La Liga de Bellingham

Era una tarde de estrenos (Bellingham, Fran Garc¨ªa, Joselu, la cubierta del Bernab¨¦u) y acab¨® triunfando lo cl¨¢sico. El Madrid empez¨® encapotado, como el cielo y como el estadio, y encontr¨® rehabilitaci¨®n en Modric y Kroos, talentos sin fin. A¨²n no les ha atropellado el tiempo. Quiz¨¢ convenga revisar si la transici¨®n no va demasiado deprisa. Bajo su sombra el Madrid le dio la vuelta a un partido con espinas, finalmente resuelto al modo habitual: con un gol de Bellingham, ese casi nueve llovido del cielo, en el descuento. El quinto en cuatro partidos. Hace tiempo que no se ve¨ªa un trueno igual en el campeonato.

El cuarto partido de Liga ofreci¨® la primera titularidad de Modric. Estamos ante un indicio. Ancelotti va a servir a la leyenda en peque?as dosis y principalmente en casa, sobre todo si toca abrir una caja fuerte. Eso presumi¨® el italiano ante el Getafe, en tarde de masticar tornillos. No hay equipo en la Liga que se ponga m¨¢s pesado que el de Bordal¨¢s. Con un gol se hab¨ªa embolsado cuatro puntos. Y es que en el f¨²tbol tambi¨¦n se puede matar al rival de aburrimiento.

Bordal¨¢s le prepar¨® a su amigo Ancelotti un plan de granito. Una zaga de cuatro, con dos centrales (Djen¨¦ y Alderete) por delante de otros dos (Duarte y Mitrovic), doble capa de cemento. Tambi¨¦n dos puntas (Latasa y Mayoral), que una cosa no quita la otra en este juego de autor del Getafe. Una invitaci¨®n para que el Madrid lo intentara por fuera y para que se equivocara por dentro. Tard¨® once minutos en hacerlo. Fran Garc¨ªa le mand¨® un bal¨®n trampa a Alaba. Lo vio Mayoral, que sali¨® como un tiro, evapor¨® a Kepa en la salida y marc¨® de tiro raso.

Hasta ah¨ª no se hab¨ªa movido una hoja en el partido m¨¢s all¨¢ de un regate de extremo y centro posterior de Bellingham. No hay territorio hostil para ¨¦l en un campo de f¨²tbol. Tambi¨¦n hab¨ªan llegado ya los primeros enganchones de Domingos Duarte con Rodrygo. Esa es la cara oscura del Getafe y ese punto macarra que le persigue.

El ambiente acab¨® de envenenarse en torno al arbitraje. Primero, con una salida de David Soria ante Bellingham. El meta fue a la desesperada y toc¨® la pelota con el pecho y el brazo a media altura fuera del ¨¢rea para extinguir el incendio. El Madrid pidi¨® la roja. El VAR ratific¨® la inacci¨®n de Melero, que instantes despu¨¦s vio un penalti a Bellingham donde no lo hab¨ªa. La cabina le salv¨® esta vez del error. Luego el ingl¨¦s volvi¨® a caer ante Djen¨¦. Ah¨ª hubo m¨¢s indicios de infracci¨®n, insuficientes para el ¨¢rbitro de abajo y los de silla.

En la sala de videoarbitraje se registraba la ¨²nica emoci¨®n del partido. Abajo mandaba el Madrid sin ning¨²n disfrute. Mov¨ªa la pelota pesadamente, esperaba que algo se le ocurriera a Bellingham y no encontraba m¨¢s soluciones que las arrancadas de Rodrygo, al que le esperaba un cuerpo de ej¨¦rcito en cuanto pisaba el ¨¢rea. Ni un asomo de juego colectivo. La vida sin Vinicius ser¨¢ dura.

Kroos y Modric

Al Getafe, por costumbre, no le molestaba el encierro en su campo. Entrega la pelota a cambio de quedarse los espacios, consciente de que en el f¨²tbol, con su presupuesto, no se puede tener todo. Y cuando el rival aprieta, frena la hemorragia interrumpiendo el juego. Un partido con diez faltas en media hora daban idea de la falta de fluidez en el tr¨¢fico.

El partido tambi¨¦n ten¨ªa sus rarezas. El Madrid estuvo al borde del empate en un cabezazo en plancha de Modric. No se le recuerdan vuelos as¨ª. Y un cazagoles como Joselu se dej¨® uno clar¨ªsimo en centro dulce de Fran Garc¨ªa. Su remate a quemarropa se fue al chaleco antibalas de David Soria. Solo eso le permiti¨® en el primer tiempo un Getafe sin ataque, pero aplicad¨ªsimo y met¨®dico atr¨¢s, bueno en la defensa posicional y en el repliegue.

La segunda mitad fue otra cosa. Empez¨® con vuelta a la cocina tradicional (Nacho y Kroos por Fran Garc¨ªa y Camavinga) y m¨¢s carrete arbitral. Joselu empat¨® en otra jugada para el estudio. Modric centr¨® con el exterior, el ariete, en posible fuera de juego, salt¨® sin tocar el bal¨®n, que volvi¨® a ¨¦l tras ser despejado por Djen¨¦ con la mano y lo mand¨® a la red. M¨¢s de dos minutos tard¨® el VAR en decidir que su primer vuelo no tuvo influencia en la jugada. La tecnolog¨ªa nunca podr¨¢ luchar contra la interpretaci¨®n.

En cualquier caso, el Madrid hab¨ªa tomado el camino del arrebato, que siempre le va bien, bajo la direcci¨®n de Kroos, en versi¨®n rompehielos: un remate al palo, otro que le sac¨® David Soria, un pase de tres cuartos de gol desaprovechado por Carvajal. El alem¨¢n reorden¨® definitivamente al equipo. El partido tambi¨¦n ten¨ªa vuelta (Kepa le sac¨® un remate sin colocaci¨®n a Ale?¨¢), pero ese clima cambiante ya no le conven¨ªa al Getafe, cuyo destino quedaba en manos de David Soria. Hizo una de las paradas del a?o a volea a quemarropa de Joselu. Antes, Carvajal hab¨ªa topado con el palo. Rodrygo pondr¨ªa luego una tercera firma en la madera.

Ancelotti tir¨® de lo ¨²ltimo que le quedaba (Lucas V¨¢zquez, Brahim, Valverde) y su equipo frecuent¨® el ¨¢rea. Un asedio con final feliz y la firma del de siempre. Lleg¨® en un disparo de Lucas V¨¢zquez mal rechazado por David Soria, en su ¨²nica mancha, y all¨ª lleg¨® Bellingham, en versi¨®n oportunista, para hacer caja. A veces gastar cien millones es necesidad y no capricho.