En el nombre del hijo, en memoria de tantos

En el Atleti de los millones lo que sobresale es la garra. Esa que Giuliano lleva prendida del nombre desde que abri¨® sus ojos al mundo. En este d¨ªa dif¨ªcil, este Atleti-Las Palmas de una jornada que, quiz¨¢, no se debi¨® de jugar, la cabeza en Valencia, Nahuel le sirvi¨® ese bal¨®n. Fue con un pase milim¨¦trico. Y Giuliano lo recibi¨® cabece¨¢ndolo lo justo para adecuarlo a su paso. Con un desmarque, dej¨® atr¨¢s a Kirian y sigui¨® hacia Cillessen.

Corr¨ªa por su padre, por todas las veces como recogepelotas en el Calder¨®n cuando era un cr¨ªo que ven¨ªa a verle de Argentina, por el salto de la cantera de River a la del Cerro, por el tirar la puerta del Atleti lejos, Zaragoza y Vitoria, para acabar de romper un principio de su padre: ¡°No entrenar a un hijo m¨ªo¡±. Pero Giuliano es distinto. El Simeone del siglo XXI se lo ha ganado con su propio sudor. Aunque su apellido fuese otro tambi¨¦n estar¨ªa aqu¨ª. En el Atleti. En este momento. Esta carrera.

Cuando lleg¨® ante Cillessen pate¨® el bal¨®n cruzado para col¨¢rselo por el segundo palo, all¨¢ donde el portero no alcanzar¨ªa. Es su primer gol con el Atleti. Giuliano lo celebr¨® desliz¨¢ndose en la hierba de rodillas y alzando una camiseta con un For?a i ?nims en valenciano aplaudida por todos. Y es que, qu¨¦ dif¨ªcil es celebrar cuando de tu cabeza no se va tanta gente que sufre tanto tan cerca. El Atleti hab¨ªa salido al partido con los nombres de sus pe?as en Paiporta y Utiel en unas banderas de la mano, en un minuto de silencio bajo el himno de la Comunidad Valenciana al que sigui¨® un largo aplauso sentido, tremendamente emocionado.

En el equipo del Cholo enseguida se not¨® que Barrios y Lenglet estaban de vuelta. La salida de bal¨®n m¨¢s limpia, el equipo con m¨¢s cuajo al centro y que ya nadie se acuerde de Hancko. Las Palmas, mientras, se empe?aba en salir con la pelota jugada pero, al no tener el d¨ªa sus hombres de pie fino (Kirian, Moleiro), el plan result¨® una temeridad. En el minuto uno Cillessen estrenaba los guantes para detener un remate de ese Giuliano due?o del carril derecho como Gal¨¢n del izquierdo. Ambos, muy adelantados le daban al Atleti aquello que m¨¢s se le a?ora: velocidad y energ¨ªa por las bandas. En el minuto ocho era ante Barrios ante quien Cillessen deb¨ªa sacar el guante. El Atleti rondaba pero nada m¨¢s. Por un lado, a Lino se le ha olvidado leer desmarques. Por otro, al llegar ante Cillessen, Diego Mart¨ªnez llenaba los espacios de piernas. Y tambi¨¦n estaba el ¨¢rbitro, que no vio penalti en una mano de McKenna ni aunque le llamara el VAR. Su m¨¢s de minuto y medio ante la pantalla para terminar decretando que ayer la margarita iba a decir que no, que esa mano, clara, era accidental, o falta rojiblanca, que no se entiende muy bien qu¨¦ pit¨®, despert¨® a una grada hasta el momento m¨¢s bien callada. Con la cabeza en Valencia tambi¨¦n.

El Atleti entraba por las bandas, subido a los lomos de esos Gal¨¢n y Giuliano incansables, mientras Las Palmas, la primera vez que se olvid¨® de salir jugando se plant¨® ante Oblak: Cillesen envi¨® desde su porter¨ªa en largo para la carrera de Fabio Silva. Incordio para Gim¨¦nez todo el partido, aqu¨ª busc¨® por bajo la red de Oblak. Ataj¨® el portero. Ser¨ªa el ¨²nico remate a puerta de los de Diego Mart¨ªnez en los 90¡ä. Poco despu¨¦s Nahuel, muy mejorado como central diestro, envi¨® esa pelota precisa, Giuliano corri¨® y el Metropolitano volvi¨® a celebrar el gol de un Simeone. El descanso lleg¨® con un disparo de Grizi que bes¨® el travesa?o por dentro y se fue. Ni Barrios ni Lino regresar¨ªan al verde tras el reposo. Lo del primero era pactado, 45 minutos solo por regresar de lesi¨®n.

La segunda parte tard¨® en arrancar. Cillessen abandon¨® el campo, conmocionado tras recibir en la cabeza el impacto de un Nahuel al que se le hab¨ªa ido un control largo. La pelota se la hab¨ªa servido un De Paul que sali¨® con ganas tras escuchar como el campo le recib¨ªa con alg¨²n silbido. Enfrente, la falta de juego por dentro hac¨ªa que Las Palmas no pasara del centro. El Atleti controlaba sin peligro. La grada se entreten¨ªa cantando ¡°Vinicius, bal¨®n de playa¡±.

Quiz¨¢ pensando en Par¨ªs, el Cholo se guard¨® cromos. Grizi, m¨¢s bonito que efectivo, y Juli¨¢n, siempre pele¨®n. Sorloth y Correa entraron con el partido en digesti¨®n pesada y ganas de Almax. Pero entonces De Paul se sac¨® otro pase para que Sorloth se arrancara la espina del Lille con el 2-0. Entro por la escuadra. Los compa?eros abrazaron a ambos. El partido acab¨® aqu¨ª, aunque a¨²n le quedaran minutos. Esos ¨²ltimos que el Cholito ya vio desde el banco, observando el traje negro de su padre por la espalda. Ese que, cuando el ¨¢rbitro pit¨® el final, corr¨ªa al t¨²nel ente la satisfacci¨®n y la emoci¨®n contenida. En el d¨ªa en el que el grande de los Simeone fue el m¨¢s peque?o.

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