Griezmann es la historia de siempre

Siempre pasa. Las ra¨ªces en Zubieta de Griezmann siempre brotan en estos partidos, ante el Athletic. Es su constante. Como Penny para Desmond. Lo respira y sus pulmones se hinchan a lo Hulk. Su gol aparece con la naturalidad con la que la primavera sigue al invierno. El del ni?o crecido en la Real con capacidad para domar leones. Griezmann inici¨® la jugada en el medio del campo y Griezmann la finaliz¨®. Combin¨® con Memphis y se cosi¨® la pelota a su pie de seda para conducir entre rojiblancos como Mois¨¦s abriendo las aguas. Al llegar al ¨¢rea defini¨® cruzando el bal¨®n. Fue un golazo. El grito de rabia al celebrarlo le sali¨® de adentro. La mano al pecho, justo ah¨ª donde se tiene a la vez el coraz¨®n y el escudo. Cuanto lo necesitaban. ?l y su equipo en ese momento.

Se hac¨ªa raro mirar al verde y que en el Metropolitano el Atleti jugara de naranja. Pero es que el partido cuando empez¨® lo hizo ya con la piel de gallina. Esas banderas al viento, el pasillo, el himno a capella, el Atleti cediendo sus colores al rival, ese equipo de cuya costilla sali¨®, el Athletic, por su 125 aniversario. Las pizarras de los t¨¦cnicos, ambos grandes estudiosos y estrategas, rechinaron desde la primera pelota. Valverde cementaba el pivote a?adi¨¦ndole a Vesga la pieza de Dani Garc¨ªa con la intenci¨®n de compactar sin encerrarse, buscando hacer da?o. La idea de darle la titularidad a Agirrezabala para concederle rodaje pensando en la Copa fue un acierto. Simeone ordenaba a los suyos 4-1-4-1 para tener bal¨®n y v¨¦rtigo.

El partido se inici¨® intenso, con los dos equipos buscando el ¨¢rea con hambre de Carpanta y, mientras la grada se empe?aba en hacer sentir a los del Cholo fuera de casa, con esa guerra civil que la divide, los c¨¢nticos en dos direcciones y los silbidos. De su runr¨²n se fue contagiando el equipo del Cholo. Cada vez que alguno de sus futbolistas quer¨ªa asomar la nariz por el ¨¢rea de Agirrezabala, Vivan y Yeray le cerraban la puerta. Plas. Bye, bye. Y Nico Williams ya corr¨ªa hacia Oblak campo a trav¨¦s. Reinildo se puso el traje ign¨ªfugo y a currar. A los treinta minutos su camiseta deb¨ªa pesar ya una tonelada por el sudor vertido. Eso s¨ª, Nico Williams se desquici¨® por no ser capaz de saber c¨®mo superarle, rebasarle, una y otra vez estampado en ¨¦l. En corear su nombre a la vez era lo ¨²nico en lo que la grada se pon¨ªa de acuerdo en la tarde. Alto y largo. Como Nico no pod¨ªa con Reinildo, silb¨® y se le uni¨® su hermano, I?aki. ?Resultado? El mismo. Nada. Se crey¨® una vez el mayor de los Williams que lo hab¨ªa despistado. Err¨® Koke y Munia¨ªn le sirvi¨® la pelota para la contra rauda y veloz cuando, de pronto, como de la nada, otra vez ah¨ª Reinildo. Ola que ase. Y le quit¨® la bola. En el ¨¢rea contraria, el Athletic desactivaba las apariciones por dentro de Grizi y de Correa.

El duelo segu¨ªa competido, ninguno ten¨ªa ocasiones claras pero s¨ª llegadas con peligro. Si Carrasco fallaba un mano a mano ante Agirrezabala, que deten¨ªa providencial con el pie, Dani Garc¨ªa respond¨ªa con uy ante Oblak: recib¨ªa en el segundo palo un centro de Inaki Williams y remataba demasiado alto. Un Dani Garc¨ªa, por cierto, ya con amarilla por una entrada de roja sobre Nahuel.

Agirrezabala puso el guante duro por bajo para volver a negarle el gol a Carrasco a los cinco minutos de la segunda parte y Oblak respond¨ªa con otra mano por bajo para neg¨¢rselo a Nico Williams y desconectar para siempre al Athletic. La segunda parte ser¨ªa del rojiblanco que no vest¨ªa de rojiblanco. Apretaba el Atleti, le tatuaba su nombre al cuero para dejar sin ox¨ªgeno a los de Valverde, encerrados en su ¨¢rea. Simeone introducir¨ªa a Morata, Barrios y Memphis para mejorar a su equipo mientras Griezmann inspiraba y sent¨ªa como se le hinchaba el pecho. Recibi¨® esa pelota de Memphis y corri¨® hacia Agirrezabala con la seguridad del gol en sus pasos.

Delirio, la voz de la grada de nuevo unida en un Atleeeti largo. Y ese aplauso. A su Principito, a su estrella, a su chico del pelo rosa, al marido de Erika, a Grizi. Los minutos que siguieron fueron para no dejar ir ese 1-0 que es poes¨ªa cholista y un buen aporte de Barrios. Mientras, el Cholo sonre¨ªa como esta temporada tantos partidos fuera, el Atleti de naranja y la victoria en el bolsillo. Pero ahora en casa y a trav¨¦s de la bota infinita de Grizi ante el Athletic.