La triste y feliz historia de Diego
Un ni?o de siete a?os cumple un sue?o que comenz¨® torcido en la visita del Atl¨¦tico de Madrid a Oslo, ciudad en la que vive, para medirse al Manchester United.
¡°Bueno, no pasa nada, al menos he podido comprobar que son de carne y hueso¡±. La historia con final feliz no pudo empezar m¨¢s triste. El que habla es Diego. Siete a?os, vive en Oslo, rojiblanco desde la cuna, una foto en el tel¨¦fono de su madre, Patricia, lo atestigua, las posibilidades de ver a su equipo son escasas. Por eso espera desde hace tres horas a que llegue, tras una valla que la seguridad del hotel donde los rojiblancos se van a alojar en Noruega no deja de alejar de la puerta. Cada vez m¨¢s y m¨¢s lejos.
En una mano, su rojiblanca. En la otra, su mochila del Atleti llena de tesoros. La foto de Correa, de Koke, la que se hizo hace a?os en un campus con Griezmann. Cuando el autob¨²s llega, ning¨²n jugador escucha sus gritos, nadie se acerca. ¡°Tampoco podemos ir al partido¡±, musita Patricia, mirando rota a su hijo. Las entradas se agotaron en minutos, pero minutos de verdad. ¡°Cinco, seis¡±. El tiempo en que estuvo pensando en qu¨¦ lugar el Ullevaal Stadion se ubicar¨ªa la afici¨®n del Atleti, por estar con ella, por sentirse en casa tan lejos de ¨¦sta. ¡°Bueno, da igual, d¨®nde sea¡±. Pero cuando volvi¨® a la p¨¢gina ya estaba todo vendido. Removi¨® y busc¨®, pidi¨® y rog¨®. Llam¨® incluso hasta el embajador espa?ol. Nada. Siempre la misma respuesta. No. Que el ni?o tuviera al menos eso. Ver a sus ¨ªdolos, las firmas, una foto. Pero eso tampoco. Hasta que llegaron los s¨ªes.
El Atleti repara en Diego y descubre que se ha quedado sin firmas, sin fotos. Le abre las puertas del Radisson Blue Scadinavia. Enseguida, chapeau, en un gesto que es todo Atleti. ¡°?Qui¨¦n es tu favorito?¡±, le preguntan. ¡°Griezmann¡±, responde. Y a Griezmann se le trae de su habitaci¨®n para hacerse con ¨¦l una foto. ¡°Y tambi¨¦n estaban Koke, Gim¨¦nez, De Paul...¡±, dice al salir del hotel, con tanta emoci¨®n que casi ni hablar puede. Y a¨²n queda algo, el lazo a la historia: una entrada para Diego, va al Ullevaan Stadion invitado por el club. Con su camiseta por Grizi firmada. No s¨®lo son de carne y hueso. Tambi¨¦n fue real.