El Sevilla y Del Cerro empujan al Valencia al abismo

EI Valencia se precipita hacia la Segunda Divisi¨®n; el Sevilla pone tierra de por medio con el descenso y se centra en el United. Peter Lim tiene la culpa de los males blanquinegros. Esta es su obra. Su engendro, como hace tiempo lo calific¨® un buen cronista. Es un Valencia sin personalidad ni exigencia en los despachos, un club al que solo le mueve la fe de sus chavales, que es lo que son la mayor¨ªa de sus futbolistas, y el sentimiento de pertenencia de sus aficionados, que est¨¢n hartos de todo pero ah¨ª est¨¢n siempre. Al equipo le empuja hacia el abismo su falta de calidad, esa que ha ido vendiendo Lim a?o tras a?o. De ah¨ª su incapacidad de hacer goles -cinco en las ¨²ltimas 12 jornadas- y, entre otras muestras, el desastre que son defendiendo los c¨®rners. Otro gol que encaja de tal guisa.

Pero en su camino hacia el precipicio, a los de Baraja tambi¨¦n le est¨¢ poniendo la zancadilla alg¨²n que otro trencilla y la actuaci¨®n de Del Cerro Grande les dej¨® tocados y hundidos, principalmente por un penalti no se?alado por manos de Fernando que por Mestalla se recordar¨¢ durante mucho tiempo. ?Que dejen los defensas de parecerse a mu?ecos de futbol¨ªn, al menos con De Cerro Grande! El Sevilla no gan¨® por ello, lo hizo por sus m¨¦ritos, bien atr¨¢s y pegada arriba, aunque la decisi¨®n del colegiado obviamente le ayud¨® a mantener la ventaja que ten¨ªa gracias al gol de Bad¨¦, que lleg¨® al poco de empezar la segunda mitad, y que despu¨¦s ampli¨® con otro de Suso, cuando en Mestalla ya no sab¨ªan si protestar a Del Cerro Grande, a Peter Lim, a todos o irse a casa a llorar.

Y eso que sab¨ªan a d¨®nde iban, porque al estadio los aficionados llegaron hablando del Valladolid, de su victoria en La Cer¨¢mica, y de la p¨®lvora mojada del Barcelona en Getafe. Lo hac¨ªan mientras escuchaban c¨®mo le iba al Almer¨ªa por Madrid y se dirig¨ªan hacia su puerta de acceso a Mestalla con una premonici¨®n: ¡°A patir (a sufrir)¡±. Esa es la rutina a la que les ha llevado Peter Lim, que a saber qu¨¦ estar¨ªa haciendo a la hora del partido, que en Singapur arranc¨® a las 3:00 horas.

A la preocupaci¨®n por la clasificaci¨®n, que tambi¨¦n le afectaba a su escala al Sevilla, Baraja le sum¨® la lesi¨®n de Nico. Por la ma?ana confirm¨® que su tobillo desaconsejaba que jugara y el Pipo fue d¨¢ndole forma a su once: Ilaix, en el pivote; Lato, de lateral; Gay¨¤, de interior y Castillejo junto a Cavani. Mendilibar, por su parte, solo repiti¨® con tres de Manchester: Fernando, Gudelj y Ocampos.

El miedo a equivocarse acompa?¨® a los jugadores hasta que Bad¨¦ abri¨® la lata. Es lo que pasa cuando andas al borde de un precipicio. De ah¨ª que el partido hasta el descanso fuera parejo. Lo dijeron las ocasiones y tambi¨¦n las estad¨ªsticas (76 p¨¦rdidas de posici¨®n de cada equipo). Un centro de Foulquier que se le envenen¨® a Dimitrovic y un mano a mano de Ocampos con Mamardashvili que se march¨® fuera. El suspiro del georgiano fue de ¡®mamita de la que me he salvado¡¯.

Tras el descanso, la idas y venidas fueron m¨¢s frecuentes. Bad¨¦ adelant¨® al Sevilla tras el en¨¦simo fall¨® en cadena de la defensa che en un c¨®rner. Por m¨¢s que Baraja agitara los brazos pidiendo concentraci¨®n, Yunus perdi¨® la marca, Ilaix el rechace y Bad¨¦ marc¨®.

El Valencia ten¨ªa otra vez que remontar y Del Cerro Grande le fren¨® en seco. El bal¨®n golpe¨® dentro del ¨¢rea en el brazo de Fernando, que lo ten¨ªa separado del cuerpo, y Del Cerro no lo se?al¨® ni en directo ni tras avisarle desde el VAR que fuera a revisarlo. Estuvo casi tres minutos viendo las repeticiones, las mismas que ve¨ªa todo Mestalla por el videomarcador, lo que encendi¨® m¨¢s a la gente cuando el madrile?o dijo que siguieran jugando. Lleg¨® otro gol de Suso, pero tras el no penalti el Valencia ya estaba tocado y hundido.