El Guaj¨ªn de Mestalla

La salvaci¨®n del Valencia, estaba claro, pasaba por Mestalla y desde all¨ª se est¨¢ alejando del precipicio. Contra el Mallorca, los de Corber¨¢n sumaron su quinta victoria en siete partidos en casa desde la llegada del t¨¦cnico de Cheste. ?sta vez, o mejor dicho, otra vez, con gol de Diego L¨®pez. El Guaj¨ªn ha visto puerta en las ¨²ltimas cuatro jornadas y gracias a ¨¦l el Valencia est¨¢ m¨¢s lejos que nunca en esta Liga del descenso: a cuatro puntos. Los de Arrasate, que echaron de menos el olfato de Muriqi y Larin, se ven superados por el Rayo en su sue?o europeo.

Lo del Valencia, en la primera mitad, fue un quiero y no puedo. Guerra, Diego L¨®pez, Rioja, Almeida... todos chocaron una y otra vez con la l¨ªnea de cinco que plant¨® Arrasate en Mestalla. Los de Corber¨¢n carec¨ªan de velocidad y precisi¨®n en el ¨²ltimo tercio. Sadiq, por su estilo de verso libre, era el ¨²nico que transmit¨ªa que pod¨ªa pasar algo, aunque m¨¢s por sensaci¨®n que por ejecuci¨®n.

As¨ª, hasta el descanso, los blanquinegros solo lograron en dos ocasiones pisar el patio de Greif: una con un remate de Guerra que repeli¨® en Raillo y choc¨® con el palo; otra con un cabezazo de Sadiq que detuvo el eslovaco sobre la l¨ªnea. Al Mallorca, aunque bien plantado con Darder al mando, le faltaba profundidad. Abd¨®n, reemplazo de los lesionados Muriqi y Larin, estuvo atado en corto por T¨¢rrega, mientras que Takuma solo encontr¨® una vez espacios, si bien, su disparo en el tiempo de a?adido y flojo, lo bloc¨® Mamardashvili.

Fuera por lo que dijeran Corber¨¢n y Arrasate en el vestuario o qui¨¦n sabe si por influencia del cambio horario, el partido, justo una hora despu¨¦s de que empezara, cogi¨® otro ritmo, otra marcha. Contribuy¨® a ello un serio aviso de Darder, que lanz¨® un misil que ataj¨® con firmeza Mamardashvili. Pero, sobre todo, influy¨® en el cambi¨® de gui¨®n la inspiraci¨®n de Diego L¨®pez. El Guaj¨ªn, con sutileza y toda la mala intenci¨®n del p¨ªcaro, coloc¨® el bal¨®n lejos del alcance de Greif.

El Valencia, a partir de ah¨ª, se puso el mono de resistencia. Corber¨¢n tir¨® de Pepelu y Diakhaby para contener, para despejar todo bal¨®n que pasara cerca de ellos. Arrasate, de lo que ten¨ªa en el banquillo para tratar de meter miedo. Pero, m¨¢s all¨¢ de una ocasi¨®n de Takuma y de los nervios propios por el contexto clasificatorio durante los 10 minutos de prolongaci¨®n que hubo por una asistencia m¨¦dica a un espectador, el Mallorca naugraf¨® en su intento de puntuar para seguir navegando hacia Europa.

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