Rayo Vallecano-Real Madrid
El Madrid pega y se deja pegar
Remonta el 2-0 inicial de un gran Rayo, pero acaba cediendo un punto que le impide dormir l¨ªder. Fant¨¢stico Rodrygo, defensa de papel. Penalti no pitado a Vinicius.
Es casi imposible averiguar cu¨¢ndo el Madrid est¨¢ muerto y cu¨¢ndo de parranda. Fue f¨¢cil de confundir en Vallecas, donde salt¨® de un estado de ¨¢nimo a otro, de un estado de actitud a otro, para llegar a un empate que este domingo puede alejarle del Bar?a y dejarle por detr¨¢s del Atl¨¦tico. El Rayo tuvo el doble m¨¦rito de arrancar a lo grande y no ablandarse ante la remontada del Madrid. Se gan¨® el punto. Y el equipo de Ancelotti se equivoc¨® dos veces: sali¨® a por uvas y no supo rematar la faena despu¨¦s de meter el volantazo en un partido jugado a la tremenda, un regalo para el p¨²blico. El equipo de Ancelotti mantiene el gol, pero ha perdido el control y la autoridad.
No hizo falta esperar para saber que era un rodaje de acci¨®n. Arda G¨¹ler ya intent¨® marcar de saque de centro, una ocurrencia, y antes de los cuatro minutos el Rayo estaba por delante. Fue en una jugada cl¨¢sica mal defendida. De Frutos, canterano blanco, mare¨® a Fran Garc¨ªa desde su posici¨®n de extremo a pierna natural y su centro al segundo palo lo remat¨® cruzado a la red Unai L¨®pez. Un gol de cabeza de un mediocentro de 1,69 de estatura, datos todos que reflejaban una dejaci¨®n de funciones en el Madrid, en especial de sus centrocampistas, que se olvidaron del ¨¢ngulo muerto.
Y eso que el partido invitaba a atender todas las se?ales de peligro: noche fr¨ªa, rival agrandado por el lleno en la grada, campo peque?o, las bajas de rigor y final a la vista. Es frecuente, en casos as¨ª, que un duelo intercontinental haga olvidar otro intervecinal.
La dejaci¨®n y la reacci¨®n
Lo cierto es que el Rayo sali¨® disparado, para aprovechar el factor sorpresa. Es un equipo irregular. Sus bandas son de m¨²sica, incluso sin ?lvaro Garc¨ªa, al que I?igo P¨¦rez dej¨® en el banquillo, y sus rematadores, de pega. Nteka, titular esta vez, y Camello son dos arietes de desgaste, pero el suyo es el ¨²nico puesto donde trabajar mucho y marcar poco est¨¢ mal visto. En pleno estallido de La Franja, De Frutos tuvo el segundo. Meti¨® el pie tan abajo que la pelota pudo acabar en el callej¨®n Teniente Mu?oz D¨ªaz.
El Madrid pareci¨® un pelele. Ancelotti hab¨ªa repetido con Tchouameni como central, soluci¨®n para dos problemas: le da uso a un fichaje muy caro y le saca del centro del campo, donde ha parecido uno de tantos. Eso ha convertido en brev¨ªsima la regencia de Asencio. La cantera del Madrid, m¨¢s que aporrear la puerta necesita saltar alambradas para pisar el primer equipo.
Tambi¨¦n se hab¨ªa guardado el italiano para Qatar a Vinicius, decisi¨®n que, sumada a la baja de Mbapp¨¦, supon¨ªa perder de un golpe 25 de los 48 goles del equipo en el curso, aunque no se dejar¨ªa los dos puntos por ah¨ª. El ataque qued¨® reducido a dos mediapuntas, Bellingham y G¨¹ler, y a dos delanteros m¨¢s de inspiraci¨®n que de repetici¨®n. Especialmente Rodrygo, que es ducha escocesa: fuego y hielo. M¨¢s de lo segundo esta temporada, m¨¢s de lo primer en Vallecas. Suya fue la primera ocasi¨®n de este Madrid gris como su camiseta. Batalla le sac¨® su remate sin ¨¢ngulo. Y suya fue la jugada en que m¨¢s cerca estuvo de empatar el Madrid. Su centro raso cruz¨® el ¨¢rea hasta llegar a Lucas V¨¢zquez, que lo devolvi¨® al punto de penalti y all¨ª G¨¹ler, en posici¨®n forzada, le quit¨® el gol a Bellingham.
Y de un lamento a otro. El Rayo hizo el segundo gol en un c¨®rner, asunto que llena de culpables a quien lo encaja. Cabece¨® Mumin en el segundo palo para elevar al cuadrado la negligencia a¨¦rea del Madrid. Y de repente, de la nada, una botella de ox¨ªgeno, un zapatazo desde 20 metros de Valverde para el 2-1. Es dif¨ªcil pararlo porque es dif¨ªcil verlo. No es halc¨®n, es ca?¨®n. Y antes del descanso, la segunda aparici¨®n, de Bellingham, empleado del mes, para meter un cabezazo cruzado a un centro de Rodrygo y alcanzar un empate expr¨¦s. De muchas de estas sale as¨ª el Madrid: pu?o de hierro cuando falla el guante de seda.
El pie de Isi
Los goles blancos no fueron consecuencia sino causa. Despu¨¦s de marcarlos mejor¨® el equipo, raz¨®n suficiente para que ??igo P¨¦rez metiera a un titular¨ªsimo: ?lvaro Garc¨ªa. Pero para entonces el Madrid ya hab¨ªa recuperado la conexi¨®n, y de mandar en el juego, a base de toque, pas¨® a mandar en el marcador, con un gol de Rodrygo, el jugador del partido. Meti¨® un buen zurdazo que un toque en Ratiu convirti¨® en grandioso. La pelota entr¨® por la escuadra.
El t¨¦cnico del Rayo sigui¨® metiendo titulares (?scar Valent¨ªn, Camello) para cambiarle el sentido a un partido que se hab¨ªa nublado, pero volvi¨® a aclararse. Fue producto de una pelota ambigua. Lejeune, central de pierna de acero, chut¨® al centro de la porter¨ªa, pero Isi meti¨® su puntera para convertirlo en asistencia, desconcertar a Courtois y devolver el empate al partido. Acababa de llegar al choque Vinicius, maniobra que tuvo respuesta rayista: doble lateral, Balliu m¨¢s Ratiu. El brasile?o aterriz¨® como jugador de carga r¨¢pida: se gan¨® una amarilla y le hizo Mumin un penalti que Mart¨ªnez Munuera no vio, hecho disculpable, y el VAR no quiso ver, hecho imperdonable.
El partido, que era del Madrid, ya no volvi¨® a serlo. Es cierto que Batalla le quit¨® la victoria a Vinicius, pero antes Pedro D¨ªaz y despu¨¦s Lejeune tambi¨¦n tuvieron el cuarto. Eso fue el partido, un sube y baja fant¨¢stico que acab¨® donde empez¨®, pero que mereci¨® el llenazo en Vallecas.
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