La carrera de Bale en el Madrid: 32 lesiones y 258 noches
Sus ocho temporadas tuvieron destellos y mucha oscuridad: gan¨® cinco Champions y se pas¨® 668 d¨ªas en la enfermer¨ªa. Un jugador que convirti¨® la llama del debate en un incendio


Cinco Champions, la carrera con Bartra, la pancarta ¡°Gales, golf, Madrid. En ese orden¡±, la chilena al Liverpool, sus continuas lesiones y recuperaciones milagrosas justo antes de la selecci¨®n... as¨ª es Gareth Bale. As¨ª fue en el Real Madrid. Un jugador que prendi¨® la llama del debate hasta volverla un incendio. Hoy, ha dicho adi¨®s; deja el f¨²tbol de manera inmediata. Se retira el Dr. Jekyll & Mr. Hyde de este deporte; un as del bal¨®n capaz de galopar en un tridente hist¨®rico como la BBC y, a?os despu¨¦s, fingir estar dormido en pleno partido con una mascarilla en el rostro. ¡°Llegu¨¦ como un joven que quer¨ªa hacer realidad su sue?o y, ahora, puedo decir con honestidad que se hizo realidad y mucho, mucho m¨¢s¡±, dijo en su adi¨®s. En el punto y final a una d¨¦cada que ya es perpetua.

Las luces: de Bartra... a un penalti ¡®cojo¡¯
Incluso en su ¨²ltima temporada, probablemente la m¨¢s amarga e inc¨®moda para todas las partes (pese a no contar, insisti¨® en acabar su contrato y jug¨® m¨¢s con Gales, 324¡ä, que con el Madrid, 283¡ä), quienes lo renegaban reconoc¨ªan p¨²blicamente que como futbolista era un prodigio. Que el ¡®problema¡¯ no estaba en su f¨²tbol. Y la hemeroteca lo avala con varios cromos inolvidables. El primero y probablemente m¨¢s chocante, su carrera con Bartra para ganarle una Copa del Rey al Barcelona. Arranc¨® por la banda de Mestalla, se abri¨® de manera abrupta y, ante el estupor de todos, demostr¨® el porqu¨¦ del mote ¡®el Expreso de Cardiff¡¯. Corri¨®, corri¨®, corri¨® y marc¨®. Una jugada hist¨®rica.

Luego vinieron m¨¢s, con epicentro en las finales de Champions. En la D¨¦cima fue el autor del cabezazo que firm¨® la remontada y en la Und¨¦cima, pese a estar completamente ¡®cojo¡¯, quiso tirar un penalti en la tanda y batir a Oblak. Dar un paso al frente en un momento que empujar¨ªa a cualquiera hacia atr¨¢s. Pero su mejor con el Real Madrid pudo ser, sin problemas, en la Decimotercera: una chilena desde el coraz¨®n del ¨¢rea para sentenciar al Liverpool. El gal¨¦s alz¨® cinco Champions con el Real Madrid, los diamantes de un palmar¨¦s espectacular: tres Ligas, tres Supercopas de Espa?a, tres Supercopas de Europa y cuatro Mundiales de Clubes (en el de 2017-18, m¨¢ximo goleador). Fue un ¨ªdolo, un mosquetero en la hist¨®rica BBC. En el Real Madrid disput¨® 258 partidos oficiales (es el 52?, por delante de Figo o Zidane), marc¨® 106 goles y dio 67 asistencias.

Las sombras: espantadas, pancartas...
Pero en la etapa final de su carrera, le envolvi¨® la controversia. Probablemente lo m¨¢s recordado y lo m¨¢s grave fue cuando, tras un partido con Gales, pos¨® con una pancarta de una enorme carga ofensiva hacia su club: ¡°Gales. Golf. Madrid. En ese orden¡±. En la imagen, ¨¦l, sosteni¨¦ndola y riendo a carcajadas. Dej¨® herida en el madridismo, que desde entonces dej¨® de acogerlo como uno m¨¢s. El 9 de abril de 2022 jug¨® sus ¨²ltimos minutos en el Bernab¨¦u (16¡ä, ante el Getafe): la afici¨®n lo recibi¨® con una sonora pitada tras dos a?os sin verle y ¨¦l respondi¨® riendo con sorna. No hubo m¨¢s, no volvi¨® a vestirse de corto en Chamart¨ªn. El estadio del que durante muchos meses estuvo y¨¦ndose antes del pitido final (cuando no estaba convocado), pese a que el resultado estuviese ajustado. Se acostumbr¨® a marcharse con los partidos en juego.

Tampoco gust¨® ni en el club ni en la afici¨®n cuando, en el f¨²tbol pospandemia (donde ya no era titular), simul¨® estar dormido en el banquillo poni¨¦ndose una mascarilla en el rostro. Todo, en pleno envite frente al Alav¨¦s. Nunca lleg¨® a mostrar un verdadero inter¨¦s en aprender el idioma: pese a pasarse casi una d¨¦cada en Espa?a, no quiso aprender espa?ol. Tampoco hizo por integrarse en los grupos: desde el vestuario se cuenta que o no acud¨ªa a las cenas de equipo, o lo hac¨ªa para marcharse tan pronto, que no le hab¨ªa dado tiempo ni a comer. ¡°?l siempre se acuesta a las 23:00h¡±, era la excusa. Como m¨¢s ejemplos, su risa a carcajadas cuando el equipo perd¨ªa 0-2 ante el Betis, su corte de mangas en el Metropolitano o cuando emul¨® usar prism¨¢ticos en Los C¨¢rmenes.

Parte m¨¦dico: 32 lesiones y mucha opacidad
Y pese a todo lo expuesto, probablemente el quid de la cuesti¨®n est¨¦ aqu¨ª, en la enfermer¨ªa. En el apodo del ¡°crack de cristal¡± que recibi¨® por el c¨²mulo de lesiones que sufri¨®. Como jugador del Real Madrid, el n¨²mero es 32. Desde la primera, el verano de su fichaje, hasta la ¨²ltima, unas ¡°molestias en la espalda¡± minutos antes de un Cl¨¢sico. Pese a ello, al d¨ªa siguiente viaj¨® a Gales. Y es que la sensaci¨®n de que las dolencias desaparec¨ªan m¨¢gicamente cuando se acercaba un par¨®n internacional sobrevol¨® durante mucho tiempo el Bernab¨¦u. Incluso hoy en d¨ªa, si saliese el tema, seguir¨ªa haci¨¦ndolo.

Por orden del jugador, el club dej¨® de emitir partes m¨¦dicos sobre sus molestias. Cuando quedaba KO, la manera de enterarse era por confesiones en rueda de prensa o por incomparecencias, directamente. La opacidad en torno al asunto fue m¨¢xima. En resumen: el jugador se perdi¨® m¨¢s de 130 partidos oficiales con el Real Madrid por culpa de las lesiones y se calcula que estuvo 668 d¨ªas en la enfermer¨ªa (casi dos a?os). El gran lastre de un talento al que la pol¨¦mica rode¨® durante su etapa final, enturbiando un palmar¨¦s de matr¨ªcula de honor. Las dos caras de un futbolista que hoy, deja de serlo. Cuelga las botas. El ¡®Expreso de Cardiff¡¯, se para.