El museo de los errores
Lo del Espanyol en Mallorca fue de truco o trato. En¨¦simo fallo defensivo, empate involuntario de Lazo y un penalti ignorado sobre ?ngel Rodr¨ªguez, tocayo del fundador, el d¨ªa del 122 aniversario.
Un goLazo (sin querer). Lo celebr¨® por lo que significaba. El empate del Espanyol y su bautizo realizador en Primera Divisi¨®n. Incluso se vino arriba al cabo de un par de minutos tratando de disparar directa a porter¨ªa una falta a unos 40 metros. El caso es que el gol de Lazo (goLazo, ya nos perdonar¨¢n) ante el Mallorca fue como degustar en carne propia todo lo que sienten los rivales jornada tras jornada con esos errores no forzados. Como aquella diana tragic¨®mica de C?mert. Casi sin querer, con un centro envenenado que Rajkovic, demasiado confiado, no acert¨® a atajar, rascaron los pericos un punto que puede valer mucho, sobre todo si se le a?ade ese penalti obviado en los minutos finales.
Miradas que lo dicen todo. Pero si Lazo tuvo que establecer el 1-1 es porque antes hab¨ªa errado, c¨®mo no, el conjunto perico. Hace jornadas que el aficionado del Espanyol ya no se pregunta si su equipo fallar¨¢, sino en qu¨¦ momento de partido cometer¨¢ ese error grosero que le saldr¨¢ car¨ªsimo. El truco sin trato. En el equipo de Diego Mart¨ªnez, cada d¨ªa es Halloween porque el terror es ineludible. Un s¨¢dico homenaje en la fecha del 122? aniversario. De noche de susto fueron las caras de los jugadores pericos tras el 1-0, busc¨¢ndose los unos a los otros con las miradas, tratando de comprender c¨®mo les hab¨ªa vuelto a suceder.
La desconexi¨®n del ¡®modo superviviente¡¯. Porque s¨ª, ocurri¨®. Hab¨ªa activado durante toda la primera parte el Espanyol ese ¡°modo supervivencia¡± que vaticinaba Diego Mart¨ªnez en la previa, con tensi¨®n en las acciones defensivas, en los centros laterales del Mallorca y en el marcaje sobre Muriqi. Pero ese modo se desactiv¨® en el descanso, de modo que en la reanudaci¨®n no pudieron entrar m¨¢s desconcentrados. Y los bermellones, con un viejo conocido como Javier Aguirre con un olfato privilegiado para oler sangre, lo aprovecharon. Rompi¨® Sergi G¨®mez el fuera de juego, perdi¨® Brian Oliv¨¢n la referencia de Gio Gonz¨¢lez, apenas tap¨® los espacios Lecomte con los brazos el globo del uruguayo y, aunque la situaci¨®n ya era comprometid¨ªsima con el esf¨¦rico en la l¨ªnea de gol, nadie fue capaz de seguir a Muriqi para anticiparse. Otra obra para el museo de los horrores. Y de los errores.
El cielo abierto. En algo ha cambiado la suerte del Espanyol, ni que sea porque los errores en contra se compensan con otros a favor, ya que en lo dem¨¢s se repiti¨® la historia de siempre. Con el mismo equipo inicial que en el empate en casa ante el Elche, colista, con un plan de partido calcado al de El Sadar, donde la mejor noticia era que no pasara nada hasta que pas¨®, con un rival que anula a Darder para dejar sin ideas a los pericos y con la sempiterna obligaci¨®n de remar a contracorriente. Ese arre¨®n sirvi¨® esta vez para empatar, para emular un doble pivote. Y para que se le abriera el cielo al Espanyol con ese penalti catedralicio de Brian Oliv¨¢n, en su regreso a Mallorca, que ni el ¨¢rbitro ni el VAR supieron ver. Resulta parad¨®jico que se salve el Espanyol de la derrota, el d¨ªa de su 122? aniversario, por un penalti no se?alado sobre ?ngel Rodr¨ªguez, que as¨ª se llamaba su fundador. Un regalo de cumplea?os.