Para Rodrygo no fue amistoso

Para casi todos, m¨¢s que un partido fue un contratiempo, porque al Sevilla le pareci¨® chatarra a la vista de lo que le espera el mi¨¦rcoles y porque el Madrid ha pasado esta p¨¢gina. Incluso los futbolistas bajo observaci¨®n, los pendientes de renovar en el equipo blanco, se dan por evaluados. Contra ese desinter¨¦s general se alz¨® Rodrygo, ¨²nico delantero sano de Ancelotti, que se meti¨® el partido en el bolsillo y dej¨® un gol para el recuerdo. Sus zancadas en el equipo han sido m¨¢s cortas que las de Vinicius pero casi igual de firmes. Por ¨¦l asegur¨® el Madrid una semana m¨¢s la segunda plaza.

Partidos de final de temporada presentan rarezas como estas: un Madrid sin delanteros, un Sevilla con el cuerpo en el Pizju¨¢n y la cabeza en Budapest, una tormenta tropical sobre Nervi¨®n y dos alineaciones con un puntito estrafalario. Mendilibar, que vino a atender a un moribundo y puede acabar liderando a un campe¨®n, hizo debutar a Manu Bueno, mediocentro de 18 a?os. Solo para ¨¦l y para Rodrygo ser¨¢ imborrable el partido. Y Ancelotti cuadr¨® el c¨ªrculo para evitarse a Hazard: Ceballos, como te¨®rico interior izquierdo en un 4-2-3-1, con Modric en la mediapunta. Qued¨® claro que importaba m¨¢s el mensaje (al belga) que los puntos.

Rafa Mir madruga

Hace semanas que el Madrid pide la hora en la Liga, y cuando se pierde la ilusi¨®n, tambi¨¦n es f¨¢cil perder el norte. Le sucedi¨® en Girona, en Anoeta y en Valencia. Tambi¨¦n de salida en Sevilla. A los tres minutos ya besaba la lona. Fue tras una llegada de Acu?a, que jug¨® este viceamistoso como si a¨²n siguiera en la final del Mundial, dos rechaces de la defensa del Madrid a ninguna parte y un descabello final de la zurda de Rafa Mir, el ariete B de Mendilibar. Se levantaba una cordillera frente a un Madrid sin ganas ni balas, porque las mejores se hab¨ªan quedado en Madrid. Benzema, porque lleva tiempo fuera de onda, probablemente por una merma f¨ªsica. Vinicius, por no molestar. Hay lesiones menores que resultan providenciales.

Despu¨¦s de aquello el partido fue y vino en un trasteo sin emoci¨®n que se vio brevemente interrumpido por un pase cruzado a Lucas V¨¢zquez que solo imagin¨® Ceballos y un perfecto centro del gallego que, en boca de gol y con Bono desarmado, Rodrygo ech¨® fuera. Esas cosas les suceden con mayor frecuencia a los que no nacieron nueves que a los que lo traen desde la cuna.

Sevilla y Madrid se repart¨ªan el dominio, la pelota y la falta de profundidad. Cerca de la media hora, tambi¨¦n los goles. Fue tras un rondo de dos minutos del Madrid. Cansado de gilipases, Tchouameni fue el primero en decidirse a pisar ¨¢rea y antes de que llegara a ella le mand¨® al suelo Lamela. Ese golpe franco le sirvi¨® a Rodrygo para probar que vale para cualquier cosa. Tambi¨¦n para que quedara claro que Bono ya estaba en Budapest. El disparo del brasile?o entr¨® por su palo mientras ¨¦l, hombre de piedra, contemplaba la escena. Un medio pasito al lado contrario le dej¨® fuera de la jugada. El gol, en su ¨²nico disparo a puerta en la primera mitad, sali¨® al paso de ese Madrid sosote que tard¨® 33 minutos en hacer su primera falta, que curiosamente acab¨® en amarilla a Lucas V¨¢zquez. El frasco de la adrenalina se acab¨® con el 4-0 del Etihad.

El Sevilla, propulsado desde las alas con Acu?a, Bryan Gil y Lamela, pon¨ªa m¨¢s nervio. El ex de River pudo llevar al Sevilla con ventaja al descanso. Se le marcharon dos ocasiones estupendas: su primer remate se estrell¨® en el palo, el segundo lo recogi¨® la grada.

Al otro lado, el Madrid quedaba en clara indefensi¨®n por falta de intensidad, de delanteros y de dibujo. Ceballos era un marciano en la izquierda, Modric no ten¨ªa llegada como segundo punta y Valverde manten¨ªa ese perfil bajo de las ¨²ltimas semanas. Solo Rodrygo era capaz de ganarle terreno al mar sin m¨¢s auxilio que su talento.

La joya

La segunda mitad parec¨ªa tener a¨²n menos pulso, hecho no achacable a Acu?a, que se tom¨® el partido como la final que no podr¨¢ jugar el mi¨¦rcoles. Una arrancada suya estuvo a punto de darle el doblete a Rafa Mir. Luego, como si tuviera guardada la rabia de su expulsi¨®n ante la Juventus, la solt¨® de mala manera. Le tir¨® un tornillazo a Ceballos que le cost¨® la roja. Una falta de contenci¨®n que estrope¨® mucho el final cuando el campo y parte de los jugadores de Mendilibar la tomaron con el sevillano.

En la recta final, Mendilibar entr¨® en modo Europa League y con los cambios fue dejando pistas de su alineaci¨®n ante la Roma. Cada uno de los salientes (Rakitic, Bryan Gil, Lamela, Gudelj...) se acerc¨® a su titularidad el mi¨¦rcoles.

Tambi¨¦n Ancelotti, con menos margen de maniobra, fue d¨¢ndole naturalidad a su dibujo. Entr¨® Camavinga para jugar en tres posiciones en poco m¨¢s de media hora y puso un nueve, ?lvaro Rodr¨ªguez. El canterano lleg¨® a tiempo de acompa?ar con la vista la joya que escond¨ªa este partido sin sal. Rodrygo tom¨® un rechace casi en ¨¢rea propia y corri¨® hacia la contraria mientras Modric y Kroos dise?aban la jugada, que volvi¨® al brasile?o ya en campo sevillista. En carrera, con pies de bailar¨ªn y dos recortes, hizo desaparecer a Montiel y mand¨® un pase a la red. Fue un gol con piel de seda de un futbolista excepcional al que solo le falta una cima: la jerarqu¨ªa.