El peor Atleti del a?o, el mejor Osasuna

Quiso el Atleti filmar en su ¨²ltimo d¨ªa de la 23-24 en el Metropolitano una pel¨ªcula resumen de lo peor de su temporada. No fuese a ser que alguien en casa no se creyera tantos relatos de fuera. Que el Atleti sin intensidad es vulgar y que su defensa sin Witsel ni Gim¨¦nez no es que no tenga defensa, es que sonroja. Con inicio indolente y precipitaci¨®n con las prisas. Osasuna, aunque ya de vacaciones, asom¨® alto, fuerte y serio. Y de verde, color maldito rojiblanco a domicilio este a?o, atado a tanto traspi¨¦ que deja otro a?o a Neptuno sin bufanda en mayo.

Todo comenz¨® con retraso, que se desped¨ªa el hombre que hace 12 a?os convert¨ªa a los rojiblancos en aviones con ¨®rdenes de silbato, el Profe Ortega; con la plantilla en pasillo y la jornada esperando, que era domingo de antes, de transistores y sonidos morse para contar el gol de otros campos. Que el Atleti, ya en Champions, jugase por el tercer puesto, no se notaba. Su ritmo desde el inicio tuvo tono pachanga.

La c¨¢mara buscaba a Arrasate, que dec¨ªa tambi¨¦n adi¨®s al Metropolitano como t¨¦cnico rojillo, mientras su equipo escapaba del trote y buscaba a Oblak c¨®rner a c¨®rner. Porque puede estar de vacaciones pero al menos comparec¨ªa. Y jugaba. Sal¨ªa con su once esperado, con el control y ordenado. Enfrente, Simeone le daba el carril zurdo a Lino y el derecho a Azpilicueta para ubicar a Llorente en el centro y a Grizi en la izquierda, en esa composici¨®n 5-4-1 cuyo abrigo ayer fue trampantojo.

La pelota parec¨ªa un cubo de Rubik con forma redonda para los del Cholo, indescifrable. Osasuna ya daba el susto al tercer c¨®rner. Rub¨¦n Garc¨ªa lo lanz¨® cerrado y Torr¨® remat¨® a la espalda de Oblak que, primero, solo vio algo pasar sobre su cabeza y, despu¨¦s, despej¨® con el codo tan a tientas como certero. En el Atleti solo corr¨ªa Lino. O, al menos, solo se le ve¨ªa a ¨¦l, haciendo surcos a la banda. Los dem¨¢s segu¨ªan en cualquier otra parte. El juego rojiblanco eran balones en largo como meteoritos perdidos cruzando el cielo en Madrid, incapaz de rebasar la l¨ªnea del centro, como si, m¨¢s all¨¢, la hierba diese calambre. Osasuna segu¨ªa buscando a bal¨®n parado. Areso cortaba, Herrando cerraba y Ra¨²l Garc¨ªa salivaba. La segunda vez que llegaron a Oblak el susto fue gol.

Rub¨¦n Garc¨ªa bot¨® la falta y Ra¨²l Garc¨ªa la empal¨®. Entremedias, Paulista despej¨® bombeado, Catena le gan¨® el salto a Llorente y la pelota vol¨® hacia el segundo Garc¨ªa para que disparara solo ante una defensa de arena de playa. Quiso despertar el Atleti entonces, con Grizi que abri¨® un ojo y lanz¨® un pase al hueco para la carrera de Correa. Herrando cort¨® con un derribo de roja posible, ¨²ltimo hombre, aunque del ¨¢rbitro solo brot¨® un sigan. Una rosca de Lino se top¨® con la cruceta y Grizi envi¨® una ocasi¨®n fuera antes de que Correa reclamara penalti por una mano de Herrando en un corte. El descanso lleg¨® con otro bal¨®n en la madera. Era de Aimar Oroz, en el c¨¦sped por lesi¨®n de Rub¨¦n Garc¨ªa. Oblak otra vez solo ver¨ªa pasar.

De la caseta regres¨® el Atleti con Morata y no Paulista, que vio la quinta y no volver¨¢ a vestir rojiblanco, su paso, una exhalaci¨®n, visto y no. Estaban los del Cholo mejor, al menos estaban, pero si Llorente acarici¨® el empate con un remate que fue desviado, Osasuna contest¨® enseguida. Primero con un contragolpe en el que Ra¨²l Garc¨ªa obligaba a Oblak a parar con escorzo y, despu¨¦s, con el 0-2. Hab¨ªa taponado Oblak un primer tiro de Torr¨® pero la pelota qued¨® suelta y, si Savic no se movi¨®, Azpilicueta lo hizo lento. Oroz remat¨® a placer. Tres minutos despu¨¦s Morata se rebelaba para acercar y volver a hacer ese gol que se le escapaba desde hace tres meses. Y volver a sentir su energ¨ªa. Para lograr ese 21 que hace que sean m¨¢s que nunca en su carrera. Para igualar a Mayoral en el pichichi nacional. Para el 1-2.

Empez¨® un intercambio de golpes. Pero Osasuna daba m¨¢s fuerte. O encontraba menos oposici¨®n. Los cambios descubrieron a un Vermeeren que no es unicornio, y que la ped¨ªa con personalidad. El Atleti estaba en Ibiza, emborronando el gran a?o en su campo. La peor goleada en el Metropolitano como amargo lazo a 16 victorias. Porque marc¨® de nuevo Ra¨²l Garc¨ªa, hizo Torr¨® el 1-4 y se pinch¨® del todo ese ¨²ltimo sue?o del tercer puesto, s¨ª un unicornio. En una temporada de casis pero otra vez nada. Los asientos comenzaron a vaciarse mucho antes del final. Los que se quedaron pitaban.

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