?Por qu¨¦ el Madrid dej¨® escapar a Pedri?
Lo despacharon con un ¡°gracias por venir y adi¨®s¡±. Apenas hubo dudas y no existi¨® un ¨²nico responsable. Se puede hablar de decisi¨®n un¨¢nime con el canario.

A toro pasado todos somos Manolete. As¨ª han explicado algunos responsables de la cantera madridista durante los ¨²ltimos a?os una cuesti¨®n que no tiene f¨¢cil justificaci¨®n. Ofrecer una respuesta convincente a esa pregunta en el presente todav¨ªa resulta inc¨®modo en Valdebebas pero todo escaparate tiene su trastienda. Esta es la verdadera historia del ¡°no fichaje¡± de Pedri por el Real Madrid.
Pedro Gonz¨¢lez L¨®pez jugaba, con 15 a?os, en el Juventud Laguna de Tenerife, equipo al que hab¨ªa llegado con 12 desde el Tegueste, club de dicha localidad, en el norte de la isla, donde creci¨® admirando a Iniesta y viendo los v¨ªdeos de Michael Laudrup que le ense?aba su padre. La condici¨®n de seguidor cul¨¦ le acompa?¨® casi desde la cuna pues su abuelo fue el fundador de la pe?a barcelonista de Tenerife-Tegueste. Por aquella ¨¦poca, a pesar de jugar en un equipo tan humilde, ya le asesoraba una agencia de representaci¨®n, la valenciana Leaderbrock Sports, a la que lleg¨® recomendado por su paisano Omar Mascarell, exjugador del Real Madrid, Sporting Gij¨®n, Schalke, Eintracht y ahora en el Elche. H¨¦ctor Peris, fundador de la empresa, se puso en contacto con Alfredo Merino, responsable de captaci¨®n de cantera en Valdebebas en aquel momento, mientras su socio en Leaderbrock, V¨ªctor Estela, trabajaba en otros frentes como Barcelona, Villarreal o Atl¨¦tico de Madrid. ¡°Hay un chaval que es impresionante. Ten¨¦is que verlo. Es jugador de equipo grande¡±, fue el mensaje com¨²n, uno de los muchos que llegan a diario a los departamentos de captaci¨®n de entidades de primer nivel. En la c¨²pula de la cantera madridista no se prest¨® demasiada atenci¨®n a aquella primera sugerencia. Sin embargo, Peris, tenaz, insisti¨® y envi¨® unos v¨ªdeos de la joven promesa a Valdebebas. Merino los vio y le gust¨®. Por eso invit¨® a aquel adolescente canario a pasar una prueba en la ciudad deportiva blanca a pesar de que el informe sobre el jugador del observador de zona del Madrid en Canarias, Sixto Alfonso, no era favorable.
La visita ten¨ªa que ser inminente porque la UD Las Palmas estaba al acecho, presionando para ficharlo y, adem¨¢s, estaba a punto de celebrarse la fase auton¨®mica de selecciones territoriales, donde el diamante estar¨ªa ya a la vista de todos. Era febrero de 2018. El destino, que deb¨ªa llevar bufanda azulgrana aquel invierno, quiso que los d¨ªas previos a los programados para su viaje descargase sobre la capital una enorme nevada. Pedri acudi¨® acompa?ado por su padre, Fernando, y se aloj¨® en la residencia para canteranos de Valdebebas. El azar le hizo otro gui?o al Bar?a pues el primer d¨ªa de entrenamiento previsto se suspendi¨® por el estado impracticable de los campos debido a la acumulaci¨®n de hielo y nieve. El segundo d¨ªa el cadete A (con quien Pedri deb¨ªa entrenar) iba a jugar un partido amistoso pero, por normativa de la entidad, ¨¦l no pod¨ªa participar al no tener ficha federativa. Tuvo que conformarse con una sesi¨®n con el cadete B de Pedro S¨¢nchez y Abi¨¢n Perdomo. El clima segu¨ªa siendo g¨¦lido en la capital y el arte canario del chico, acostumbrado al calor, no apareci¨®. La ¨²ltima jornada de la trilog¨ªa planeada no mejor¨® en absoluto el panorama. Esa tarde estuvo con el cadete A blanco dirigido por Trist¨¢n Celador, un formador cl¨¢sico de La F¨¢brica. Aterido de fr¨ªo, apenas pudo mostrar alg¨²n detalle llamativo. Su habitual ingenio en el campo estaba tan congelado como la temperatura.

