Lopetegui, Isco, Sampaoli... Monchi, la cr車nica de un culebr車n
El Sevilla insisti車 en prolongar un problema sin soluci車n, pues la marcha del gaditano al Aston Villa era inevitable. El divorcio, total en los 迆ltimos d赤as, se lleva fraguando bastante tiempo.
La delirante representaci車n del divorcio entre Monchi y el Sevilla, para el que no hab赤a marcha atr芍s, debe concluir en las pr車ximas horas. El Aston Villa ha seguido negociando con el club nervionense en busca de un acuerdo para pagar una cantidad de la cl芍usula de rescisi車n del director deportivo y en alg迆n punto han de encontrarse las dos partes. Ganar芍, sobre todo, la ya irreparable imagen sevillista. D赤as despu谷s de volver a levantar una Europa League, la S谷ptima, y demostrarle otra vez al mundo el poder赤o de una entidad que se ten赤a por ejemplar, en el S芍nchez-Pizju芍n echan por la borda buena parte de ese trabajo.
El ya seguro adi車s de Monchi no tiene nada de repentino. Por mucho que se desconozca entre la opini車n p迆blica general o que se quiera enga?ar un sevillismo que ha sabido de las fricciones a cuentagotas, el gaditano lleva muchos meses avisando en el club de que necesitaba una salida. Desde el verano pasado, m芍s concretamente. Entonces, la permanencia de Julen Lopetegui en el banquillo, que a la postre se demostrar赤a un error, suscit車 una vehemente discusi車n en el seno del Sevilla.
El presidente Jos谷 Castro y el vicepresidente Del Nido Carrasco apostaban por concluir el ciclo, tremendamente exitoso hasta entonces, del entrenador de Asteasu. Lopetegui hab赤a ganado una Europa League y llevado al equipo por primera vez a clasificarse tres veces seguidas para Champions pero en la recta final de la 21-22 su Sevilla hab赤a dado se?ales inequ赤vocas de agotamiento. Esto ocurre con la mayor赤a de los entrenadores, salvo en aquellos clubes capaces de cambiar la plantilla por completo o de fichar grandes estrellas: siempre existe una fecha de caducidad. Monchi impuso su criterio y mantuvo a Lopetegui en el cargo; no quer赤a, de hecho, despedirle ni siquiera a comienzos de octubre, cuando el Sevilla ya se arrastraba por Europa y por el fondo de la clasificaci車n.
Por insistencia de Lopetegui lleg車 en verano otra manzana de la discordia, Isco Alarc車n. Su fichaje provocaba recelos en buena parte de Consejo e incluso, en parte, para Monchi. Pero el director deportivo acab車 d芍ndole a su t谷cnico el caramelito. Era un perfil de jugador que ya exist赤a de sobras (Suso, ?liver Torres...) en una plantilla que necesitaba m芍s f赤sico que otra cosa. Un f赤sico que nunca lleg車. De Isco, adem芍s, se pon赤a en duda su implicaci車n. Tras coger la forma, el malague?o logr車 incluso a ser decisivo y tirar del carro pero tras marcharse Lopetegui se tir車 el callej車n hasta llegar a las manos con el propio Monchi durante un entrenamiento.
Isco se diluy車 con Sampaoli. Igual que buena parte del equipo. El fichaje del entrenador argentino tampoco cont車 con el consenso de todos. Esta vez el que no se fiaba era el propio Monchi, en contra de lo que pensaba la directiva, que con el argentino pensaba en fichar a ※uno de los mejores entrenadores del Mundo§. Aquella concepci車n se fue al traste pronto, ante el empecinamiento del de Casilda en jugar con fuego en zonas defensivas y apostar por tres centrales, cuando la coyuntura parec赤a pedir lo contrario: un equipo que est芍 abajo debe evitar las complicaciones atr芍s y en el Sevilla no sobraban precisamente eso, los centrales.
Jos谷 Luis Mendilibar aterriz車 a finales de marzo como un apagafuegos y acab車 convirti谷ndose en un h谷roe total. Salv車 al equipo del descenso en unas pocas jornadas, sin necesidad de sufrir en la recta final, y no lo meti車 en puestos europeos probablemente porque andaba ocupado en rizar el rizo: ganar otro t赤tulo de Europa League y clasificarse para la Champions: un bal車n de ox赤geno econ車mico gracias al cual este Sevilla puede mirar al futuro con bastante menos pesimismo, a pesar de su insistencia en complicarse la vida con asuntos como el de Monchi. Ese culebr車n anunciado, innecesario, que parece no querer solucionar lo antes posible.