Final V¨¦liz

Uno de los retos de un cronista es que su texto no se convierta en una consecuci¨®n de ocasiones de gol, mejor o peor narradas, de los dos equipos. Y eso fue especialmente complicado en el Espanyol-Rayo, un partido abierto, con alternativas, incluso de ida y vuelta, en el que V¨¦liz, con un golazo en el 96¡ä dio la primera victoria a los blanquiazules. Fue una loter¨ªa, pudo ganar cualquiera, pero los tres puntos se quedaron en Barcelona. Lo intentaron con ganas los blanquiazules, tambi¨¦n los visitantes, pero fue en su conjunto un partido parejo. El Espanyol sigue con un seguro en la porter¨ªa y una relaci¨®n cada vez menos tormentosa con el gol, ya con cuatro puntos en su haber, mientras que al Rayo, tras un partido m¨¢s que decente, le falt¨® punter¨ªa para llevarse los tres puntos.

El vertiginoso inicio dej¨® dos goles, un planteamiento claro del Rayo y un encuentro tan desordenado como bonito. El primero en golpear fue precisamente el equipo madrile?o, que se adelant¨® en el 4¡ä gracias a un gol de ?lvaro Garc¨ªa. Tras un pase filtrado de un Embarba con ganas de reivindicarse, el delantero rayista no perdon¨® en 1-0 en el mano a mano. Joan la roz¨®, pero no fue suficiente. El golpe pareci¨® noquear a los locales, que sin embargo encontraron el empate a los pocos minutos. Puado abri¨® un excelente bal¨®n a la banda para que Jofre pusiera en cuero en el centro del ¨¢rea para un improvisado delantero, Carlos Romero, que demostr¨® tanto temple como punter¨ªa. Pudo incluso adelantarse nuevamente el Rayo, pero las imprecisiones con el bal¨®n de De Frutos y la rapidez de Brian Oliv¨¢n lo impideron.

Los goles de ambos equipos, de hecho, llegaron conforme al plan de cada equipo. El Rayo combin¨® siempre por el centro, buscando el espacio entre Kumbulla y Calero, demasiadas veces muy grande. Meti¨® al Pacha Espino por dentro (que se march¨® lesionado y tiene mala pinta) y superaron a Kr¨¢l y Gragera, menos entonados que de costumbre. ?lvaro Garc¨ªa fue clave en la presi¨®n a los mediocentros blanquiazules. As¨ª lleg¨® el gol. El Espanyol, en cambio, falto de talento en el centro del campo trat¨® de salir r¨¢pido, por banda, y meter balones al ¨¢rea. V¨¦liz demostr¨® que es un buen rematador de cabeza en el 24¡ä pero a los de Manolo Gonz¨¢lez les faltaron ideas cuando no tuvieron metros para correr. Puado trat¨® de dar m¨¢s continuidad al centro del campo retrasando su posici¨®n pero no mejor¨® notablemente el ataque blanquiazul. En un duelo igualado y abierto, Embarba pidi¨® un penalti para el ¨¢rbitro inexistente tras una control exquisito dentro del ¨¢rea al linde de la media parte.

Manolo Gonz¨¢lez detect¨® los problemas por dentro en el descanso, dando entrada a Cardona, y sobre todo Aguado. Un extremo por un lateral (Brian Oliv¨¢n) y un medio ofensivo por uno defensivo (Gragera) en lo que fue tambi¨¦n un claro signo que el entrenador perico quer¨ªa el partido. Y es cierto que el Espanyol domin¨® un poco m¨¢s, rond¨® m¨¢s la meta visitante, pero sin ning¨²n peligro. Todo lo contrario que el Rayo, que en dos zarpazos perdi¨® la oportunidad de volverse a adelantar. Primero en el 59¡ä, tras una filigrana de ?lvaro Garc¨ªa dentro del ¨¢rea que Carlos Romero salv¨® de forma milagrosa y luego con un disparo de Lejeune. Una volea que se estrell¨® violentamente contra el larguero. Tembl¨® toda la porter¨ªa. Tambi¨¦n todo el Espanyol.

El duelo segu¨ªa siendo un triple en la quiniela, una loter¨ªa, una sucesi¨®n de acciones que perfectamente pudieron acabar en gol. La siguiente del Espanyol, que no logr¨® enviar al fondo de la red un c¨®rner hasta en tres ocasiones: ni Cardona ni Kral ni Cheddira. Fue muy clara.

En los minutos finales el partido pareci¨® decantarse hacia el lado rayista. Sin los nervios de no haber ganado y jugando fuera de casa, pudieron especular un poco m¨¢s con el bal¨®n. Pero, si algo tiene la loter¨ªa, es que le puede caer a cualquiera que compre boletos. Y V¨¦liz los compr¨® todos. Pele¨®, se faj¨®, jug¨® de espaldas, batall¨® con la defensa del Rayo durante 100 minutos y le toc¨® el premio. Cardona fall¨® un mano a mano clar¨ªsimo, totalmente solo, Cheddira recogi¨® el rechace y, tras un control magistral, el delantero argentino hizo feliz a toda la parroquia perica. Su primer gol, la primera victoria y el ¨¦xtasis en el RCDE Stadium.

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