su ¨¢rea, superada por el juego de alta precisi¨®n de los blancos. Esta vez la pelota volaba. Atr¨¢s tambi¨¦n hab¨ªa descuidos. Son inevitables cuando se mira tanto hacia adelante. En uno de ellos pudo marcar Kubo, con remate p¨ªcaro por el que no se dej¨® enga?ar Courtois. En otro se le fue el santo al cielo en el control. El belga volvi¨® a estar vivo. Como m¨¢s tarde lo estuvo de nuevo en un remate de Robert Navarro falto de colocaci¨®n.

El partido, a esas alturas, era un festival. A Imanol se le rompi¨® Elustondo, guardi¨¢n de una banda que hab¨ªa tomado ya Camavinga. A Ancelotti le cost¨® cambiar porque no hab¨ªa nada que le disgustara salvo el resultado. Si entraron Asensio y Modric fue para que no parara la m¨²sica mientras Melero le perdonaba la segunda amarilla a Nacho y la roja a Imanol. Los reci¨¦n llegados no mejoraron lo anterior y el Madrid, a falta de otra cosa, pudo celebrar que enero solo tiene 31 d¨ªas y que solo hay uno al a?o.