El Espanyol, mantequilla y cuchillo

Defienden desde el Espanyol que los puntos d¨¦biles que le precipitan al filo del abismo, a un punto de la zona de descenso, est¨¢n identificados, y que se pueden resolver con trabajo. Y que la convicci¨®n en la permanencia es absoluta. Buena parte de ese trabajo pasa por evitar situaciones como la que se dio la ¨²ltima jornada, en el RCDE Stadium. El Celta, con un planteamiento b¨¢sico pero certero, arroll¨® a un conjunto perico que estad¨ªsticamente se crey¨® superior, pero que protagoniz¨® la derrota m¨¢s preocupante de la temporada. Porque apenas pudo competirla. Porque rompi¨® la base sobre la que se deber¨¢ construir la salvaci¨®n.

Como suele suceder con los equipos en situaciones de peligro, la premisa de los blanquiazules pasa por tratar de mantener la porter¨ªa a cero, especialmente en casa, donde debe fraguarse la salvaci¨®n. Nada m¨¢s lejos de la realidad el pasado s¨¢bado: Gabri Veiga, Iago Aspas de penalti y Carles P¨¦rez asestaron un 0-3 que maquill¨® sin trascendencia Jos¨¦ Gragera en el tramo final. Fue el partido de toda la Liga en el que los de Diego Mart¨ªnez han recibido menos remates, ocho, igualados al C¨¢diz-Espanyol (2-2), el Espanyol-Rayo Vallecano (2-3) y, curiosamente, el Celta-Espanyol (2-2) de la primera vuelta.

De los ocho, adem¨¢s, ¨²nicamente cuatro acabaron entre los tres palos de la porter¨ªa de Fernando Pacheco, y tres se convirtieron en gol. Un dato alarmante que habla muy mal de las facilidades que concedi¨® la escuadra perica a su adversario, capaz de golear con muy pocas llegadas. Lo contrario de un Espanyol que, parad¨®jicamente, cont¨® con m¨¢s disparos que los celestes, 11, aunque s¨®lo tres a puerta.

Con la cifra de 42 tantos en contra, el tercero por la cola en Primera Divisi¨®n, a los blanquiazules les han metido uno de cada tres tiros a puerta (118) y un 11,63 por ciento de los remates totales, que ascienden a 361. No es el equipo que m¨¢s concede, pero s¨ª se comporta cual mantequilla cada vez que sus adversarios penetran en su entramado defensivo. Y eso es justo lo que debe corregir, habida cuenta de que su potencial ofensivo es afilado como un cuchillo (v¨¦ase los 20 goles entre Joselu Mato y Martin Braithwaite) para huir del descenso a Segunda.