McCleary, una historia de puro Atleti
El relato de su vida, un hincha en Washington, protagonista del nuevo documental. ¡°El Atleti para m¨ª es ilusi¨®n, lealtad, amigos y familia¡±, dice siempre.
El jueves, en la premiere del nuevo documental del Atleti para Amazon Prime, Otra forma de entender la vida, cuando Michael McCleary (61 a?os) tom¨® el micr¨®fono en el auditorio del Metropolitano, Simeone no perdi¨® detalle, fascinado tambi¨¦n ante el relato de este americano nacido en Madrid, uno de sus grandes protagonistas.
Porque si el hilo conductor es el equipo y la temporada pasada, son muchas las historias que se engarzan. Algunas humanizan (Correa y el m¨¦dico que le oper¨®, Grizzi...), otras dur¨ªsimas (Iker, hermano del ni?o, Sa¨²l, que falleci¨® en la celebraci¨®n de LaLiga 2021, Virginia Torrecilla...). Y, entre medias, un volteo de c¨¢mara a la grada. Para posarse y contar a esas personas que hacen Atleti d¨ªa a d¨ªa. Porque siempre est¨¢n. Haga fr¨ªo o calor, se pierda o gane. Cerca y lejos. La afici¨®n y sus peque?as grandes historias, principio y fin de todo. Como la de Mc Cleary, este americano que siembra cada d¨ªa las calles de Washington de Atleti, al volante de un Jeep con el nombre del club en may¨²sculas que conduce orgulloso (¡±All¨ª puede personalizarse, el nombre que quieras. Atleti no era de nadie. M¨ªo¡±). Con su ropa, siempre con el escudo rojiblanco al pecho. Con el museo que llena la mesa del comedor de su casa, con viejos peri¨®dicos, carteles de partidos homenaje (Luis, Cap¨®n...), con una piedra del viejo Calder¨®n y hasta una de sus almohadillas de los 80, las mullidas, las rojas.
Un amor a primera vista
Hijo de un militar americano destinado en Torrej¨®n de Ardoz en los a?os 50, naci¨® en Fuencarral, 1957. Su primera vez fue en el viejo Metropolitano, 1966, algo de lo que presume siempre orgulloso (¡±un Atl¨¦tico-Pontevedra¡±, relata, con su memoria de foto), un cumplea?os de otro ni?o de la base. La que enraiz¨® fue aquella, abril de 1973, que su hermano Brian le llev¨® al Calder¨®n. ¡°Fue dar la vuelta a Pir¨¢mides y pam¡±. Para siempre. En su grada vivi¨® el alir¨®n aquel a?o. Pero en 1976 lleg¨® la factura. El regreso a EEUU. Una vida all¨ª sin poder desligarse de aqu¨ª. Imposible. Ataba el Atleti.
En aquellos tiempos sin informaci¨®n a un click traste¨® en una radio de onda corta (a¨²n la guarda, tesoro) hasta encontrar RNE y escuchar los partidos del Atleti, se suscribi¨® al AS Color, llamaba de madrugada a los peri¨®dicos para saber resultados. Y viajaba todo lo que pod¨ªa a Espa?a. A veces cada poco, a veces cada mucho, lo que su trabajo como conserje en el Hotel Willard le permitiera, siempre con el calendario de partidos. Y repartiendo esos imanes para la nevera que lleva en el bolsillo, con la imagen de la matr¨ªcula de su Jeep.
La pandemia fue dif¨ªcil. Solo, despedido del hotel sin clientes en el que hab¨ªa pasado 37 a?os de su vida, con el miedo al virus, el no saber si regresar¨ªa a Madrid. Cuando lo hizo, en 2021, una bolsa con el escudo del Atleti le acompa?¨® en el hospital de vuelta a Washington. Sufri¨® un trombo. ¡°Pero ya estoy bien¡±, dice, dijo en ese auditorio, bajo la mirada del Cholo. La tumba que tiene ya reservada en el cementerio Oak Hill puede esperar. Y mucho. Aunque su epitafio grite en piedra y para siempre eso que le ha hecho eterno en el documental: ¡°?Aupa Atleti!¡±.