El Espanyol entra en barrena

La tormenta perfecta

Se podr¨ªa resumir el 2-1 del Espanyol en Montilivi con que el Girona fue superior. Y se ajustar¨ªa a la verdad. Pero para dar una dimensi¨®n del desquicio en que vive inmerso el conjunto perico, con Diego Mart¨ªnez antes indiscutible y ahora en el alambre, primero hay que abrir el zoom, a las cuatro derrotas consecutivas que pueden meter al equipo merecidamente en descenso esta misma jornada, y despu¨¦s cerrarlo a detalles concretos del partido. A la incapacidad para rematar a puerta m¨¢s que en el gol de Braithwaite. Al determinante ¡®penaltito¡¯ de Vinicius Souza. A la expulsi¨®n de Sergi G¨®mez, tan de manual como propiciada por un error del ¨¢rbitro, Miguel ?ngel Ortiz Arias, al obstruir previamente un control sencillo de Puado. Y al rol de Denis Su¨¢rez, quien entr¨® para buscar el empate, particip¨® en el 1-1 pero que media hora despu¨¦s era sustituido, para acabar el encuentro con C¨¦sar Montes en punta en el intento de rematar esos centros que debieron producirse much¨ªsimo antes.

La vuelta a lo b¨¢sico

Regresa la humanidad al vinilo, al horno de le?a, a los alimentos ecol¨®gicos, de proximidad, al billete de avi¨®n sin derecho a elegir asiento. Y al juego simplificado del Espanyol en busca de su obra menos edificante, la permanencia, en una temporada que deb¨ªa ser la del salto, cuando menos la de la confirmaci¨®n. De aquel prop¨®sito, que hoy en la distancia parece hasta na¨ªf, volaron hasta las cenizas. El de salvarse, sin artificios ni adornos, depender¨¢ visto lo visto en Girona tanto de la concentraci¨®n colectiva defensiva como de la inspiraci¨®n individual. Sobre todo, de esto ¨²ltimo. Tantas vueltas para llegar a ese otro b¨¢sico, el del patio del colegio, en que el primero en elegir equipo daba saltos de alegr¨ªa porque podr¨ªa escoger a los mejores y, as¨ª, tener pr¨¢cticamente garantizada la victoria.

El doble pivote tampoco funcion¨®

Sin Brian Oliv¨¢n, en¨¦sima fatalidad con las lesiones, apost¨® Diego Mart¨ªnez por ese cemento para cohesionar al equipo que se ven¨ªa palpando durante el par¨®n. Por un ?scar Gil en la zurda que sufri¨® de lo lindo a Tsygankov. Y por Gragera en la medular junto a Vinicius. Echado atr¨¢s, el Espanyol fue improductivo en ataque. A la que se estir¨®, el Girona le da?¨® incluso por dentro, donde m¨¢s se hab¨ªan abrigado los pericos. Y, por supuesto, desastroso a bal¨®n parado, su tremendo tal¨®n de Aquiles. Aludi¨® Diego Mart¨ªnez tanto en la previa como en el post-partido al s¨ªmil de las turbulencias, a que en esas sacudidas del avi¨®n es el momento menos indicado para abrir la compuerta y saltar. Pero el Espanyol ha entrado en barrena. El volantazo que requiere es memorable.

Un golpe contra el espejo

Rehuyeron los de Diego Mart¨ªnez salir jugando desde atr¨¢s, minimizando riesgos desde el mism¨ªsimo Pacheco, con escasa asociaci¨®n. Con balones largos para peinadas, conducciones de Darder, a la espera de un error rival, la b¨²squeda de Joselu (debi¨® intentarlo m¨¢s mediante los centros de Rub¨¦n) y del enorme talento individual. Tan simplificado que uno tiene la impresi¨®n de estar viendo un equipo escasamente trabajado, 27 jornadas despu¨¦s. Y m¨¢s cuando, odiosas comparaciones, se tiene de espejo a un Girona que conoce de memoria su f¨®rmula del ¨¦xito.

Atrapados en los 27 puntos

Como Bill Murray en aquella recurrente comedia, se estanca el Espanyol desde febrero, va la cosa para mes y medio, en unos 27 puntos que entonces le daban la vida y que ahora se la arrebatan. Y, sobre todo, con una perspectiva que escapa incluso de la clasificaci¨®n, que nace de las sensaciones que da un equipo en su momento an¨ªmico m¨¢s bajo, que tras varios sinsabores ha suspendido tambi¨¦n en Girona el examen al que se presentaba para sacar nota y reenganchar a quienes confiaron en su aptitud y actitud. Quedan a¨²n muchas jornadas, era el mensaje del vestuario durante el par¨®n. Como lo era la plena confianza en Diego Mart¨ªnez. Pues ya van quedando menos. 11 y bajando. Que no sea a Segunda... otra vez. Mayday.