Kroos se march¨® entre l¨¢grimas
¡°Estuve fuerte... hasta que vi a mis ni?os; eso me mat¨®¡±, confes¨®. Noche muy emotiva: pasillo, homenaje y vuelta de honor. Las leyendas tambi¨¦n lloran.


Y el Bernab¨¦u hizo algo m¨¢s impresionante que remontar una eliminatoria en tres minutos: hacer llorar a ¡°un alem¨¢n¡±, como dijo Ancelotti. A su Kroos, aquel que no quer¨ªa grandes homenajes, pero era inevitable. Insisti¨® estos d¨ªas en que de organizarle algo, fuese discreto. Casi protocolario. Y pareci¨® empezar si¨¦ndolo pero, incluso en ese nivel, ya se ruborizaba: apenas iba un minuto de homenaje y ya bromeaba con los brazos, haciendo gestos de que era suficiente. El Bernab¨¦u, entre c¨¢nticos y l¨¢grimas, romp¨ªa a aplaudir. Su Toni se iba. Y se estaba viviendo esa despedida, la de la leyenda que lo deja ¡°en la cima¡±, con 34 a?os y n¨²meros de mejor mediocentro del mundo. Lo dicen los datos. El adi¨®s era real, ya lo es. O m¨¢s bien, un hasta siempre.

Pero su adi¨®s deb¨ªa estar, m¨ªnimo, a la altura. Kroos salt¨® al campo el ¨²ltimo, con un brazalete en el brazo izquierdo y atravesando un pasillo formado por los jugadores de ambos equipos (los del Madrid llevaban su camiseta). Algunos como Modric, compa?ero de mil batallas, re¨ªan en alto, sabedores de que Toni se ruboriza con ese tipo de escenarios. As¨ª son las mejores amistades, p¨ªcaras. Transparentes. C¨®mo alguien puede ser tan osado jugando una final de Champions y tan t¨ªmido en un acto acogedor. Es Kroos, ¨²nico en todos los sentidos.
¡°Gracias, leyenda¡±
La grada tampoco fall¨®: cuando su nombre son¨® en el cante de las alineaciones el grito fue atronador; largo y tendido. ¡°Toni, Toni¡±, enton¨® el madridismo cuando sali¨® a calentar. Ah¨ª se despleg¨® el carrusel de pancartas. ¡°Gracias por tanto, maestro¡±, se le¨ªa en el Fondo Norte. ¡°?rbitro no pites, que se nos va¡±, en el Lateral Oeste. ¡°Hasta siempre, genio¡±, en el Este. Y en el Sur, una gigantesca pancarta, en forma de banderilla de capit¨¢n, con su imagen, los 22 t¨ªtulos y la frase ¡°gracias, leyenda¡±. Kroos quer¨ªa algo discreto y, tal vez, en su list¨®n empez¨® si¨¦ndolo. Pero es innegable que acab¨® en lo alto.

Entre l¨¢grimas
Cada vez que entraba en juego un aura emocionante invad¨ªa el estadio. En el minuto 84, el equipo le dej¨® lanzar una ¨²ltima falta, detenida por Vieites. Y despu¨¦s, la imagen de la noche, en el minuto 86: Ancelotti lo retir¨® del campo y este, se puso en pie. Probablemente todo el planeta. Kroos se march¨® sonriendo, feliz, abrazando a sus compa?eros. Se quit¨® el brazalete, se?al¨® a Modric y se encarg¨®, personalmente, de coloc¨¢rselo. Abrazo entre ambos, ba?o de cari?o y camino a la banda. Lento, pausado, al m¨¢s puro estilo Toni. Un hombre tranquilo.
Pero al llegar al banquillo... le esperaban sus hijos. La m¨¢s peque?a ya lloraba, ojos cristalinos y mirada triste. Tal vez no quer¨ªa que se acabase nunca, representante indirecta de cualquier aficionado. Toni la agarr¨® los mofletes, cogi¨® en brazos y se rompi¨®. Llor¨®. E hizo llorar. Abraz¨® a todos los miembros del staff, se sent¨® y afloj¨® sus emblem¨¢ticas botas. Tras el pitido final, manteo, foto de familia y vuelta de honor al estadio. Una despedida para siempre de un futbolista para siempre. Algunos se van pero, en el fondo, siempre se quedan. No fue un homenaje discreto, no pod¨ªa serlo. Y Toni, en el fondo, lo sabe.

¡°Ver a mis ni?os as¨ª me ha matado¡±
¡°S¨®lo puedo dar las gracias a todo el madridismo, al club, mis compa?eros, estadio¡ En estos diez a?os siempre me he sentido como en casa. Han sido inolvidables. A este partido vienes con una sensaci¨®n diferente, porque sabes que es el ¨²ltimo, claro. Yo dije que quer¨ªa disfrutar lo m¨¢ximo posible y lo he hecho durante 85 minutos, como siempre hac¨ªa. Y considero que he estado bastante fuerte... hasta que he visto a mis ni?os, ese momento me ha matado. Por eso quer¨ªa hacerlo oficial antes de este partido, para que a partir de ma?ana podamos olvidar el tema. La mejor manera de irme ser¨ªa ganando la Decimoquinta¡±, dijo a pie de campo, al micr¨®fono del club. Emocionado. Mir¨® a la c¨¢mara y, sin decir nada, dijo hasta siempre.
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