La noche que el Real Madrid de la S¨¦ptima sufri¨® ante un Legan¨¦s de Segunda

Juan Miguel Nieto Garc¨ªa conserva a sus 49 a?os las hechuras que lo convirtieron en el prototipo de delantero tanque que se llevaba en los 90. Alto. Fuerte. Aguerrido. Le falta la cara de malas pulgas con las que los arietes trataban de amedrentar a defensas que tampoco eran adonis. Intimidaci¨®n por apariencia. Juanmi (como todos lo conoc¨ªan en Legan¨¦s) no era as¨ª. ?l a¨²n conserva la mirada calmada de aquellos a?os en los que colonizaba las ¨¢reas rivales de los pepineros. La misma que se inyect¨® en euforia la noche del 6 de agosto de 1997, cuando fue capaz de marcarle un gol ¡°de rechace y con algo de suerte¡± al Real Madrid de la S¨¦ptima.

Claro que por aquel entonces el equipo en formaci¨®n de Heynckes no era m¨¢s que una inc¨®gnita heredada del primer proyecto de Fabio Capello. El entrenador alem¨¢n acudi¨® al viejo Municipal Luis Rodr¨ªguez de Miguel (ahora convertido en la Plaza Mayor de Legan¨¦s) luciendo un cantoso polo multicolor y un cargamento de chavales (algunos fueron luego leyenda) salpimentado veteranos y descartes. El partido se retransmiti¨® en directo por Telemadrid (toda una novedad en el caso del Lega) y obr¨® el milagro en las gradas del viejo estadio blanquiazul. Su capacidad era de unos 5.000 espectadores, ¡°pero yo creo que esa noche entraron 2.000 m¨¢s. Fue una locura¡±, recuerda Juanmi.

¡°Heynckes se quej¨® de los palos que dimos¡±

¡°Cosa de dos semanas antes, el director deportivo, Rafa Cortijo, nos inform¨® que el Madrid hab¨ªa aceptado jugar un amistoso contra nosotros en Legan¨¦s. Imag¨ªnate lo que supuso aquello para nosotros. Da igual que vinieran con los reservas. A ellos les parec¨ªan descartes, pero a nosotros, un equipazo¡±, insiste en la sesi¨®n de fotos, mientras el viento de Las Rozas, donde vive, arremolina la camiseta que sostiene, la de aquella temporada en la que las lesiones y la competitividad de Catanha y Eto¡¯o (el mismo que luego ser¨ªa leyenda del Bar?a) le impidieron jugar mucho y ver puerta.

Al menos en verano le marc¨® a un Real Madrid formado por Ca?izares, Secretario, Fernando Sanz, Garc¨ªa Calvo, Chendo, V¨ªctor, Seedorf, Jaime, Guti, Dani y Petkovic. El serbio hizo el 0-1 y ¨¦l, Juanmi, el empate. ¡°Pudimos ganar. Nosotros nos lo tomamos como un partido de Liga. Recuerdo que Heynckes se enfad¨® porque repartimos bastante le?a¡±, evoca este delantero madrile?o, firmado ese mismo enero por el Legan¨¦s desde el Moscard¨® para ocupar el puesto de Mois¨¦s, un ariete que, tras media temporada de esc¨¢ndalo con los blanquiazules, acab¨® en el Celta. ¡°Aquel medio a?o jugu¨¦ con la camiseta ¡®16¡ä de Artero. Le bordaron mi nombre encima¡­ y a correr¡±, se carcajea.

Compa?ero de Fernando Sanz

Su gol al Real Madrid hizo so?ar a Legan¨¦s, entonces una ciudad con s¨®lo cuatro a?os de recorrido en Segunda. Pero una contra de Seedorf acab¨® trasnformada en el 1-2, desvaneci¨® el anhelo y fulmin¨® un partido que acab¨® sin intercambio de camisetas, ni selfies o fotos.

¡°?Pero si no ten¨ªamos m¨¢s camisetas que las de juego! Al menos yo me qued¨¦ un rato hablando con Fernando Sanz. Fue compa?ero m¨ªo en el SEK. Su hermana Malula era mi mejor amiga. Ahora le habr¨ªa pedido la camiseta a Seedorf. O a Guti¡±, se lamenta este madridista confeso antes de meterse en su utilitario blanco para regresar al estanco que posee en Carabanchel, dejando tras de s¨ª la estela del recuerdo, el de aquella noche en que el Real Madrid de la S¨¦ptima sufri¨® ante un Legan¨¦s de Segunda.

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