Las Heras: ¡°El doctor me dijo: ¡®Si no te tiro por la cabeza, lo hago por el h¨ªgado¡±

El barrio todav¨ªa escucha los ecos de aquel Rayo. Sus destellos de la temporada 1964-65 siguen presentes en la retina de los aficionados m¨¢s veteranos. De ah¨ª que la Feria del Libro de Vallecas haya elegido ese hist¨®rico conjunto como protagonista de un coloquio este s¨¢bado entre el presidente de honor de AS, Alfredo Rela?o; el exfutbolista, representante y comentarista, Jos¨¦ Antonio Mart¨ªn Ot¨ªn Pet¨®n, y el pichichi vallecano de aquella etapa, Manuel Las Heras. Sus goles fueron fundamentales para el cuadro franjirrojo, entonces dirigido por Pedro Eguiluz, que llen¨® todos los campos que visitaba. Era la gran atracci¨®n y as¨ª lo certificaron sus n¨²meros a final de curso: 56 puntos, o lo que es lo mismo, 26 victorias y 4 empates, con 102 goles a favor y 14 en contra. El Rayo, que termin¨® invicto, qued¨® primero de grupo y firm¨® el ascenso a Segunda.

Las Heras estaba llamado a ser un grande. Bernab¨¦u le hab¨ªa definido como el sustituto de Di St¨¦fano, pero un rev¨¦s le cambi¨® la vida. Cuando Felines bot¨® un c¨®rner desde la banda derecha y el delantero lo remat¨® de cabeza directamente a la escuadra de la porter¨ªa del Carabanchel, nadie sab¨ªa que aquel iba a ser el ¨²ltimo gol de su carrera. Ese 14 de marzo de 1965 lo tiene grabado a¨²n. La Federaci¨®n le retir¨® la ficha y el informe de un reconocido neur¨®logo, desaconsejando su vuelta, impidi¨® su regreso al f¨²tbol. Eso s¨ª, se march¨® por la puerta grande, con 33 tantos, entre ellos cinco hat-trick, en 25 partidos.

¡°Jos¨¦ Luis Peinado, Pepe goles, dice que fue ¨¦l qui¨¦n bot¨® el c¨®rner¡±, revela Pet¨®n, pero Las Heras le contradice: ¡°Fue Felines¡±. El delantero tiene una memoria privilegiada. ¡°Gir¨¦ la cabeza y met¨ª el bal¨®n por la escuadra. Al rato se me durmi¨® la mano y se lo dije a Eguiluz, que me quer¨ªa mucho. Me aconsej¨® coger tierra del suelo para que se me pasara el hormigueo. Nada. Acab¨® el partido y al lavarme la cara not¨¦ que se me dorm¨ªa, cambiaba las palabras de orden... El masajista busc¨® a mi padre, que iba con la pe?a Oter, y me llevaron a casa¡±, confiesa.

Las Heras termin¨® su carrera en La Mina, con 20 a?os. ¡°?bamos a Alberto Aguilera a pasar la mutualidad. El doctor Am¨¦rico me dijo: ¡®Si no te tiro por la cabeza, lo hago por el h¨ªgado¡±, lament¨® el delantero. Rela?o confirma esa teor¨ªa: ¡°El coma de Mart¨ªnez, futbolista del Atl¨¦tico, influy¨®. No quer¨ªan exponerse a otro caso como ese. El rojiblanco estuvo as¨ª ocho a?os y se hizo la primera fila cero para ayudarle¡±. El miedo de los m¨¦dicos conden¨® su carrera. Tambi¨¦n que el Real Madrid no tuviera representaci¨®n en la Federaci¨®n.

Con el tiempo, Las Heras tambi¨¦n arbitr¨®. ¡°Eso s¨ª te lo ten¨ªa que haber prohibido el m¨¦dico¡±, bromea Rela?o. Era tan duro como enfrentarse a las defensas siendo delantero. ¡°Habl¨¦ con Presa y le ped¨ª, en nombre de la historia, que Las Heras haga un saque de honor¡±, reivindica Pet¨®n. La lluvia no impidi¨® que entre el p¨²blico estuvieran Lorenzo Benito y Jos¨¦ Mar¨ªa Mart¨ªnez, el Chispa, el encargado del material en la ¨¦poca de Las Heras. Ese ni?o presente en todas sus fotos. ¡°Cada una de ellas tiene detr¨¢s una historia¡±, r¨ªe p¨ªcaro, mientras se las muestra a AS, con una emoci¨®n similar a la de marcar un gol. Su r¨¦cord sigue ah¨ª, coronando una de las historias m¨¢s incre¨ªbles de este Rayo centenario.

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