Un final Hermoso y de Griezmann

Corr¨ªa ese futbolista con la mano al pecho, sobre ese escudo que a continuaci¨®n se iba a besar como si no hubiera ma?ana. Era Griezmann. En el final perfecto de ese cuento de Cenicienta pero al rev¨¦s que es su temporada: la calabaza convertida en carroza desde el 60:01, sus medios partidos. Sobre ella iba subida el franc¨¦s en esa ¨²ltima pelota, la ¨²ltima de verdad, en un descuento de once minutos donde todo se hab¨ªa precipitado. Los goles, los golpes a favor y en contra.

La ¨²ltima pelota fue un c¨®rner. Lo bot¨® Lemar, lo pein¨® Witsel, lo cabece¨® a la red Antoine para estallarle a Concei??o esa segunda taza que ya alzaba ante los ojos del Cholo. Porque fue al final cuando pas¨® todo. La euforia, el miedo desatado, la bendita locura que s¨®lo sabe hacer el Atleti. Un descanso que cerr¨® Griezmann pero que hab¨ªa inaugurado Hermoso, del cielo (goleador) al infierno (mano en el ¨¢rea, penalti en contra) en dos minutos. El duelo abocado a un empate que era para el Cholo lo que para Bill Murray la canci¨®n de Sonny y Cher en El D¨ªa de la Marmota. Una penitencia de la que no se pod¨ªa escapar. Las dos tazas. La titularidad de Oblak iba atada a ese miedo: no torcer la Champions ante quien la hab¨ªa torcido hace un a?o. Este Oporto.

El inicio del Atleti tambi¨¦n. Con las l¨ªneas alt¨ªsimas y una presi¨®n tras p¨¦rdida apabullante. Y Jo?o haci¨¦ndole su propio homenaje a un Futre en la grada desde la hierba: tunel¨¢ndola cada vez que arrancaba con la pelota al ¨¢rea contraria. El Atleti crec¨ªa alrededor de su juego. En el 10 arrancaba una falta que Carrasco enviaba alta astillando la madera. En el 10 s¨®lo hab¨ªa un equipo en la hierba. El Atleti. El del Cholo. Atr¨¢s sosten¨ªa el triple candado: el muro Reinildo, la fiabilidad Witsel, el comandante Gim¨¦nez, la pierna de Oblak, adem¨¢s, en los saques en largo.

El Oporto, guarecido en el oficio del veterano Pepe, comenz¨® a crecer tras esa falta alta de Carrasco. Fiuuu. El mayor peligro del Atleti en la primera parte acababa de pasar sobre la cabeza de Diogo Costa. El Oporto pod¨ªa asomar al fin al partido. Apagaron las arrancadas rojiblancas con juego colectivo, s¨®lido y compacto, convirtiendo aquello que al principio parec¨ªa tan bien en lo mismo de siempre: un Atleti sin claridad al final y sin centro del campo. Llorente, Koke y Sa¨²l eran como el s¨¢bado De Paul, Koke y Sa¨²l, la nada. Una planicie, el cuerpo sin sangre. Y peor las bandas. Desastroso Carrasco, ruina Nahuel: su espalda convertida en grieta gigante hacia Oblak. Y por ella se introduc¨ªa Galeno una y otra vez. El descanso lleg¨® con el Oporto llamando a la puerta de Oblak. Llegadas al ¨¢rea, disparos desde la frontal, un bal¨®n de Taremi que se pase¨® por la l¨ªnea sin encontrar remate. De la caseta el Atleti regres¨® sin Carrasco y Nahuel. Obvio.

Todo para el descuento

Obligados Sa¨²l y Llorente a ese viaje al carril que tan poco les gusta, les hac¨ªa Simeone sitio a De Paul y Lemar para recuperar color. El primero llenaba de balones los pasillos interiores, el segundo ejerc¨ªa de pegamento entre l¨ªneas. A los cinco minutos, Koke colaba un bal¨®n en la porter¨ªa de Diogo Costa. El capit¨¢n resbalaba en la hierba. El estadio exhalaba a la vez. Se le arrancaba al partido ese tono del ¨²ltimo Atleti-Oporto... Pero fue un espejismo. Pero De Paul estaba en fuera de juego. Todo volv¨ªa al 0-0 dejando el coraz¨®n rojiblanco en un pu?o de nervios.

Si el tiempo de Griezmann lleg¨® en el 60:01, esa cl¨¢usula convertida en maldita madrastra, el de Jo?o se acab¨® en el 71¡ä (silbado el Cholo) y el reloj se aceler¨® perdido Simeone en sus cambios de esquema y el Oporto de nuevo asomando por el ¨¢rea de Oblak. Lo intentaron Uribe y Eustaquio desde la frontal, lo acarici¨® Jo?o Mario, de volea, todos topados en Jan. Entonces lleg¨® la lesi¨®n y camilla (Otavio), la roja (Taremi) y un descanso de nueve minutos que fueron once con tres goles, la locura. Lo inaugur¨® Hermoso, con un gol nada m¨¢s comenzar. Un Hermoso tambi¨¦n protagonista en la mitad, mano en el ¨¢rea, penalti, para dejarle toda la ¨¦pica a Griezmann. Esa ¨²ltima pelota. El gol. El franc¨¦s corriendo la banda como Futre lo hac¨ªa hace 35 a?os, volando. Bes¨¢ndose el escudo sobre su carroza y todas las flautas sonando a la vez, sin pitos. Goool, goool, goool. Y Simeone corriendo tambi¨¦n. De coraz¨®n, a abrazarle. ?l no pod¨ªa perderse esa foto.