El caso Baraja define el caos del ¡®proyecto¡¯ Lim en el Valencia
La gesti¨®n del club en las ¨²ltimas 72 horas respecto a su banquillo ha debilitado la figura de Baraja, aunque ¨¦l cree en que revertir¨¢ la situaci¨®n.
Las ¨²ltimas 72 horas han dibujado, otra vez, lo que es el Valencia de Peter Lim, la endeblez de su estructura, su maltrecha econom¨ªa y la indolencia del propietario. Los n¨²meros de Rub¨¦n Baraja son de despido: 10 puntos de 45 y colista en solitario (con dos partidos menos). Ni tan siquiera el Pipo discute esa m¨¢xima del f¨²tbol, aunque ¨¦l est¨¢ convencido de su capacidad para evitar el descenso. Pero en el Valencia ya solo Baraja cree en Baraja. A¨²n as¨ª el club lo mantiene en el cargo, aunque desde el viernes haya debilitado su figura m¨¢s de lo que estaba por los resultados. Baraja solo tiene un salvoconducto: el contrato que firm¨® hasta 2026.
La derrota en Valladolid (con hasta 64 centros al ¨¢rea, r¨¦cord en la Liga en la ¨²ltima d¨¦cada, para solo un remate entre palos) propici¨® un mensaje: ¡°La situaci¨®n es muy complicada, se ha de analizar¡±. Ya no era de ¡°estabilidad¡± ni ¡°confianza¡± en Baraja como se transmit¨ªa hasta ese d¨ªa, aunque desde semanas antes se escuchara ofrecimientos y se sondeara a t¨¦cnicos por si acaso. El s¨¢bado parec¨ªa el d¨ªa del veredicto. Baraja entrenaba en Paterna y all¨ª se personaron Layhoon y Miguel ?ngel Corona, que entr¨® por la puerta atr¨¢s.
Los nombres de Quique, Francisco, ?lvaro, Sergio o Curro Torres ya aparec¨ªan como posibles sustitutos, principalmente el de Quique. La ¨²nica versi¨®n que desde el club se emiti¨® el s¨¢bado es que ¡°de momento, Baraja sigue¡±, aunque sin tan siquiera asegurar su presencia en Cornell¨¤. Pero el domingo ? Punt desvel¨® que Baraja iba a continuar sin fecha de ultim¨¢tum. Pero el mal a la figura del entrenador estaba hecho.
La ¨²nica fuerza que tiene ahora Baraja, m¨¢s all¨¢ de su fe, es su finiquito. Cuando renov¨® (contra la voluntad de su entorno) lo hizo porque el Valencia es el club de su vida y quer¨ªa crecer con sus jugadores. Eso s¨ª, a sabiendas de que la inversi¨®n iba a ser escueta (solo el Rayo se gast¨® menos), Baraja apret¨® en lo que s¨ª estaba en su mano: su contrato. As¨ª, adem¨¢s de percibir lo que consideraba que merec¨ªa, se aseguraba que si ven¨ªan mal dadas, despedirle no ser¨ªa f¨¢cil.
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