En consecuencia, por lo visto (quiz¨¢s habr¨ªa que precisar y decir por lo no visto) en aquellas tres extra?as jornadas, nadie en el club decidi¨® apostar por su fichaje. Lo despacharon con un ¡°gracias por venir y adi¨®s¡±. Apenas hubo dudas y no existi¨® un ¨²nico responsable. Se puede hablar de decisi¨®n un¨¢nime de los coordinadores de formaci¨®n y captaci¨®n que compartieron campo con ¨¦l. Fue un Fuenteovejuna futbol¨ªstico. Tan s¨®lo Alfredo Merino, actualmente trabajando en el Celta de Vigo, sugiri¨®, sin excesiva convicci¨®n, un regreso en mejor ocasi¨®n pero sabiendo que aquella insinuaci¨®n tendr¨ªa poco recorrido porque no contaba con el respaldo de ning¨²n otro miembro del club. Tal vez aquella fue la gran equivocaci¨®n: no perseverar en que Pedri prolongase su estancia unos d¨ªas para observarlo con m¨¢s detenimiento o pactar su vuelta para m¨¢s adelante, pero entonces ninguno de los t¨¦cnicos madridistas que lo vieron de cerca imagin¨® que aquel joven era un volc¨¢n dormido. Aquella negativa supuso una decepci¨®n para ¨¦l por su orgullo herido pero apenas una desilusi¨®n para su familia cul¨¦. Al fin y al cabo nunca se hab¨ªan imaginado al chico de blanco. Su sue?o era otro.
Regreso a casa.
Al regresar a su tierra y tras jugar con la selecci¨®n canaria de su edad, se visti¨® de amarillo. Su incorporaci¨®n estaba pensada para jugar con uno de los equipos juveniles pero su impacto fue tan fulgurante que un a?o m¨¢s tarde, con solo 16 a?os, Pepe Mel le hizo debutar con el primer equipo en Segunda Divisi¨®n. Sus primeras apariciones en la ¨¦lite resultaron tan brillantes que el Barcelona comenz¨® a fijarse en ¨¦l con bastante atenci¨®n a pesar de que anteriormente tampoco hab¨ªa atisbado su enorme potencial. De hecho, el observador cul¨¦ en Canarias, Carlos Mar¨ªn, hab¨ªa propuesto su nombre en alguna ocasi¨®n pero su mensaje no cal¨® en La Mas¨ªa.
El nuevo inter¨¦s cul¨¦ fue cobrando fuerza y hubo un d¨ªa clave para dar el paso definitivo. El 2 de agosto de 2019, en un amistoso de pretemporada en Marbella entre el Almer¨ªa y Las Palmas, con representantes de varios clubs importantes en la grada, Pedri estuvo inspirado y el Bar?a reaccion¨® r¨¢pido. Jos¨¦ Mari Bakero, responsable de categor¨ªas inferiores, recomend¨® de forma entusiasta su contrataci¨®n y en Can Bar?a se pusieron manos a la obra. Esa disposici¨®n azulgrana para acometer la operaci¨®n encendi¨® la alarma en alg¨²n despacho de Valdebebas pero los informes t¨¦cnicos de Sixto Alfonso, observador madridista en Canarias, y de Carlos Sastre, responsable de captaci¨®n del Madrid en las islas, segu¨ªan sin aconsejar su incorporaci¨®n.
Nuevo sondeo en el Real Madrid.
Pepe Mel, el entrenador que apost¨® fuerte por ¨¦l en la UD Las Palmas, avis¨® a su amigo Emilio Butrague?o del genio en ciernes que estaba forj¨¢ndose en el estadio Insular de Gran Canaria. Hubo consulta del Buitre al club a trav¨¦s de Ram¨®n Mart¨ªnez, entonces director de f¨²tbol y ahora adjunto al director general. Algunos responsables en Valdebebas pensaban que el inter¨¦s del Barcelona era un bulo pero, a pesar de ello, hubo consulta a la UD Las Palmas. La respuesta despej¨® del todo la inc¨®gnita: solicitaron 8 millones de euros m¨¢s dos en variables. Aquel planteamiento, unido a los informes existentes, sirvieron para cerrar de forma definitiva un proceso que naci¨® gafado y acab¨® con una carpeta guardada en un caj¨®n. Entretanto, Toni Otero, secretario t¨¦cnico amarillo, y Ram¨®n Planes, su hom¨®nimo en el Bar?a, negociaban su traspaso, que se concret¨® en una cantidad fija menor de la solicitada al Madrid pero mucho m¨¢s alta en las variables. Firmada la operaci¨®n, Carlos Mar¨ªn, el primero que aconsej¨® al Bar?a el fichaje, reclam¨® su porcentaje (los observadores cul¨¦s cobraban una cantidad permanente no muy alta pero unos pluses muy suculentos si sus jugadores recomendados iban progresando y cumpliendo objetivos) pero en la entidad azulgrana no reconocieron su m¨¦rito.

Con el tiempo se ha demostrado el error estrat¨¦gico que supuso para el Madrid aquel rechazo, pero entonces nadie en Valdebebas intuy¨® que su progresi¨®n pudiera ser tan descomunal. El caso Pedri recuerda al de otro canario ilustre al que el Madrid tambi¨¦n dej¨® escapar casi dos d¨¦cadas antes. David Jim¨¦nez Silva, un ni?o de Arguinegu¨ªn, al sur de Gran Canaria, lleg¨® a la antigua ciudad deportiva del Real Madrid (donde hoy se ubican las torres) gracias a un contacto que ten¨ªa un amigo de su padre, Fernando, con un empleado del club. Era la primavera de 1999 y el peque?o ten¨ªa 12 a?os. Vicente Del Bosque, entonces director de la escuela, vio que ten¨ªa ¡°calidad y visi¨®n de juego¡± pero recomend¨® que volviese un a?o m¨¢s tarde un poco m¨¢s formado f¨ªsicamente. As¨ª sucedi¨®. En 2000 regres¨®, ya como infantil de segundo a?o. Estuvo una semana y jug¨® varios partidos. Del Bosque ya no era director de cantera porque hab¨ªa ascendido a entrenador del primer equipo. La respuesta que le dieron al concluir las pruebas fue un escueto ¡°ya te llamaremos¡±. Pasaron las semanas pero no lleg¨® ninguna llamada. No hubo explicaciones. Ni baja estatura ni falta de calidad. Absolutamente nada. La historia fue as¨ª se simple. Poco despu¨¦s Silva firm¨® por el Valencia. Su evoluci¨®n posterior es de sobra conocida.