Nuevo Mestalla: 15 a?os en los huesos
Los matorrales inundan el hormig¨®n de un estadio que naci¨® como un proyecto de ciudad, que se convirti¨® en s¨ªmbolo de la burbuja inmobiliaria y que cumple 15 a?os con la obra paralizada.
La obra del Nuevo Mestalla cumple 15 a?os paralizada. Su esqueleto de hormig¨®n se ha convertido en un paraje m¨¢s de la ciudad, como las Torres de Serrano o el Miguelete. Pero, as¨ª como esas centenarias construcciones son s¨ªmbolos de tiempos de grandeza de la ciudad, el ¡®coliseo¡¯ de la Avenida de las Cortes Valencianas lo es de la ¡°burbuja inmobiliaria¡±, la cual le explot¨® al Valencia en la cara. El 25 de febrero de 2009 el presidente Vicente Soriano claudic¨® e hizo oficial lo que se intu¨ªa que pasar¨ªa: ¡°La obra se paraliza¡±. La econom¨ªa del club no pod¨ªa soportar el descabellado plan financiero ideado por Juan Soler. Y de aquellos barros, estos lodos.
En su mentalidad, la de Soler, prototipo de constructor de la ¨¦poca, su plan era perfecto, basado en la teor¨ªa de esos tiempos: la del pelotazo. Su proyecto financiero era simple. En la parcela del actual Mestalla se construir¨ªan unas torres que se la quitar¨ªan de las manos por un potos¨ª de millones y con ellos pagar¨ªa la nueva casa. Y no una casa cualquiera. El Valencia tendr¨ªa ¡°el mejor estadio del mundo¡±. As¨ª que empez¨® a construir en la Avenida de las Cortes sin pedir pr¨¦stamos. Es decir, de las arcas del club sal¨ªan cada mes decenas de millones para pagar a las constructoras, dando por hecho que se vender¨ªa Mestalla. Pero la burbuja hizo ¡®boom¡¯.
El Valencia y los pol¨ªticos llevan 15 a?os d¨¢ndole vueltas a lo mismo, a c¨®mo y cu¨¢ndo se reanudar¨¢ una obra de cuyo proyecto inicial solo queda el bol de hormig¨®n. El hast¨ªo que genera el tema del Nuevo Estadio le ha dado m¨¢s br¨ªo y romanticismo al vetusto Mestalla, gener¨¢ndose una corriente de opini¨®n que defiende su reforma y permanencia. Pero esa opci¨®n no la contemplan las altas esferas y as¨ª Mestalla es como un condenado en el corredor de la muerte, un estadio con vida propia que resiste en el tiempo, pero que est¨¢ abandonado a su suerte, sin apenas mantenimiento ni inversi¨®n en sus instalaciones.
El arquitecto Mark Fenwick es de los pocos que quedan de la hollywoodiana presentaci¨®n de la primog¨¦nita maqueta, que tuvo lugar el 10 de noviembre de 2006 en la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Hasta Pel¨¦ y Maradona recibieron invitaci¨®n para asistir al acto. 18 a?os despu¨¦s, esa maqueta, la cual lleg¨® a Valencia en un furg¨®n blindado, es un mero elemento de decoraci¨®n ubicado en un pasillo de la planta noble de las oficinas del club.
Desde aquella presentaci¨®n, la vara de mando del Ayuntamiento la han tenido Rita Barber¨¢, Joan Rib¨® y Mar¨ªa Jos¨¦ Catal¨¢; en el despacho principal del Palau de la Generalitat han estado Francisco Camps, Alberto Fabra, Ximo Puig y Carlos Maz¨®n; el palco VIP de Mestalla ha sido un ir y venir de presidentes: desde Juan Soler hasta Layhoon Chan, pasando por Agust¨ªn Morera, Vicente Soriano, Manuel Llorente, Amadeo Salvo y Anil Murthy. Y de los inquilinos del banquillo mejor damos la cifra para no alargar de m¨¢s el p¨¢rrafo: 19.
La construcci¨®n del estadio se inici¨® con la pretensi¨®n de que Valencia albergara la final de la Champions de 2011, inclusive tambi¨¦n un Mundial de Atletismo, y, sin embargo, nadie puede asegurar hoy que est¨¦ acabado para el Mundial 2030 de f¨²tbol. De ah¨ª que Valencia se tambale¨¦ como sede, algo que cuesta entender trat¨¢ndose de la tercera ciudad de Espa?a, con todo lo que ello implica en cuanto a disponibilidad en infraestructuras de transporte, alojamiento y servicios se refiere. Pero la ciudad carece a¨²n de lo m¨¢s importante para ser sede de un Mundial: un estadio v¨¢lido.
