El Celta castiga a una Real que vuelve a jugar con fuego

Termin¨® muy enfadado Imanol Alguacil el partido de Cornell¨¢ el pasado lunes, porque su Real Sociedad no fue capaz de matar el partido cuando lo tuvo en su mano. Y entonces llevaba el partido 0-3, acab¨® 2-3 y pidiendo la hora. Fue un aviso a navegantes del que parece que no extrajo ninguna lecci¨®n. Porque repiti¨® la jugada contra el Celta de Vigo, pero esta vez con un castigo merecido, porque no fue capaz de aprovechar que los vigueses jugaron con uno menos por la expulsi¨®n de Renato Tapia en el 68¡ä. Para entonces, ganaba 1-0 la Real con el tempranero gol de Oyarzabal despu¨¦s de una aseada primera parte. Pero dej¨® vivo a un Celta que estaba haciendo m¨¦ritos como para empatar el partido. Volvi¨® a jugar con fuego, y el valiente equipo vigu¨¦s se lo hizo pagar muy caro en el descuento con un gol de Le Normand despu¨¦s de un remate de Iago Aspas, que hasta entonces estaba pasando desapercibido, pero que volvi¨® a aparecer cuando m¨¢s le necesitaba su equipo. La Real no hizo su mejor partido y no fue capaz de matar el partido cuando tuvo ocasiones para hacerlo; el Celta se mantuvo de pie hasta el final, arriesg¨® mucho y acab¨® sumando un premio m¨¢s que merecido. Los vigueses se escapan un punto del descenso. Los donostiarras se acercan tambi¨¦n un punto al sue?o de la Champions, aunque el resultado dej¨® un poso amargo en el Reale Arena.

Empez¨® el Celta de Vigo con mucho br¨ªo y mucha fuerza, con una ocasi¨®n clara de gol de Carles P¨¦rez, tras una buena pared con Iago Aspas que oblig¨® a intervenir con acierto a ?lex Remiro. No hab¨ªa dado casi ni tiempo para sentarse en su localidad a los aficionados del Reale Arena. Estaba con ciertas dudas el equipo donostiarra porque el Celta le hab¨ªa quitado en el inicio la pelota, pero entonces llegaron Kubo y Oyarzabal, y una de esos contragolpes que hay que poner en las escuelas de f¨²tbol. Robo de bal¨®n fant¨¢stico en la medular con una presi¨®n muy acertada de Illarramendi y Brais M¨¦ndez, pase en l¨ªnea de tres cuartos para Kubo y pase entre l¨ªneas para la llegada de Oyarzabal con ventaja para fusilar con la pierna izquierda a Iv¨¢n Villar, que no tap¨® bien su palo corto. Golazo de la Real con una ejecuci¨®n perfecta que serv¨ªa para cambiar el signo del partido.

Le entraron entonces las dudas a los vigueses y crecieron los donostiarras para empezar a adue?arse tambi¨¦n del juego, al tiempo que ya dominaban tambi¨¦n en el marcador. Desnaturaliz¨® la Real al Celta, que perdi¨® sus se?as de identidad, le costaba tener fluidez con el bal¨®n y era la Real la que estaba cada vez m¨¢s c¨®moda sobre el terreno de juego. Pudo empatar, eso s¨ª, Larsen con un remate de cabeza ante el que respondi¨® bien Remiro. Pero ya est¨¢, nada m¨¢s. La Real durmi¨® el partido y hasta el descanso se jug¨® a lo que quiso el equipo de Imanol Alguacil, aunque el equipo vigu¨¦s lleg¨® vivo al descanso, con una segunda parte entera para reaccionar.

Y lo aprovech¨®. Reaccion¨® el Celta, que sali¨® de nuevo mejor al terreno de juego tras el descanso, pero esta vez le dur¨® hasta el final. Mejor puesto sobre el c¨¦sped, fue capaz de anular a la Real, a la que ya le cost¨® tener m¨¢s la pelota y dominar el juego. Los vigueses merodearon m¨¢s la porter¨ªa de Remiro, porque dieron un paso adelante y arriesgaron m¨¢s. Eso provoc¨® que los realistas encontraran espacios a la espalda de la defensa del Celta, y tambi¨¦n llegaron con peligro, con remates claros de Oyarzabal, Kubo y Zubimendi Que pod¨ªan haber cambiado la din¨¢mica del segundo tiempo. Pero el partido estaba m¨¢s del lado del Celta, que incluso tuvo que sobreponerse a la inexplicable expulsi¨®n de Renato Tapia, que apenas estuvo siete minutos sobre el terreno de juego. No lo aprovech¨® la Real, que jug¨® con uno m¨¢s desde el 68¡ä de partido. No dio la puntilla al Celta, le dej¨® con vida y jug¨® con fuego. Hab¨ªa avisado Imanol en Cornell¨¢, quej¨¢ndose de que no se maten los partidos. Y Celta se lo hizo pagar muy caro. Iago Aspas, muy apagado hasta entonces, se encendi¨® y pudo marcar desde el centro del campo ante la pasividad de los jugadores de la Real. Fue un primer aviso. El segundo no perdon¨®, con la ayuda de Le Normand, aunque el franc¨¦s no quer¨ªa claro. En el descuento, encontr¨® el premio merecido el Celta con un remate de Aspas que Le Normand se meti¨® en su propia porter¨ªa en su intento de despeje. Premio doble. Para el Celta por su insistencia, para la Real por jugar con fuego, una vez m¨¢s, y esta vez con castigo. El f¨²tbol, a veces, es justo. En el Reale Arena, aunque de aquella manera, lo fue. Reparto Justo de puntos.