El vestuario, el otro secreto de Flick

¡°No es una pose. El ambiente en esa caseta ahora mismo es espectacular¡±. La frase, confesada a AS por una fuente externa pero buena conocedora del vestuario del Bar?a, confirma los comentarios que llegan desde dentro. Flick, a trav¨¦s de un car¨¢cter muy particular, ha conseguido construir una familia en pocos meses. El detalle que desvel¨® este domingo envuelve un significado. Gavi renunci¨® a sus minutos y ¡®recomend¨®¡¯ a su entrenador que eligiese a Pablo Torre para que tambi¨¦n se sintiese part¨ªcipe de la victoria y del momento del equipo.

Es un detalle, pero la construcci¨®n de un buen vestuario empez¨® desde el primer d¨ªa de Flick en el Bar?a. El alem¨¢n es un entrenador cercano, pero tambi¨¦n directo. Lo suficiente como para decirle a un compatriota, G¨¹ndogan, que no pod¨ªa prometerle minutos en un equipo en el que pensaba en un mediapunta al estilo de Gavi, Ferm¨ªn u Olmo, que mordiesen arriba. Le doli¨®, pero lo hizo. Al siguiente al que cogi¨® fue a Lewandowski, para exigirle compromiso defensivo y presi¨®n. El vestuario lo vio como un gesto. Si Flick quer¨ªa estar protegido, nada como hacer fuertes a G¨¹ndogan y Lewandowski. Hizo exactamente lo contrario.

Flick sab¨ªa a qu¨¦ vestuario entraba. Los ¨²ltimos meses de convivencia con Xavi fueron dif¨ªciles, marcados por la desconfianza entre el cuerpo t¨¦cnico y los jugadores, con demasiadas personas haciendo de intermediarias y con filtraciones lamentables, como una supuesta lista de bajas del entrenador de Terrassa. La ¨²nica opci¨®n del exseleccionador alem¨¢n era la honestidad, una virtud que distingue su carrera. Y en la que destaca, porque es capaz de combinar la franqueza de confesarle a Ansu que no cuenta con ¨¦l, con su humildad para llegar a admitirle a Eric Garcia que no le hab¨ªa dado ninguna raz¨®n para quitarlo del once. Y aun as¨ª, lo hac¨ªan. De momento, los jugadores le han comprado el discurso y valoran su sinceridad.

La composici¨®n del vestuario tambi¨¦n le ha ayudado. Hay un grupo de j¨®venes liderado por Pedri, Gavi, Ferm¨ªn, Casad¨®, Ara¨²jo, Ferran, Cubars¨ª o el mismo Lamine que est¨¢n hambrientos de gloria; y que han contagiado a veteranos que han vivido tiempos de miseria y se hab¨ªan instalado en el pesimismo, como Ter Stegen o De Jong, supervivientes del desastre del 2-8. Tambi¨¦n se ha encontrado con Olmo, un jugador que es pegamento, el liderazgo de Raphinha y dos veteranos que, a su manera, reman. Lewandowski sigue hablando en el campo. Y luego est¨¢ i?igo, que es un ganador feroz. La guinda, cuentan, es Szczesny, carism¨¢tico y querido desde que lleg¨® al Bar?a.

El de la porter¨ªa es el ¨²ltimo incendio que le toca manejar a Flick. La elecci¨®n, a la distancia, resulta dif¨ªcil de entender en t¨¦rminos deportivos. Pero tiene trasfondo, y proviene de conversaciones que miran m¨¢s hacia el medio plazo, para cuando lleguen los momentos clave de la temporada, que al tiempo presente. No era una decisi¨®n sencilla para Flick, porque I?aki Pe?a es un jugador querido en el vestuario. Pero, en lugar de dar rodeos, algo que no termina de llenar en los vestuarios, que no soportan a los entrenadores que desean quedar bien con todos, ha preferido optar por ser directo. Como con G¨¹ndogan, Lewandowski, Eric, Ansu¡­ Su honestidad, de momento, es incuestionable en un vestuario que ha celebrado a lo grande victorias que no daban t¨ªtulos, como la del Bayern, pero que denotan de manera espont¨¢nea un buen rollo que contin¨²a.

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