La desconfianza que se generan entre los pol¨ªticos y Peter Lim
El problema de fondo es de concepto: la desconfianza. Las autoridades recelan de Peter Lim. Los pol¨ªticos temen que, una vez se consuma en la obra el dinero de CVC (unos 80 millones) y el que se pueda recaudar por la venta del terciario de la parcela, el Valencia pueda volver a paralizar la obra por falta de liquidez. De ah¨ª que le exijan garant¨ªas financieras por la totalidad de lo que queda por construir, que seg¨²n el ¨²ltimo proyecto presentado asciende a unos 128 millones (antes de impuestos). Pero se duda hasta de esa cifra, de ah¨ª que se vaya a pedir una auditoria externa para calcular ¡°el coste real¡±.
A su vez, el m¨¢ximo accionista del Valencia no se f¨ªa de las intenciones y posturas de las diferentes administraciones p¨²blicas implicadas. Por ello no mover¨¢ ficha hasta que tenga una seguridad jur¨ªdica en forma de convenio, un contrato que le garantice que las fichas urban¨ªsticas quedan reflejadas en blanco sobre negro y con firma de las partes. De ah¨ª que se haya negado a rubricar el documento que pide la FIFA para que Valencia se presente como candidata a ser sede del Mundial 2030, porque entiende que hacerlo es un compromiso que el club no debe adquirir sin tener previamente atado el convenio.
El Nuevo Mestalla naci¨® como un proyecto de ciudad, en el que la vinculaci¨®n entre el Ayuntamiento (Rita Barber¨¢) y el Valencia (Juan Soler) era m¨¢xima. Esa sinton¨ªa nada tiene que ver con lo que sucede en la actualidad. La clase pol¨ªtica huye de cualquier gesto que pueda ser interpretado como que dan facilidades a Peter Lim (aunque el promotor siempre haya sido el Valencia CF), unos pol¨ªticos que temen m¨¢s las manifestaciones contra la gesti¨®n de Lim que el propio Peter.
De la misma manera, el Valencia, desde 2014, tiene un m¨¢ximo accionista sin arraigo en la ciudad, sin m¨¢s intereses empresariales en la provincia que el club de f¨²tbol, que vive a 12.000 kil¨®metros y que hace m¨¢s de 1.500 d¨ªas que ni tan siquiera ve a su equipo jugar en directo. Dicho de otra manera, en los planes de vida de Lim no parece que est¨¦ ¡®avalar¡¯ una obra para que Valencia sea sede de un Mundial ni tampoco que se mueve el singapurense por el ego o la pretensi¨®n de dejar un legado en la ciudad en forma de estadio para los pr¨®ximos cien a?os.
De ah¨ª que, con el paso del tiempo, el Nuevo Mestalla haya pasado de ser el ¡°mejor estadio del mundo¡±, cuando era un ¡®proyecto de ciudad¡¯, a ser un recinto adaptado a lo que considera el club, su m¨¢ximo accionista, que son sus posibilidades econ¨®micas. Por ello, entre otros reajustes, la ic¨®nica fachada del proyecto inicial, que se fund¨ªa con la cubierta en una ¨²nica piel met¨¢lica y curvada, en la que se representaban ¡°los barrios de la ciudad¡±, se haya transformado en una fachada ¡°permeable y abierta¡±, ¡°m¨¢s mediterr¨¢nea¡±, seg¨²n la define el pliego del ¨²ltimo proyecto, que habla de ella como un ¡°tholos¡± griego, y con una cubierta con forma de radios de rueda de bicicleta en horizontal. O que el aforo haya aumentado o disminuido seg¨²n apretaran los pol¨ªticos de turno (de 75.000 a 66.000, pasando por una intentona de 49.000).
Todos esos proyectos, que van por cinco diferentes desde que se present¨® el primero, no dejan de ser documentos de powerpoint, porque las gr¨²as siguen sin entrar entre los matorrales de la parcela de la Avenida de Cortes Valencianas. El Nuevo Mestalla est¨¢ como se qued¨® hace 15 a?os: en los huesos. Lo ¨²nico positivo, como apostilla Mark Fenwick en sus informes, es que ese esqueleto se ¡°conserva en buen estado al tratarse b¨¢sicamente de casi toda la estructura de hormig¨®n y gran parte de las gradas, preparadas ambas para un ambiente exterior¡±. Pero 15 a?os lleva a la intemperie. La de estadios que se han construido en el mundo desde entonces.